• 09/03/2016 01:00

La película del año

La ceremonia 88 de entrega de los premios Óscar de este año fue escenario de una encarnizada confrontación de guiones cinematográficos

La ceremonia 88 de entrega de los premios Óscar de este año fue escenario de una encarnizada confrontación de guiones cinematográficos. Algunos, basados en la magia de la creación, heredera de la inventiva de George Méliès y otros, en argumentos llenos de historias sobre momentos críticos y circunstancias personales y comunitarias. Las premiaciones demostraron este enfrentamiento en dicho arte-industria actual.

Ocho fueron las cintas que estaban en competencia para alcanzar el reconocimiento de la película del año. La gran apuesta, de Adam McKay; Mad Max, furia en la carretera, de George Miller; El renacido, de Alejandro González Iñárritu; En primera plana, de Tom McCarthy; La habitación, de Leny Abrahamson; Puente de espías, de Steven Spielberg; Misión rescate, de Ridley Scott y Brooklyn de John Crowley.

Grandes y míticos realizadores sometieron sus proyectos, Miller, Scott, Spielberg, frente a otros con menor cantidad de obras, pero de calidad aclamada, McCarthy, el mexicano González Iñárritu y los irlandeses Abrahamson y Crowley. La diferencia de estilos de dirección, trayectoria y recursos estéticos de ellos, demuestra que la selección de un título iba a ser complicado en este año.

Las inclinaciones de los académicos iban hacia El renacido y Mad Max que, sin olvidar a las demás, ponían de manifiesto la complejidad de estas producciones y sobre todo, el desarrollo de argumentos en un contexto escenográfico de grandes retos, en un gélido ambiente de tramperos en el oeste o en el desierto de una incierta época futura. Sin embargo, una distinción al guión fue la predicción del logro de En primera plana que alcanzó el triunfo.

Este filme narra cómo el equipo de redacción de un diario investiga una historia casi olvidada de abuso sexual a jóvenes adolescentes en las últimas décadas del siglo XX en Boston. Sin mayores pretensiones en su fotografía poco deslumbrante (si se compara con las otras en competencia), el montaje ha armado con una precisión de relojería cada una de las etapas del proceso de investigación periodística con todas sus dificultades, marchas y retrocesos.

Ha sido tan cuidadoso el tratamiento dado al tema, que se ha logrado armar un elenco para reproducir un balanceado trabajo entre los periodistas, quienes buscan armar el rompecabezas (Buffalo, Mc Adams), el editor (Keaton) y el director (Schreiber). No hay principalías; es el grupo que avanza o se empantana en el complicado mundo de los sacerdotes, autoridades eclesiásticas y tribunales, frente a las fuentes que brindan los testimonios y respuestas.

Los casos de pederastia en una de las ciudades estadounidenses más introvertidas, desde el punto de vista religioso, trae arduos escollos a los miembros del equipo de investigación del diario Boston Globe, que debe desentrañar estas conductas secretas de diferentes representantes del clero. Poco a poco, se alcanza a reproducir los diferentes momentos que demuestran el daño causado a varias generaciones de ciudadanos.

La incredulidad del director editorial, su deseo de perfección, el conocimiento exacto del momento en que debe darse cada paso para no afectar el proceso; así como la inseguridad y certezas de cada uno de los investigadores, se pone de manifiesto y ayudan a matizar el recuento, que en ningún instante pierde su ritmo.

Aunque otros filmes han expuesto el trabajo periodístico; en éste se logra reproducir el clima conflictivo ocasionado por esta labor en un caso muy especial.

En primera plana alcanza un enfoque menos ruidoso que algunas de sus competidoras. Su fuerza no está en el mundo inverosímil construido artificialmente alrededor de la trama, sino en poner de relieve el ambiente en apariencia tranquilo de una urbe cuyas bases se hacen vulnerables por la conducta de quienes tienen como responsabilidad ocuparse de la moral.

De allí su valor como la mejor cinta del año.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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