• 04/06/2016 02:00

Autonomía universitaria o estructura de poder

Hace años escribí este artículo, el cual forma parte de la obra de nuestra autoría: La Universidad de Panamá en 1980-1985

Hace años escribí este artículo, el cual forma parte de la obra de nuestra autoría: La Universidad de Panamá en 1980-1985 (Y otros Escritos Pedagógicos) , Edición Especial en el Año del Cincuentenario de la Universidad de Panamá (1985).

Con motivo de los escándalos provocados por actos de corrupción en la dirección de la Universidad de Panamá, así como acontecimientos escenificados en los predios de la Institución y alrededores por un minúsculo grupo de estudiantes enfrentando a los agentes de la Policía Nacional, se ha provocado nuevamente el debate sobre la autonomía universitaria.

Con la única intención de contribuir al esclarecimiento del concepto y la práctica de lo que en realidad es la autonomía universitaria, reproducimos el texto del citado artículo, corregido y ampliado.

‘Desde que la Universidad tiene por fin el saber, ella ha de ser libre para investigar y hacer públicas las conclusiones de sus estudios. Tal es la justificación de la autonomía universitaria, que coincide con el ejercicio de la actividad científica libre de trabas. El principio de autonomía universitaria se proclama ahora con celo, previendo a las universidades en contra de las presiones estatales y de grupos políticos o empresariales. Dicho principio se hace valer respecto de las jerarquías eclesiásticas en las universidades católicas. Nada más razonable que sostener que la actividad universitaria no ha de aceptar ‘presiones' en el cumplimiento de los fines que le son propios.

Sin embargo, no todo vínculo ajeno a las universidades constituye necesariamente una presión sobre su libertad académica. Si las grandes universidades extranjeras hubieran confundido la autonomía con la autosuficiencia, difícilmente habrían llegado a contar con los medios de investigación y con el personal idóneo, así como con la capacidad de extender la enseñanza y de diversificarla a medida de los requerimientos de la comunidad.

En los países en desarrollo —como el nuestro— la principal traba de las universidades no son precisamente las ‘presiones', sino la falta de recursos. Los problemas de la emigración de científicos y especialistas, los obstáculos para contratar profesores a horarios completo, la carencia de instrumental, de formación abundante y sistemática de los adelantos de cada disciplina y de personal con tiempo libre para organizar investigaciones a largo alcance tienen su origen en la escasez de medios económicos, que llevan inevitablemente a una relativa privación de recursos humanos.

Una autonomía que consista en ver alejarse de la Universidad y del país a muchos talentos, porque no encuentran facilidades materiales para adelantar en sus estudios o porque no reciben remuneración adecuada, sería una independencia en el desierto y en la infecundidad. Sería deseable que así lo comprendieran las universidades panameñas que, en ausencia de la colaboración espontánea de una comunidad pobre como la nuestra, viven cual más cual menos del presupuesto de la Nación y acogen toda ayuda desinteresada que se les ofrezca en el exterior.

Desgraciadamente el virus de la demagogia —que tanto ha contribuido a empequeñecer el ambiente público y a debilitar las energías del país— parece estar adueñándose de ciertos círculos universitarios. Solo así se explica que mientras levantan grandes clamores por la insuficiencia numérica de las plazas universitarias, haya quienes obstaculicen o rechacen las ayudas financieras so pretexto de autonomía. La misma demagogia hace que en los momentos en que se lucha en todo el mundo por elevar la calidad de la enseñanza, entre nosotros se ponga el acento en la ‘estructura de poder ' en las universidades, sobre todo en la Universidad de Panamá, tema que se agita por consideraciones ajenas a la verdadera libertad académica.

La autonomía universitaria es incompatible con las presiones interesadas que puedan amenazarlas desde fuera o desde dentro. En suma, la autonomía tiene su fundamento en la vocación de saber, que es propia de la Universidad'.

Las auditorías hechas a la Universidad de Panamá por la Contraloría General de la República, en atención a solicitud de la comunidad nacional, por actos de supuesta corrupción administrativa, aclaran mucho la sospecha que se tiene de que, parece, se quiere convertir la Universidad en ‘área estratégica' para muchos fines ajenos a los propios de una institución de educación superior.

MAESTRO DE CIUDADANOS.

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