• 11/07/2016 02:02

La ley de la bicicleta

 Nadie puede explicar esquemáticamente cómo un dulce niño

Mucho se ha comentado sobre la causa de los tropiezos de Dilma en Brasil, de Cristina en Argentina y el proceso chavista en Venezuela; a continuación quiero sintetizar aquellas experiencias disímiles en una sola y cuasi arbitraria homogenización. Vayamos por partes:

La corrupción : Se ha señalado la corrupción como marca de fábrica o estigma de los nuevos procesos progresistas de Latinoamérica; esto es incorrecto: la corrupción está presente en todos los sistemas sociales del mundo, y su explicación no es política sino humana y cultural. Así como en un campo de golf, cuyo césped se extiende como una alfombra verde infinita, si se deja de podar inmediatamente empiezan a asomar las espigas de la hierba no deseada, los matojos impresentables, etc., así mismo es la sociedad. Nadie puede explicar esquemáticamente cómo un dulce niño, acunado en los brazos de su madre, se transforma en un peleón que trata de desalojar de la teta a sus hermanos, salvo el atávico egoísmo animal que todos llevamos con nosotros y que solo las normas sociales adoptadas y asumidas colectivamente logran controlar. En China son conscientes de ello y cada tanto tiempo la segadora de la justicia corta la mala hierba que aflora entre el homogéneo y mullido césped de los emprendimientos empresariales. Así que por ahí no es la explicación milagrosa.

La ley de la bicicleta : Todos hemos tenido la experiencia, gozosa o traumática a la vez, de montar una bicicleta y hemos aprendido que en ella no es posible detenernos; podrás hacer rejuegos con la rueda en uno y otro sentido, pero inexorablemente deberás avanzar, porque si no lo haces te caes hacia un lado y el porrazo ha de venir. Así pues, los modelos democrático-sociales latinoamericanos deben asumir que su deber es avanzar, ir adelante o caer. Es cierto que cuando convocaste a tirios y troyanos a hacer el paseo en bicicleta, unos quisieron dejar el camino bajándose cómodamente en la distancia hasta la cual llegaron, pero el camino es adelante y el que no quiera seguir se ha de bajar porque ya cumplió su ciclo unitario y ahora no lo es. La unidad se construye repetidamente con quienes quieren seguir avanzando por el camino, esa es la enseñanza de la ley de la bicicleta.

No es que los pueblos brasileño y argentino quieran parar a los golpistas y salteadores electorales para volver a la institucionalidad que ya demostró su insuficiencia para proteger a quienes la defendían. El hecho es que todos y en todas partes quieren que la bicicleta avance hacia los necesarios senderos que surgen adelante. Eso es todo. En Brasil crearon en otro sentido el término del ‘pedaleo fiscal '; no es de eso que hablamos; la bicicleta de las transformaciones revolucionarías faltantes es lo que realmente se necesita y lo que exigirá la sociedad: en Brasil y Argentina. No hablemos más.

MÉDICO

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