• 02/12/2016 01:02

Feliz vivencia de la Feria del Libro de Guadalajara

En lo personal se me invitó además a participar también en dos Mesas Redondas sobre temas literarios de interés

Invitados por el Instituto Nacional de Cultura para representar a la literatura panameña, en diversas fechas cuatro escritores nacionales acudimos por cuatro días a la versión número 30 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2016: Rosa María Britton, Carlos Wynter Melo, Consuelo Tomás y yo. La Universidad de Panamá envió, por su parte, a Rafael Ruiloba y a Juan Antonio Gómez. Sin duda un gran honor y una singular oportunidad de conocer y darnos a conocer como creadores literarios fuera de Panamá, lo cual se agradece.

La Universidad Nacional Autónoma de México y los organizadores de la Feria invitaron también a la escritora y editora venezolana radicada en Panamá, Carolina Fonseca. Junto con ella, y las escritoras mexicanas Mónica Lavín y Rosa Beltrán, tuvimos el honor de presentar la versión mexicana (publicada por la editorial de la UNAM), de la antología binacional ‘Escenarios y provocaciones. Mujeres cuentistas de Panamá y México', publicada en Panamá en 2014 por Foro/taller Sagitario Ediciones, libro del cual fungieron con muy buen tino Fonseca y Lavín, respectivamente, como antólogas de la selección panameña y mexicana. Mi participación en este acto fue como prologuista y editor. Por supuesto, una excepcional oportunidad de proyectar la narrativa de 15 talentosas mujeres de nuestro país (junto con otras 15 de México) en el más grande foro cultural del gran país azteca, lo cual dejó muy gratamente sorprendido al público que acudió al evento el pasado domingo, en el salón ‘Alfredo R. Placencia'.

En lo personal se me invitó además a participar también en dos Mesas Redondas sobre temas literarios de interés: una sobre hábitos, costumbres y formas de creatividad personal junto con colegas de México, Brasil y Argentina; y otra para profundizar acerca de información de cada autor en torno a nuestros inicios literarios, influencias, géneros literarios que cultivamos y proyectos, junto con tres autores de sólida reputación continental: Sergio Ramírez (Nicaragua), Julio Escoto (Honduras) y Héctor Abad Faciolince (Colombia).

Doy fe de que esta maravillosa Feria, cuya directora general es Marisol Schulz en su actual versión, es de una extraordinaria proyección mundial por su organización impecable en todos los aspectos, por la enorme cantidad de editoriales presentes, por el altísimo número de escritores invitados (tanto hispanoamericanos como de otros ámbitos), por la cantidad impresionante de personas que inundan sus funcionales espacios a todas horas del día y parte de la noche, por la gran variedad de eventos que ahí se desarrollan (presentación de libros, mesas redondas, conferencias, debates, homenajes, premiaciones, grupos musicales, documentales) y por la oportunidad única de adquirir libros de una diversidad apabullante.

Hay actividades no sólo literarias sino también científicas y académicas, dirigidas a profesionales, pero también muchísimos otros eventos aptos para todo público. También las hay específicamente para jóvenes y niños. Creada hace 30 años por la Universidad de Guadalajara, y con una duración continua de 9 días (del 26 de noviembre al 4 de diciembre de 2016), en esta gran Feria del Libro están presentes cerca de dos mil casas editoriales (grandes, medianas y pequeñas) y más de 650 escritores, además de editores, agentes literarios, críticos, traductores, investigadores literarios y bibliotecarios provenientes de 44 países.

En relación al mundo literario, principal beneficiario de la Feria, ahí se entregan varias distinciones importantes, entre las cuales destacan el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, al escritor rumano Norman Manea por el conjunto de su obra; el Premio de Literatura ‘Sor Juan Inés de la Cruz', a Marina Perezagua; el Homenaje al Mérito Editorial, al historiador y ensayista mexicano Enrique Krauze; y el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural ‘Fernando Benítez', al mexicano Héctor Aguilar Camín. También se honró a Mario Vargas llosa con motivo de sus 80 años de vida, en dos eventos multitudinarios en torno a su obra literaria. Cabe señalar que a cada uno de estos actos acude una impresionante cantidad de público porque se trata de cientos de fieles lectores que sienten que son justas las distinciones y quieren saludar o conocer a los homenajeados.

Dedicada a América Latina en su conjunto, en esta Feria están presentes grandes autores del Continente, tales como el ya mencionado Premio Nobel de Literatura 2010 Vargas Llosa y Santiago Roncagliolo (peruanos), Nélida Piñón (brasileña), Sergio Ramírez (nicaragüense), Leonardo Padura (cubano), Elena Poniatowska y Xavier Velasco (mexicanos), Juan Gabriel Vásquez, Héctor Abad Faciolince y Laura Restrepo (colombianos), Julio Escoto (hondureño), Carlos Cortés (costarricense), Rodrigo Rey Rosa y Dante Liano (guatemaltecos), John Irving (norteamericano), además de los españoles Antonio Gamoneda –Premio Cervantes 2006-, Arturo Pérez-Reverte y Carlos Ruiz Zafón, entre muchos otros.

El trato otorgado por los encargados de la organización de la FILa los escritores invitados fue, y sin duda seguirá siendo hasta que termine la Feria, particularmente afable y respetuoso. En todo momento nos sentimos hermanados con nuestros anfitriones mexicanos, quienes cubrieron todos nuestros gastos de alojamiento, comida y transporte, y estuvieron pendientes de nuestras necesidades.

Son muchas las recompensas que como escritores recibimos quienes tuvimos esta inolvidable experiencia. Acaso las más significativas sean, al menos en mi caso, las siguientes: Formar parte de la más grande fiesta de la creatividad y el intelecto en lengua española, en un ambiente distendido y a la vez profundo en conocimientos e intercambio de ideas con colegas de otras latitudes; canjear libros con diversos escritores; conocer a editores y críticos que pudieran interesarse en nuestras obras; aprender de otros y enseñar lo propio como parte de la experiencia regional, nacional y personal; tomar nota de cómo otros gobiernos, universidades y la empresa privada se interesan en México en promover y facilitar la creatividad literaria con una clara idea de la pertinencia permanente de la Cultura como experiencia de vida.

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