• 17/01/2017 01:01

¡Un año preagónico para el presidente!

La popularidad del presidente ha decaído estrepitosamente; el escándalo Odebrecht ha agravado su maltrecha credibilidad

¡Ha comenzado el decurso continuo de días y semanas del nuevo año 2017! Lapso que percibimos como el ‘año preagónico' del colectivo politiquero Partido Panameñista y su extraño y anacrónico ‘régimen de mando personal'…

En las democracias embrionarias no causa sorpresa ver, luego de varios periodos de alternancia en el poder del Estado entre partidos tradicionales (generalmente viciados por actos de corrupción), surgir de improviso un ‘movimiento popular revolucionario' o una ‘agrupación política cualquiera', sin fundamento ideológico, desprovisto de un programa de gobierno, y con solo una ‘proclama de reivindicación populachera', capitalizar el descontento general y alzarse con la victoria en una elección nacional.

Veamos algunos ejemplos y sus consecuencias: en Cuba, con el advenimiento de la ‘revolución cubana' (desde 1959 hasta el presente), el pueblo cubano sufrió humillación por más de medio siglo sometido a los hermanos Fidel y Raúl Castro, cuyo ‘régimen dictatorial comunista', subsidiado (mantenido) durante un interminable periodo cincuentenario; primero, por el fenecido poder de la Unión Soviética (URSS); segundo, por la República Popular China y, últimamente por el ‘régimen socialista-chavista' de la República Bolivariana de Venezuela (1999-2017). ¡Cuba hoy, 58 años después, padece una ruina total, absoluta!

En Chile, Sebastián Piñera, presidente (2010-2014), dirigió un gobierno de progreso económico, pero de creciente descontento social; en Bolivia, Evo Morales, presidente (2006-2017), continuó con el analfabetismo y la pobreza; en Ecuador, Rafael Correa, presidente (2007-2017), es un gobernante pendenciero, enemigo de la ‘libertad de expresión'.

Finalmente, en Panamá, Juan Carlos Varela, presidente (2014-2019), prometió en campaña un ‘profundo cambio'; pero una vez elegido con el 38 % del electorado y asumido el poder en 2014, ha resultado ser --según la percepción ciudadana, los hechos consumados y denunciados a través de los medios y las encuestas de opinión pública-- ‘el régimen más corrupto' en 113 años de República.

Ostentoso, egoísta y desafiante, su desgobierno impulsa una campaña publicitaria (en televisión y radio) sin precedentes, teniendo como su ‘principal relacionista público' al propio presidente Varela; con un altísimo malgasto de dinero del erario que no se recupera, solo para promover su maltrecha figura y algunas megaobras en supuesta ejecución. En tanto, la ciudadanía mira estupefacta la concentración de todos los poderes del Estado en la persona del Presidente; la corrupción, impunidad, nepotismo, transfuguismo; la degradación de la función pública, que en el Panamá de hoy ha llegado a límites insospechados de descrédito.

Este ha sido el programa implantado por el ‘régimen de mando personal' en contraposición con el de honestidad administrativa, decoro para gobernar y ahincados esfuerzos para superar en todos los aspectos la vida colectiva.

Mientras tanto, la población se queja a diario de ver las deterioradas calles de Panamá convertidas en basureros; la falta de agua potable; el alto costo de la canasta básica; la inseguridad pública; la educación degradada; el sistema de salud es un caos, etcétera. Estos hechos han contribuido a crear desconfianza y malestar en la población, generando adversidad presagiosa hacia el Partido Panameñista y su ‘régimen de mando personal'.

La popularidad del presidente ha decaído estrepitosamente; el escándalo Odebrecht ha agravado su maltrecha credibilidad; su partido carece de hombres con trayectoria nacional e internacional reconocida, probidad y coraje… Por eso busca, desesperadamente, un ‘extraño-aliado' más o menos apto, para postularlo candidato presidencial en 2019. Todo esto es lo transitorio. ¡Partido Panameñista y su ‘régimen de mando personal' que sufre Panamá, empieza a vivir su ‘año preagónico'!

Se acerca el momento de la verdadera recuperación democrática de Panamá. Y cuando advenga, conquistada a golpes de decisión valiente de toda la ciudadanía, se promoverá la ‘justicia igual para todos'; habrá absoluta y cristalina escrupulosidad en el manejo del erario; es decir, funcionará nuevamente la Contraloría General de la República (institución estatal disfuncional desde enero de 2015).

Se continuará, también, la obra de educación y cultura intensiva y extensiva iniciada en el pasado, y de la cual hacen recuentos tan esclarecedores y convincentes acreditados profesionales y autores nacionales en libros, artículos, publicaciones y documentos que están a la disposición de la ciudadanía y a la curiosidad lectora de las gentes cultas de Panamá.

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