• 31/01/2017 01:00

El jurista Marcelino Jaén Morán

Por muchos años me había limitado a saber sobre el estado de salud del Licdo. Marcelino Jaén Morán

Por muchos años me había limitado a saber sobre el estado de salud del Licdo. Marcelino Jaén Morán, con quien he mantenido una sólida amistad por tantos años, que discurrí visitarlo en su residencia, luego de ser informado debidamente de su dirección, llegando a su cómodo departamento, encontrándolo bajo el cuidado de familiares suyos y postrado en un estado muy conmovedor, luego que me era imborrable su buen estado de salud física y mental, así como eran constantes nuestras conversaciones, en su oficina como abogado próspero y talentoso a lo largo de su vida profesional.

Su condición actual es verdaderamente conmovedora con la fortuna para todos los suyo de que frisa los cien años de existencia, por supuesto muy fructífera para nuestro país y de aporte significativo en su trayectoria por la lucha por la soberanía, desde muy joven y luego en pleno gobierno del general Omar Torrijos, estando a la cabeza de las reformas constitucionales de 1972 y como coordinador del Consejo de Legislación.

Su oficina como jurista era frecuentemente visitada por destacados líderes nacionales y mundiales, como presidente del Consejo para la Soberanía y la Paz (Conadesopaz), y en ella eran incontables las reuniones de solidaridad para con muchos pueblos, entre ellos Cuba, Nicaragua, Libia, Corea del Norte, en cualquier medida antibélica.

La sólida amistad que he mantenido por más de 30 años, me obliga a decir que me he favorecido de su experiencia como abogado litigante y de su enorme experiencia política en todo sentido y soy testigo del amor que él sentía por su esposa doña Victoria Torrijos que fue un golpe demoledor que sufrió hace más de una década cuando la vio partir definitivamente de su lado en sus honras fúnebres que no se pudo contener y cayó de sus pies y fue necesario llevarlo urgentemente al hospital.

Ella, al lado de él, nos acompañó siempre en muchas reuniones, siempre como digo por la descolonización de nuestro país de las garras del imperialismo norteamericano y de apoyo a la causa mundial por la paz.

Debo decir que con relación a esa visita que le hice en su residencia mientras escribo esta líneas me siento aún muy conmovido, cuando al tomarlo de la mano y saludarlo, dio muestra de que comprendía quién le hablaba, moviendo la cabeza afirmativamente.

Algo que no puedo olvidar y debo consignarlo, es que el Licdo. Marcelino Jaén siempre no apartaba de su conversación la duda que tenía sobre la muerte trágica del general Torrijos aquel 31 de julio de 1981 en el cerro Marta en una tarde despejada y a solo 15 minutos de Penonomé hacia Coclesito. Siempre estuvo pendiente de que los tomos en que reposan las investigaciones que contienen la realizada sobre su supuesto accidente, no desaparecieran del tribunal de Penonomé y puedo decir sin exagerar que ha sido hasta donde sus facultades se lo han permitido, su mejor custodio, es el mayor legado de su inquietud que debemos mantener.

ABOGADO Y PERIODISTA.

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