• 25/04/2017 02:00

El viacrucis de Arraiján

¿Cuándo terminará el viacrucis que vivimos todos los arraijaneños?

Fundado en 1877, Arraiján que solo dista 12 kilómetros de la ciudad capital, debe ser un municipio modelo, como es el caso de Curitiba, en Brasil. Sin embargo, la adversidad ha sido la constante.

Lo anterior ocurre, pese a que, siendo Arraiján el distrito más poblado del oeste con 300 mil pobladores y con mayor presupuesto con 15 millones, presenta un rezagado aspecto físico. La avenida principal, Juan Demóstenes Arosemena, por ejemplo, presenta deformaciones que lo hacen ver con marcado retraso.

Cuando entró en vigencia la Ley de Descentralización Administrativa Municipal en 2016, los arraijaneños abrigamos la esperanza de ver resueltos muchos de nuestros problemas, al asignarse 5.6 millones, con los cuales se podría resolver parte de necesidades sentidas.

Sin embargo, la mencionada ley coincidió con una denuncia anónima contra el alcalde Pedro Sánchez Moró por el presunto delito contra la Administración Pública (peculado), de lo cual da fe el oficio No. 2145 de 3 de abril enviado por la fiscal Anticorrupción de Descarga de la Procuraduría, Lizzie Bonilla, que acompañaba un sumario de más de 10 mil fojas que recogen documentos de la Contraloría y de la Fiscalía III Anticorrupción en las auditorías e investigaciones recabadas.

Esa desafortunada coincidencia, sumada a lo que ya venía ocurriendo en la administración municipal, ha dado al traste con el desarrollo que aspiramos, demandamos y que merecemos.

Por un lado, sorprende que se mantengan en sus cargos a quienes están encausados por mal uso de los bienes municipales, justamente en momentos que deben ser de mayor bonanza económica para el distrito y cuando es evidente que Arraiján está entre los distritos del país que requieren de correctivos en procesos administrativos, técnicos y jurídicos exigidos por la Ley de Descentralización para hacer el mejor uso de los recursos asignados.

Por mucho menos de los desmanes que se han cometido contra las arcas municipales de Arraiján, años atrás, los arraijaneños denunciamos a un alcalde apellido Pereira y el funcionario fue despojado inmediatamente del cargo de alcalde. También estuvimos en las calles y nos apersonamos a la Presidencia de la República, en donde el entonces presidente, Roberto Francisco Chiari, ordenó que se le pusiera punto final a un monopolio del alumbrado público. Hicimos lo pertinente, en varias ocasiones, tal como se ha hecho en el pasado reciente, por la falta de agua. Ahora estamos mudos, sordos e insensibles.

Concluyo con varias interrogantes: si ya la Contraloría y el Ministerio Público armaron un expediente con toda la información sobre el caso de desgreño administrativo en Arraiján, ¿por qué se mantiene en zozobra a 300 mil arraijaneños? ¿No es contraproducente que los sindicados se mantengan en sus cargos con el riego de cometer otros delitos? ¿Cuándo terminará el viacrucis que vivimos todos los arraijaneños?

PERIODISTA

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