• 07/07/2017 02:00

La telaraña del poder: la bitácora...

Entonces, todos nos abocamos a organizarnos políticamente para aspirar al poder político como fin inmediato.

Los gobernantes generalmente se lamentan de su gestión de Gobierno después de que dejan el poder. Algunos lo hacen para decir que quieren regresar para terminar las tareas inconclusas y otros porque dicen sentir el llamado al deber de gobernar.

La realidad es que, como está estructurada la sociedad y los medios de producción con el andamio estatal existente y los nexos sociales que subyacen debajo de los órganos del Estado, lo que un gobernante en el poder puede hacer, es poco. Al final, queda atrapado y los objetivos trazados quedan en el marco de las aspiraciones.

El Estado

Trasformar al Estado desde el Estado parece ser un paralogismo. El argumento es que, para lograr los cambios, hay que capturar el poder. Entonces, todos nos abocamos a organizarnos políticamente para aspirar al poder político como fin inmediato.

Llegado el momento, luego del triunfo, es que nos damos cuenta de los nexos sociales que subyacen debajo del cargo presidencial o de los otros órganos del Estado. Allí nos damos cuenta (desde el poder) de la falacia de la carrera electoral. Desde el poder nos toca el ‘hacer' como gobernantes y el ‘obedecer o aceptar' como gobernados. Resulta que ese ‘poder de hacer' se interrumpe cuando la telaraña económica y de intereses de grupo resisten al poder de hacer. Aquí el proyecto de Patria Nueva se detiene.

Desgaste político

El costo y el desgaste de la confrontación paralizan a los gobernantes o los transforman en paladines del equilibrio financiero, la doctrina única imperante de la homogenización mundial de conformidad con las directrices de los países desarrollados.

Frente a esta realidad y la falta de capacidad de los partidos progresistas de cumplir con las promesas de los cambios, la lucha se traslada a los ciudadanos comprometidos. Así surgen las organizaciones como Alianza por la Justicia, Frenadeso, Medios de Comunicación, etc. La mayoría de estos grupos resiste el poder de hacer a favor del orden imperante y el camino a la homogenización mundial mediante distintos mecanismos.

El poder sobre los gobernados solo funciona cuando el instinto de conservación es superior a la sumisión. Quien defiende el derecho a satisfacer el estómago propio y el de sus familiares obedece aún sin convencimiento.

Cambio social

Sin embargo, la preponderancia en las sociedades modernas de los derechos humanos permite librar la lucha política a costos mínimos. El poder de hacer de los gobernantes no permite ni el matar ni el torturar ni el desterrar a los gobernados.

La lucha, por ende, se convierte en una lucha simétrica que permite a los gobernados enfrentar el poder a través de los mecanismos democráticos del derecho a la expresión, reunión y organización. El cambio social en las sociedades democráticas es una realidad factible y puede lograrse fuera del poder político.

ABOGADO

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