• 27/10/2017 02:02

Richard Marsh, la negritud y Tule

La dialéctica histórica, en un inédito e irónico giro, sorprende a la plutocracia panameña y al imperio de Wall Street

Richard Oglesby Marsh (1883-1953), el arrogante funcionario de la Embajada de los Estados Unidos de América, dirige las acciones intervencionistas del Coloso del Norte contra Carlos A. Mendoza, el ciudadano contestatario por excelencia.

Richard, el etnólogo e ingeniero se opone a la candidatura presidencial del líder del liberalismo negro.

Carlos A. Mendoza, en 1910, ejerce durante siete meses la Primera Magistratura de Panamá, como segundo designado ante el fallecimiento tanto de José Domingo de Obaldía como de José Agustín Arango.

La dialéctica histórica, en un inédito e irónico giro, sorprende a la plutocracia panameña y al imperio de Wall Street, el líder negro del arrabal santanero es el primer liberal en dirigir la república de Eusebio A. Morales y Guillermo Andreve.

Carlos A. Mendoza, con actitud crítica e independiente, no es manipulable a las pretensiones colonialistas del Big Stick .

El hombre semilla, el hombre espejo, el ciudadano fundacional, participa en la Guerra de los Mil Días, con el propósito de lograr una verdadera separación de Panamá, rechaza, junto con Belisario Porras y Buenaventura Correoso, el Tratado Herrán-Hay, conocido como ‘La venta del Istmo', y denuncia el artículo 136 de la Constitución de 1904 que avala las injerencias del Destino Manifiesto en Panamá.

El abogado liberal defiende con apasionados alegatos en 1891 al cholo Victoriano Lorenzo, caudillo social y político de la indiada, por la muerte del regidor Pedro Hoyos.

El pasado contestatario de Mendoza lo hace un hombre peligroso para Richard O. Marsh; la otra situación inaceptable para el funcionario estadounidense es la negritud de Carlos A. Mendoza.

El panameño raizal es abogado, masón, fogoso orador, periodista combativo y puntual expositor del pensamiento crítico.

La elite conservadora lo adversa, a pesar de redactar el Acta de Independencia de 1903 y organizar el sistema jurídico del naciente Estado. El racismo tradicional de ‘los de adentro' y jerarcas sempiternos de la hacienda pública nunca aceptarán a un mulato al frente del poder político del país ístmico. Desde el semanario ‘La Palabra' atacan la gestión gubernamental del primer presidente negro de Panamá y socavan su aspiración a ser candidato en el período electoral de 1912.

El Partido Conservador de la elite panameña, en alianza con Richard Marsh, desata una campaña calumniosa y de odio contra Carlos A. Mendoza.

Richard O. Marsh también alienta la Revolución de Tule de 1925, la cual declara al territorio cuna, dules, gunas como protectorado estadounidense, otro enclave colonial.

La Revolución de Tule, de febrero de 1925, es una rebelión contra el poder institucional de Panamá, un rechazo al latino, es una conducta de radical amurallamiento, afirman sus valores culturales, se oponen a la explotación laboral de las comunidades indígenas, al abuso de las autoridades nacionales, denuncian la falta de atención a sus necesidades y problemas, exigen la demarcación de su espacio vital.

La acción es violenta y sangrienta, deja un saldo de 27 muertos, principalmente policías. La intervención extranjera es pública y notoria, entre ellas, Anne Cope, misionera protestante, y Richard O. Marsh, exfuncionario de la Embajada de los Estados Unidos de América, el cual redacta la Declaración de Independencia. Richard es rescatado por el navío USS Cleveland. Son los trágicos tiempos de la Patria Boba.

Los gunas o dules tienen una tradición bélica, así expresan su odio histórico al opresor, durante la dominación española apoyan a los piratas ingleses y a la colonización escocesa del Darién; al contrabando colombiano y a los narcos contra la República, colaboran con el ejército estadounidense en todas sus bases en el país con centenares de aborígenes trabajando con ellos y luego rechazan los Tratados Torrijos-Carter.

Una vez más, la dinámica histórica alienta otra paradoja, la juventud cuna milita en las luchas sociales y nacionalistas de la Generación del 58.

La injerencia estadounidense nunca ha cesado, los Panama Papers y la amenaza de cierre que se cernió sobre La Estrella de Panamá , durante diecisiete meses, son los ejemplos más recientes. En el 2010 la sede de la Embajada del Coloso del Norte bendijo el acuerdo entre Martinelli y Varela.

Richard O. Marsh, sin duda, estuvo allí y Carlos A. Mendoza, también, con un NO rotundo a los gringos.

La Historia de Panamá es fascinante, es dialéctica.

ESCRITOR E HISTORIADOR.

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