• 25/12/2017 01:03

Deseos puntuales

La justicia en este país está secuestrada y da mucho miedo

En un día como hoy, y en un país como el nuestro, pocas son las personas que se tomarán el tiempo de mirar los diarios. Pero siento responsabilidad de seguir dándole sentido a este tiempo que vivimos, desde las perspectivas que me llaman la atención. Me anima un mejor mundo para todos, como se pregona en estas fechas, pero soy consciente, más que muchos, de que es un deseo de los más difíciles por satisfacer.

Ojalá todos los que celebran esta fiesta de la Natividad de Jesús tuvieran claro que lo hacen en el marco de un mundo que rota entre una variedad de creencias religiosas: agnósticos, ateos o sencillamente indiferentes. Pero por eso, ningún ser humano es superior a otro. Ninguno tiene el derecho a mirar al otro con desdén o menospreciarlo. Este país ha caído en una espiral de corrupción que anima ese espíritu. Y toca comenzar a resolverlo inmediatamente; escapar de ese espejismo de fin de año que aprovechan en su gran mayoría los políticos, empresarios, embusteros y hasta religiosos para seguir sacando ventaja. Apóstoles, pastores, y ovejas.

Mientras se nos quite la resaca, el espectáculo politiquero continúa, abiertamente o a puertas cerradas. Tienen mucho que proteger y esconder. Un ir y venir de millones y millones de balboas; mucho del erario, de fuentes ilegales. La mentira descarada, las violaciones a la ley y a los más elementales fundamentos de una conducta ética de respeto a la dignidad humana han sido de factura común. El detalle lo pueden leer en los diarios, ver en los noticieros, o los tuits, pero cada medio con sus intereses particulares. Cada lado promueve sus argumentos para descalificarse los unos a los otros.

Si no se han dado cuenta, la incredulidad se esparce. Otras razones guían a sus seguidores. Va desde los que ven el rejuego politiquero para acomodarse, hacer negocio y dinero, ocupar puestos en el Gobierno… hasta los que hacen filas para recibir un jamón. No importa lo que pase entre punto y punto. Y entre punto y punto han desfigurado la razón social y política del Estado.

Nadie puede seguir construyendo un edificio que debe durar eternidades, cada piso mejor que el anterior, con ventanas de esperanza por donde entran vientos nuevos y una vista hacia el horizonte en donde todos podemos asomarnos y tener los mismos sueños… con una fundación podrida y debilitada. Eso es imposible. La estructura cederá tarde o temprano y, es muy probable que, piso por piso, una catástrofe inimaginable acabe con lo construido. Los habitantes vivirán los efectos de la imprudente actitud que causó este colapso y se sumergirán en un tiempo de incertidumbre o de violencia.

El deterioro en la conducta político-social y cultural ha sido desmesurado, vulgar y cínico. Ninguna propuesta política podrá influir decididamente para corregir las desviaciones, si no hace lo necesario por reconfigurar y afianzar la fundación sociopolítica y cultural de la Nación.

Para que esto no siga por ese camino… ¡que salga un valiente y asuma con seriedad acciones cruciales y determinantes tan pronto asuma el poder! Por ejemplo: que se atreva a desmantelar por completo el presente sistema y promover los mecanismos necesarios que garanticen la separación real de los poderes y, ante todo, un sistema judicial verdaderamente independiente. La justicia en este país está secuestrada y da mucho miedo.

Segundo: que se recuperen los dineros robados al erario, en efectivo o en especies. Facilitar ese ejercicio investigativo garantizando el acceso a la información necesaria y allanando el camino para que los corruptos y ladrones sean expuestos y enfrenten los rigores de la ley y la certeza del castigo. La facilidad con que se ha hablado tanto de millones de dólares en los últimos años, se debe poder recuperar suficiente dinero para mejorar los sistemas de salud y de educación en las áreas de mayor necesidad.

Hay que gobernar con y para todos los sectores sociales. Esta Nación la conforman diversos grupos. Un sistema de Gobierno, en todas sus esferas, debe representar eso: nuestra condición multiétnica y multicultural. Que se combatan el racismo y la marginación social en todas sus formas, a fin de que se pueda detener la expansión de la brecha de la desigualdad que en los últimos lustros se ha ampliado.

Estos son mis deseos en una fecha como esta.

COMUNICADOR SOCIAL.

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