Trato afable y acoso sexual

Le pido a DS que con este comentario tenga más suerte que las gallinas cuando picotean en el llano o que el pájaro carpintero, cuando martilla los troncos de guarumo para comer. Marcar el lindero donde termina la afabilidad y comienza el acoso sexual en la interacción cotidiana en nuestro país es una ecuación que tiene más variables que espinas en una palma de pixbae rayado. Los políticos, los grandes empresarios, profesionales y funcionarios de alto turmequé, pueden ser acusados sea verdad o mentira, por política o por chantaje para cobrar.

Ser afable en nuestro país en estos tiempos puede ser peligroso, de manera que no tanto las mujeres sino los hombres, deben adecuar sus miradas, sus palabras y cantidades de piropos por hora que emiten en los lugares donde pasan damas vestidas como les prohíben entrar en los templos y capillas cristianas de Panamá, sean católicas o protestantes.

Ser tildado de acosador sexual en nuestro país no es difícil. Pongo por caso cuando parte de la bancada del PRD en el Concejo capitalino le armó un tamborito a Camacho por acoso sexual. Yo, que era el subsecretario, me quedé de una pieza ante semejante salida política, cuyo único propósito era el de eliminar a Camacho como secretario general del Municipio, tan solo porque ‘matraqueaba' de una forma tan magistral que no solo en el palacio de los ediles se hacía lo que Camacho proponía, sino que en el de San Felipe, porque la misma presidenta de la República lo llamaba a través de sus asesores ministeriales. O sea que Luis Eduardo tuvo, creo yo, más poder en el Gobierno de doña Mireya que con Martinelli. Para mí ese es el mejor ‘Rasputín' pobre que haya tenido la historia política panameña, siempre andaba limpio, nunca, que yo sepa, se robó un real ajeno, porque los de él los dejaba en una casa de apuestas de caballos de Calidonia, que olía más a pesca'o que a cerveza cruda.

El acoso sexual en los EE.UU., es muy diferente y el NY Times acaba de establecer un hito muy peligroso al publicar una investigación en donde se descubre cómo el productor de Hollywood Harvey Weinstein incurrió sistemáticamente, por mucho tiempo, con tal conducta con algunas ‘hembrononas' que trabajaron con él. ¡Uff!... Como para castrarse si estás casado y con hijos.

ESCRITOR COSTUMBRISTA.