• 20/03/2018 01:01

Es hora de romper los mitos sobre Turquía...*

‘Los turcos quieren vivir en un país democrático. (Pasamos) por una fase necesaria [...]. [...] un proceso doloroso, pero actuamos estrictamente dentro de los límites de la Ley'

Los mitos urbanos se han infiltrado en los debates públicos europeos sobre Turquía. De vez en cuando, hay que hacer una pausa y aclarar algunos de ellos. Déjenme explicar cinco temas clave.

Siria: Turquía ha estirado cada cuerda para lograr tres objetivos. Primero, está liderando los esfuerzos para aliviar el sufrimiento humanitario. El número de refugiados sirios supera los cinco millones y medio (cinco veces más que la población de Birmingham) y la mayoría se han refugiado en Turquía. Nos hemos convertido en el primer donante per cápita de asistencia humanitaria en todo el mundo.

En segundo lugar, estamos tomando la iniciativa para no dejar ningún espacio a entidades terroristas en Siria. Turquía está utilizando la fuerza tanto contra PKK/YPJ como contra Daesh y está tomando el máximo cuidado para no ocasionar daños a los civiles. Proseguiremos exponiendo la propaganda negra que apunta a engañar a la opinión pública sobre el papel de Turquía en Siria. También hemos expuesto la conspiración entre las redes terroristas, como por ejemplo la manera según la cual los terroristas del PKK/YPG pretenden luchar contra Daesh, mientras les permiten circular libremente.

En tercer lugar, Turquía está trabajando arduamente para promover una solución política. Desde las conversaciones de Astaná hasta el congreso de Sochi, y por último en las conversaciones de Ginebra dirigidas por las Naciones Unidas, Turquía ha intentado generar una solución política al aprieto sirio, basada en la integridad territorial de Siria y reflejando la voluntad del pueblo sirio. La Operación Rama de Olivo, lanzada por Turquía, mientras protege a nuestros ciudadanos, tiene como objetivo abrir el camino hacia la paz tomando medidas contra la amenaza a la integridad territorial de Siria proveniente de entidades terroristas. Luchar contra Daesh no debe significar que no luchamos contra otros terroristas. Le pedimos a los EE.UU. y a otros que dejen de armar a PKK/YPG.

El Medio Oriente: esta región está en el vecindario de Europa y necesita urgentemente un gran compromiso. Europa encontró la paz cuando, en Helsinki a mediados de los años setenta, reconocimos la inviolabilidad de las fronteras y nos comprometimos a respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales. El Medio Oriente necesita ese tipo de contrato más que nunca para encontrar su propia paz.

Los Estados nacionales están siendo atacados por fuerzas transnacionales, algunos benignos y otros perjudiciales, tales como el separatismo, el sectarismo y el terrorismo. La resistencia de los Estados nacionales necesita fortalecerse contra tales fuerzas perjudiciales. Es la fórmula para la seguridad y el bienestar de todos en la región y más allá; sin embargo, no lo es el interminable despedazamiento de los Estados. La región necesita un orden que debe originarse localmente y tomar las fronteras existentes como dadas, incluido un Estado para los palestinos, según lo dispuesto por las Naciones Unidas hace siete décadas.

La orientación fundamental de Turquía: Turquía es un aliado fuerte, decidido, activo de la OTAN y una democracia que está filtrando un gran número de peligros antes de que puedan alcanzar Europa. Como tal, Turquía es un órgano esencial de la arquitectura europea y transatlántica. Es cierto que mi pueblo no está contento con las posiciones tomadas por varios aliados con respecto a una serie de temas. Si bien hay unidad en la diversidad, tenemos que detenernos antes de pasar de la diversidad a la discordia y mostrar solidaridad mutua (y no unilateral).

La adhesión de Turquía a la UE: esto beneficia a todos y el ritmo está controlado no por Turquía, sino por la UE. Sin embargo, configuremos bien nuestra perspectiva: sin Turquía, Europa quedará expuesta y vulnerable. En el sentido económico, también Turquía es una ventaja, gracias a su economía que está creciendo a niveles que a cualquier país europeo le encantaría alcanzar. La idea según la cual Turquía sería una carga para la UE es incorrecta.

Debería ser apropiado preparar a nuestra población para la eventualidad positiva de la adhesión turca a la UE, en lugar de ceder a los extremistas que amenazan con redefinir el centro político en demasiados países europeos. Proteger la democracia, la paz y la prosperidad dependerá de cómo Europa aborde la deriva hacia los extremos y Turquía es parte de la solución. El régimen de exención de visados es el primer paso hacia adelante.

La democracia en Turquía: hace tan solo veinte meses, un grupo de fanáticos trató de derribar a la democracia en Turquía por la fuerza. En una confrontación epopeya, el pueblo y el Estado de Turquía derrotaron este intento llevado cabo por una nueva forma de organización terrorista llamada FETO.

Los turcos quieren vivir en un país democrático. Ahora, estamos pasando por una fase necesaria durante la cual nos aseguramos de que los miembros de FETO, incluidas sus células durmientes, sean retirados de todas las posiciones de poder en los órganos estatales, los medios de prensa, las empresas y la academia. Este es un proceso doloroso, pero actuamos estrictamente dentro de los límites de la Ley. Los mecanismos para revisar las decisiones están en vigencia. Todo eso pasa cuando estamos luchando a la vez contra otros terroristas al otro lado de la frontera. El estado de emergencia terminará tan pronto como ya no sea necesario y nadie será más feliz que nuestro propio Gobierno por el fin de estado de emergencia.

En nuestros días, la información y la desinformación que emanan en todas direcciones con volúmenes sin precedentes confunden incluso al sabio. Sin embargo, es el momento de ir más allá de esas confusiones; para todos nosotros es tiempo de volver a intensificar los contactos y procesos en todos los niveles, y de mostrar solidaridad recíproca.

MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES DE TURQUÍA.

*ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO BRITÁNICO THE TELEGRAPH, EL 2 DE MARZO DE 2018.

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