• 07/06/2018 02:00

Conciencia o clientelismo electoral

Las elecciones al parecer llevan implícita la idea de acceder a la planilla estatal, lo que se ha traducido en una carga económica

Una democracia que se sustenta sobre cualquier forma de clientelismo, pierde su esencia. Los procesos electorales se han convertido en mercados de conciencia donde el intercambio de bienes se centra en el voto versus lo que se obtiene a corto, mediano o largo plazo. El elector en este circo no es un ciudadano con derechos, sino un objeto asequible al mejor postor.

Quizás la pérdida de identidad y cohesión social han contribuido a que el elector no se asuma así mismo como un ser humano con dignidad y derechos, o bien los desequilibrios de un sistema económico que obliga e induce a sus ciudadanos a ser más dependientes a través de subsidios y prebendas.

Lo cierto es que la administración del Estado ya no es un asunto de técnicos, letrados o de intereses nacionales, sino de quien tenga acceso a recursos, influencia y en cierta medida gran dosis de maquiavelismo político.

Las elecciones al parecer llevan implícita la idea de acceder a la planilla estatal, lo que se ha traducido en una carga económica, si se analizan las recientes informaciones públicas nos damos cuenta de que la mayoría de personas con acceso a cargos de elección utiliza los recursos del Estado para sostener sus estructuras políticas, que, de no ser por estas prácticas, de seguro no tendrían el respaldo electoral en sus circunscripciones, lo que pone en evidencia el círculo vicioso de la oferta y demanda del voto.

La conciencia electoral se ha proyectado de manera incorrecta, al internalizar en las mentes de los ciudadanos que el conocimiento responsable y personal en un proceso electoral, solo pasa por el deber de votar, obviando que antes de la obligación individual, la conciencia implica el conocimiento de la propia existencia, sus estados y sus actos. Ahora bien, ¿qué tipo de conciencia es la que mueve al electorado panameño a votar?

Al observar algunas figuras políticas ser una y otra vez reelectos, lo que no es malicioso en sí mismo, pero que al sopesar su producción laboral, sus funciones de Ley, sus actuaciones políticas, en fin su proceder a partir de su posición ganada por elección, y te das cuenta de que aumentaron sus arcas personales o utilizan los recursos del Estado para actividades privadas, sin embargo, siguen siendo elegidos por una población que sufre pobreza, escasez económica, desorden urbanístico, inseguridad y muchos otros flagelos sociales permanentes dentro de los periodos en que han sido electos y siguen siendo electos los mismos, te lleva a cuestionar cuál es el análisis que hace el elector cuando se dispone a participar con su voto en un proceso y elige a la misma persona que no ha tenido mayor incidencia en distintos periodos con las mismas problemáticas sociales.

No puede decirse que el elector no está informado de que su candidato(a) ha sido cuestionado por narcotráfico, peculado, malversación de fondos, hurto, robo o cualquier otro delito o falta, situaciones estas que parecen no tener mayor relevancia frente al hecho de que esa misma persona regale un bono de supermercado, jamón, huevos, pollos, enseres domésticos..., aunque sea un día del año en los periodos de cinco años o bien en la nueva tendencia de construir megaobras para solidificar la razón errada de que ‘robó, pero hizo'.

¿Quién es culpable de estas conciencias ciudadanas: el sistema, la sociedad, la familia, los medios?

ABOGADO Y POLITÓLOGO.

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