• 15/06/2018 02:03

Cosas veredes

‘Acabamos de vivir un episodio sobre una audiencia que calificaron los bandos de ‘atípica', al sostener que no está regulada en el Código y hubo reclamos de otra naturaleza procesal y de violación de derechos [...]'

Por el contenido de la información, son abrumadoras las noticias sensacionales que germinan a diario, y que en paralelo, mengua la credibilidad por lo inverosímil del contenido, lo que hace que una mayoría dude por lo refutable. Pilato, en el portal de la crucifixión, preguntó: ‘¿Qué es la verdad?'. Tal vez lo hizo ante el fastidio por la insolencia sobre lo pedido, pero que lo concedió sin empacho. Este asunto fue llevado a grandes filósofos que elaboraron estudios en busca de elucidaciones lógicas sobre la verdad y aparece la teoría Coherentista que admite lo verdadero de una proposición coherente con otras proposiciones dentro de un sistema de creencias. Otra teoría sobre el Correspondentismo que establece la proposición como verdadera, si corresponde a los hechos en relación con el mundo.

Nosotros no mermamos en escándalos dentro de nuestras entidades públicas, junto con furibundos reclamos recíprocos, frente a la adormilada esfinge de la ciega justicia que agoniza ante la incredibilidad social insatisfecha, hundida en el mar de incertidumbre que se desboca a campo traviesa en corrupción rampante, verbigracia de una sociedad que no atina en la fórmula para atajar la catástrofe que se nos avecina con el vértigo de la administración pública, que concluye en colapso, sobre todo, si las dos teorías mencionadas dependen de las creencias y del mundo convertido en doméstico y esa marejada de disconformidad sin retén, donde las pasiones fluyen, lo que nada más que con la masiva dosis de prudencia podemos aquietar estas aguas.

Visto lo teórico, de esta manera JOSEPH GOEBBELS pudo convertir en verdad una mentira repetida mil veces, mediante un elaborado estudio contenido en once principios como el de vulgarización: 'Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar'.

En nuestro patio existen claques encargados de menospreciar o difamar lo que ya dan por certificado. Seguro que este principio JOSEPH continúa intacto.

Acabamos de vivir un episodio sobre una audiencia que calificaron los bandos de ‘atípica', al sostener que no está regulada en el Código y hubo reclamos de otra naturaleza procesal y de violación de derechos y se extendieron explicaciones sobre malas interpretaciones de la defensa a juicio del juez de garantías y otras reclamaciones sobre competencias que llevó a la defensa a instar en la necesidad urgente de una revisión médica y de insistir en una hospitalización que reforzó un especialista en el corazón que examinó sin estetoscopio, un asunto que reclamado por algunos querellantes, pero que por el pulso pudo determinar una arritmia por lo que sostuvo que había que hospitalizar.

El auditorio por encima del principio de vulgarización planteada por GOEBBELS quedó estupefacto sobre el publicitado examen sin estetoscopio y esperaban con impaciencia escuchar al especialista con su tradicional fonendoscopio guindado de su cuello para escuchar el bombeo de sangre a través de venas y sobre todo, las palpitaciones irregulares que define el trastorno en la frecuencia cardiaca que, si es acelerado, se define ‘taquicardia' o, de lo contrario, se nomina ‘bradicardia'. Fue interrogado por el juez, fiscal y querellantes. Esto aceleró la audiencia que se cerró con la solicitud a médicos para reevaluar, se hizo y hubo que hospitalizar.

Esto nos trae a la memoria la pintoresca expresión clásica ‘cosas veredes...', con la que se trata de sostener de modo perplejo y exclamativo ‘las cosas que hoy se ven', una locución de poco uso que al igual provoca desazón, puesto que se atribuye a personajes del Quijote, pero que los expertos sostienen que su origen literario se remonta al Cantar del Mío Cid entre Rodrigo de Vivar al hablar con Alfonso VI como ‘cosas tenedes', distorsionadas con el tiempo por ‘veredes'. Lo cierto es que se sostiene al de una expresión equivalente a ‘¡Lo que hay que ver!'.

Lo que viene por delante es difícil de pronosticar y muy diferente a que todo va a quedar en nada. Ahora hay nuevos ingredientes con grupos idealistas que advierten con cerrar filas, si, a modo de chanzas, existen certámenes de quién es más corrupto. Todo parece indicar que al final brillará la coherencia y el raciocinio y debemos apostar a las redes sociales depuradas para lograr la comunicación a favor del bienestar general. Debemos pensar que cada dinero distraído puede salvar la vida a un niño.

ABOGADO Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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