• 08/10/2018 02:03

Pensando más allá

Lo que viene en materia de campaña politiquera tampoco ayudará.

¿Alguien cree que esto va a terminar bien? ¿Se atreven a asegurarlo? Terminar bien... a lo sumo y en el marco del modelo generalizado de una sociedad que se brinde espacios de convivencia provechosa. Espacios en donde todos tienen participación justa y equitativa; donde las clases sociales se respeten. Respeto a los trabajadores: el músculo productivo del país; a la clase media, motor generador que con su capacidad técnica, intelectual y profesional nos provee de los insumos financieros recurrentes (talento, impuestos y demás)... dineros que necesita el Estado para funcionar. Y los empresarios, inversionistas de la clase alta que buscan y apoyan en la creación de oportunidades de desarrollo y trabajo para que los otros dos sectores tengan oportunidades de una mejor vida para ellos y los suyos. Pero es hipotético.

Casi por hora aprendemos de lo mal que estamos. Así no se puede pensar ni trabajar como sociedad en metas de desarrollo ni futuro compartido... ni en el codiciado bien común. Y si volvemos a evaluar la pregunta planteada aquí en los últimos meses, la respuesta es: No, esto no va terminar bien.

Los reportajes investigativos publicados la semana pasada en La Estrella de Panamá , bajo la firma de la periodista Adelita Coriat, son desalentadores y la información se suma a lo que sabemos de la Caja de Seguro Social, Odebrecht, Blue Apple, la Asamblea Nacional de Panamá, el Órgano Judicial, etc., y del entramado que involucra a tantas personas en estos casos. Esto es grosero, mundano, cochino... y lo más triste es que todos sabemos que estos casos no se resolverán. Pocos o nadie irá preso y los dineros no regresarán a las arcas del Estado.

Lo que viene en materia de campaña politiquera tampoco ayudará. Creo que empeorará las cosas por dos razones: 1— ninguna de las propuestas puede ganar sin la ayuda de los corruptos (descifren ustedes) y 2— el que gane, no se atreverá a un ‘borrón y cuenta nueva' para tratar de adecentar este país; corregir el sistema judicial, por ejemplo, no podrá o no se atreverá. Hay que ser muy osado para hacerle frente a la telaraña de intereses corruptos que tiene enmarañada todo el sistema y de esos osados... ya no hay.

Algunos sectores honestamente preocupados por lo que el país atraviesa en materia de corrupción y degradación social, se preguntan ¿qué hacer? Pero buscan la respuesta dentro del marco actual de funcionamiento de la sociedad y creo que allí ya no se puede hacer nada convincente.

Para ir a lo sencillo, primero llamo la atención sobre el respeto que mencioné entre las diversas capas de la sociedad. Eso se ha perdido. Los que se han hecho millonarios les importan poco que se les llame ladrones o corruptos. Se han vacunado ellos y también les importa poco el bienestar de las otras dos capas. Eso es peligroso; tal vez no ahora que las críticas y los rechazos son por Twitter, pero ese peligro está latente. Si no me creen, échenle el ojo a Nicaragua y a Costa Rica. Los pueblos tarde o temprano comienzan a reclamar con más energía.

Lo otro, que no creo que suceda pronto, es que para subsanar los males de este tiempo (además de no dejar que los corruptos ganen) es que debemos seriamente provocar cambios sustantivos en el proceso educativo. No solo me refiero al sistema oficial de enseñanza y aprendizaje, sino en proveer los mecanismos necesarios para que la sociedad busque el conocimiento científico y se aleje de lo que ofrecen los charlatanes y los cultos de veneración a lo desconocido que los tiene cada día más sumidos en la ignorancia.

¿Qué hacer? El escritor italiano Nuccio Ordine alguna vez señaló que: ‘En una sociedad corrompida por la dictadura del beneficio, el conocimiento es la única forma de resistencia. Porque con el dinero se puede comprar cualquier cosa: parlamentarios, políticos, jueces, el éxito, la vida erótica. Solo hay una cosa que no se compra con dinero: el conocimiento'.

Los miles de millones que se invierten en infraestructuras mediocres, primordialmente para vanagloriarse de las obras dejadas, sería mejor destinarlos en la construcción de un nuevo ser humano: productivo en la creación de conocimiento para el desarrollo, las ciencias y las artes... y que nos respetemos los unos a los otros. En ese marco, quizás terminemos bien.

COMUNICADOR SOCIAL.

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