- 13/12/2018 01:01
Del caos a la estrategia
Planificar un método integral de calidad destinado a imprimirle energía renovada y limpia a una sociedad enferma y con dirigentes alejados de los intereses populares y nacionales, atorados en una maraña de extracción indolente de lucro y rendimientos personales en sacrificio de la construcción de un sistema funcional del servicio público, debe ser el norte de un candidato presidencial sensato y dispuesto. Cuando Aristóteles escribió: ‘Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito', sentenció para siempre el secreto del líder exitoso. Hábito + estrategia= triunfo.
El PRD debe ganar en 2019, porque escogió al individuo que evidentemente adquirió hábitos propios de un verdadero estratega con cualidades para guiar a un país hacia un desarrollo integral, donde la felicidad colectiva se generalice y todos los sectores que lo componen aparezcan en las cifras de crecimiento. Daniel Eskibel, experto internacional en marketing político, señala varios de estos hábitos. La ‘economía de palabras' es el primero. El segundo es reconocer que prioridad solo hay una: avanzar. A continuación, trabajar a partir de tus fortalezas y de la de los demás (saber delegar, contar con un equipo y confiar en él). Cuarto hábito: escuchar antes de hablar, hacer propuestas simples y claras. Finalmente, por supuesto, planificar. Estas conductas se convirtieron en hábitos en Nito Cortizo. Solo veamos sus apariciones o participemos en su recorrido. Tanto sus actuaciones como su discurso logran ubicar con precisión el interés real de la audiencia, alejándose del show y los estribillos, aportando ideas concretas y viables, sin bravuconadas ni arranques emocionales ni descalificando a nadie. Y es que, como lo ha reiterado él mismo, ‘gobernar es un asunto serio'.
Panamá no resiste otro quinquenio de exaltaciones en nuestra plataforma gubernamental, ni dilataciones en el campo económico. Basta de anteponer intereses personales en el servicio público. Un crecimiento real y con base amplia, conlleva una gestión pública sin escándalos y con instituciones preñadas de credibilidad en la comunidad. Solo un ‘buen Gobierno', a lo que se compromete Nito en su propuesta, puede alcanzar dicha meta. Y esto no solo es transparencia y honestidad, es, fundamentalmente, una administración dirigida a atender necesidades populares por sobre aquellas obras magnánimas que, puede que sean convenientes, pero que no tapan los huecos ni traen agua ni oxigenan los sistemas educativo o de salud. Es, además, un trabajo de equipo. No se justifica, aunque exista mucho malestar bien fundado, que pongamos en el Palacio de las Garzas a un ‘independiente' que venga ahora a armar un ‘equipo' entre miembros de una sociedad civil cuya principal característica es la disimilitud. Un partido político, especialmente hoy, no es, per se , garantía de construcción armónica de nuestra democracia, pero nadie puede negar que se trata de una organización nacional con historia, un activo importante; con comprobada capacidad para implementar una tarea tan difícil, que su éxito demanda en estos momentos, una actuación colectiva atada a un ideario común. La estabilidad social que trae consigo esta herramienta, bien utilizada, es lo que hoy merece nuestra Nación.
Reemplazar el caos que representa el atascamiento social que vivimos en este país por virtud de directrices políticas originadas en voluntades ahogadas por trastocados y mal intencionados conceptos y teorías desfasadas, por la estrategia que encierra el ‘buen Gobierno' en los aspectos de planificación, experiencia y capacidad, no solo es un anhelo popular en el Panamá de hoy, sino una exigencia para subir un peldaño, o más, en nuestro desarrollo. El ejemplo de las ‘economías emergentes', lo confirma. Estructurar ese equipo tan indispensable, no puede hacerlo un dirigente salpicado por las impuras aguas que hoy marcan el paso ni por los contaminados fluidos de la ‘cueva de ladrones' del Capo. Muchas reformas son necesarias, pero implementarlas es el problema. Los hechos demuestran que requerimos primero excelencia de los funcionarios y dirigentes. En este renglón, tanto hábitos como estrategia, consolidarán esta tendencia. Ya Nito Cortizo le probó a la comunidad nacional que ambas cualidades son parte de su compromiso.
ABOGADO