• 10/03/2019 01:03

De carnaval, Juanjo y elecciones

‘Recuerde: con la mano que deposita su voto, corte la mano de la corrupción'

Carnaval y elecciones presidenciales, dos temas que apasionan al panameño. Pisándole los talones a la feliz culminación de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 llegó el carnaval, otro de los que en los últimos años se despidió sin pena ni gloria. Fiesta que me deja un déjà vu. Nada novedoso nos fue ofrecido, repetición sin sorpresas, televisoras que mostraron hasta el aburrimiento en lo que ha devenido esta celebración. Cuando oigo hablar de su colorido, belleza y otros adjetivos halagüeños no veo cómo usarlos para lo que he visto, exceptuando la vistosidad de los atuendos de las reinas, sus princesas y las carrozas. Es notoria la falta de creatividad para organizar carnavales que no sean el amontonamiento de personas frente a las tarimas donde los cantantes se acompañan con chicas que más que bailarinas parecen contorsionistas. En cuanto a los ‘culecos', gente mojada divirtiéndose con agua manguereada desde camiones cisterna; la ‘mojadera' (con totuma, platones, ollas) era costumbre en pueblos del interior, entre ellos el Antón de mi infancia; luego llegó a algunos sectores de la capital y de allí pasó a convertirse en actividad acuática masiva llamada ‘culecos' que parece ser exclusiva del carnaval panameño. Sobre celebrar en la cinta costera carnaval y otras fiestas que requieren cerrar esta importante vía, ocasiona gran congestionamiento en fechas en que miles de automóviles salen de la ciudad; tener el mar en el paisaje carnavalesco es atractivo extra para promoción turística, pero sería bueno empezar a considerar otro sitio para estas fiestas en las que la alegría y capacidad de diversión que aporta el panameño son las que ‘salvan' el carnaval en la capital.

En medio del jolgorio llegó la fecha ansiada por los candidatos: el fin de la veda para la campaña electoral y el inicio, ‘con todos los hierros', de la actividad que nos dará nuevo gobernante en 2019. Para ganar el premio mayor, la Presidencia de la República, los candidatos contratan asesores de campaña, generalmente gurús extranjeros; este año podemos contar con la ausencia obligada del brasileño Joao Santana y su mujer Mónica Moura, confesos de haber recibido dinero de Odebrecht para campañas en Brasil, Venezuela y Panamá (2009). Así que a preparar el ánimo ciudadanos y residentes en todo el país; van a descubrir cuánto y cómo les preocupan su bienestar a los candidatos (dicen que el de ustedes, no el de ellos). Lo bueno es que solo serán dos meses de empacho de propaganda. Lo malo, las redes sociales apenas empezando la contienda, altamente tóxicas en cantidad y calidad; muchos de los mensajes no son para captar votantes ni para elevar el discurso, sino para desprestigiar a los contrincantes. El lunes 4 de marzo empezó la repartidera de artículos de promoción de los candidatos, lo que me trajo el recuerdo de Juanjo, apreciado jardinero al que curiosa y confundida por la variedad de gorras y camisetas de diferentes partidos y candidatos que usaba (y usa), pregunté en la campaña electoral de 2009 si tenía decidido a qué candidatos y partido daría su voto; ‘pues sí', respondió; para presidente, diputado, alcalde y representante de corregimiento se iba con Fulano, Zutano, Mengano y Perencejo. Entonces, Juanjo, ¿tantas gorras, camisetas, botellas de agua, paraguas, etc., de diferentes candidatos? Sonriendo contestó: ‘Agarro todo lo que me regalan los que pasan por mi calle; y no solo yo, todos hacemos lo mismo; por eso muchos no ponemos carteles políticos en las casas; pa' no espantarlos, y los que tienen carteles corren a quitarlos cuando van llegando los de otros partidos. Y los saludamos y aplaudimos y así tenemos camisetas y gorras pa' rato'. Es el ‘juegavivo' de los que saben que después de las elecciones por allí no volverán a ver las caras a los visitantes quinquenales que prometen agua, carretera, medicina y comida barata, campos de juego, escuela nueva o remozada, puesto de policía, ¡hasta teleférico! Dice un refrán que ‘El que guarda, tiene', por lo que, según mis cálculos este año, gracias a las planillas 080, 172 y 002 y otros ingresos, los diputados y partidos políticos (que piden cuota para mantenerse) repetirán la indecente práctica de regalar bolsas de comida, cemento, hojas de zinc, jamones, etc., para ganar votos. La paradoja es que los ‘regalos' se compran con dinero que se les esquilmó a los que, por falta de educación política, no lo entienden así, ventaja para políticos inescrupulosos.

Recuerde: con la mano que deposita su voto, corte la mano de la corrupción.

COMUNICADORA SOCIAL.

‘[...] los ‘regalos' se compran con dinero que se les esquilmó a los que, por falta de educación política, no lo entienden así, [...]'

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