• 24/04/2019 02:01

Necesitamos un presidente estadista

Si creemos en ‘Vox Populi, Vox Dei', recemos por la mejor decisión. Porque Panamá necesita un [...] estadista para que nos inspire [...]'

Se acerca la Hora de la Verdad: finaliza el noviazgo, que es la campaña política con promesas bonitas; llega el día de salir a votar, que es como la fecha de la boda; al frente tendremos las papeletas de votación, momento de decirle ‘sí' al candidato de nuestra preferencia con quien simbólicamente nos matrimoniaremos por cinco años. La analogía no es irracional; en esos casos se trata de una decisión existencial en nuestras vidas íntimas y de un juicio trascendental del acontecer público. En ambas decisiones un error se paga caro: infelicidad, arrepentimiento, divorcio; en otro caso, oportunidades desperdiciadas, gobernantes incapaces o venales.

Las satisfacciones o frustraciones son idénticas. Así como toca conocer a fondo los juramentos del pretendiente durante el noviazgo para tomar la decisión más inteligente, corresponde igualmente escudriñar con cuidado y objetividad los detalles de las ofertas electorales que nos presentan. ¿Son respuestas concretas a los males que afligen al ciudadano? ¿Son válidas y ejecutables? ¿Señalan un camino realista hacia un desarrollo integral, sostenible en el tiempo?

Para la multiplicidad de problemas espinosos que afectan a toda o a una parte de la gente, vemos algunas propuestas electorales vagas o ambiguas, acompañadas de medidas que prometen resultados rápidos; pueden ser aplaudidas porque responden a un populismo trasnochado cuya inoperatividad no tardaría en sentirse. Pero hay medidas cuyas bondades no se observarían de inmediato; estas son las que corresponde tomar a un líder estadista, aunque en nuestra idiosincrasia panameña a corto plazo tengan un ‘costo político'.

Por mencionar diez temas escabrosos que atender en los próximos cinco años: crisis en la viabilidad de la seguridad social, actualización del sistema educativo, salud igual para todos, costo de la vida y de medicamentos, disminución de la desigualdad y empleos con remuneraciones dignas, institucionalidad y método para la reingeniería del Estado, medio ambiente y protección de cuencas hidrográficas, seguridad ciudadana y narcotráfico, corrupción pública y privada, reactivación económica y nuevas áreas a desarrollar incluyendo la agropecuaria, relaciones internacionales en interés del país. Un estadista en la Presidencia encontrará, en un esfuerzo concienzudo con ayuda de todos los sectores, respuestas satisfactorias en los próximos cinco años. No añadiría otros temas vitales, aunque haya expertos en mejor capacidad para ampliarlos.

Por esa multiplicidad de aspectos delicados y complejos a resolver en el próximo quinquenio, que requiere del consenso nacional, tenemos que aceptar lo importante que resulta analizar fríamente la capacidad y habilidad de quien escojamos para acometer esas tareas con razonable posibilidad de éxito. Tenemos derecho a equivocarnos, pero tenemos el deber de informarnos adecuadamente porque no es un juego de azar como la ruleta. Si la equivocación es de buena fe, no provocada por nuestra dejadez, sería parte de los riesgos de la democracia; pero tenemos que hacer un sincero intento por informarnos cabalmente. No salir a votar sería un error porque sería ceder la decisión a otros; emitir un ‘voto castigo' es otro error en cualquier época o lugar porque el despecho es mal consejero en cualquier conducta humana.

Estamos para tiempo para evaluar las cualidades que exigimos del próximo mandatario: formación y capacidad personal, honestidad y valentía, humildad y empatía, vocación de servicio y experiencia, disposición al diálogo y aceptación de críticas constructivas, prudencia y sentido común, inteligencia emocional.

La suerte estará echada en pocos días. Si creemos en ‘Vox Populi, Vox Dei', recemos por la mejor decisión. Porque Panamá necesita un presidente con cualidades y habilidades de estadista para que nos inspire a escoger el sendero correcto ante la bifurcación que tenemos por delante: para progresar o para desmejorar, no hay otro camino.

EXDIPUTADA

‘Un estadista en la Presidencia encontrará, en un esfuerzo concienzudo con ayuda de todos los sectores, respuestas satisfactorias en los próximos cinco años'

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