• 12/06/2019 02:00

Hogares explosivos

‘El tema de moda es el fenómeno de las fugas en los entramados de este fluido que es tan inestable; riesgoso ante la manipulación irresponsable de individuos que se aprovechan de fisuras en la administración del desarrollo tecnológico'

La primera sorpresa fue al abrir la llave y notar que la llama azulácea no salía. Se acabó el gas, pensé y rápidamente preparé el desayuno por vías alternas. En la tarde, al repetirse el incidente, consulté a la unidad administradora del edificio para entonces saber de un daño en el subsistema de distribución que alimenta todo el inmueble.

Un dato adicional abrió el abanico de calamidades que vendrían. Había problemas en toda la instalación y no tendríamos suministro. Además, no se podrían introducir pequeños tanques, adquiridos en los abarrotes locales. Por el momento, solo se utilizaría como fuente, la electricidad y quien no tuviera aparatos adecuados, debería buscar la manera de obtener estos, porque el asunto no pintaba bien, o al menos normal.

El primer balance apuntaba a que toda la conexión dentro de la estructura de mampostería, estaba en deterioro y era necesario sustituirla. El problema era ahora modificar todo para armar un nuevo esqueleto. Estábamos hablando no solo de una reparación; sino de una instalación exterior con su respectiva complejidad de detalles, pasos y trámites propios de algo de tal dimensión en un edificio de varios pisos y dos decenas de apartamentos.

Lo que sucedió a continuación fue una especie de película de horror en esta propiedad horizontal, ubicada en el corregimiento de Bethania, cerca del centro comercial y bancario de la urbe capitalina. Varias empresas cotizaron para este proyecto de plomería renovada. Forzosamente, se estableció una cuota extraordinaria y se dio un plazo de cuatro meses. Lógico, al final no se cumplió y hubo varias prórrogas.

Cuando el contratista terminó —nos dimos cuenta de que, en medio de todo, cedió el compromiso a otro proveedor más pequeño— e hizo una ‘certificación' que establecía haber concluido su trabajo. Le correspondió a la Oficina de Seguridad del Benemérito Cuerpo de Bomberos evaluar y exponer posibles inconsistencias técnicas. La compañía adujo que no poseía capital para invertir en los ajustes y correcciones que eran obligantes en ese momento.

Los residentes quedamos en suspenso. Un proceso legal sería prolongado (interminable) y era necesario resolver. Se debió contratar otros técnicos para que acabaran la labor que concluyó un año y tres meses después de que se interrumpió el servicio.

Todo este trance supuso un inminente peligro de un colapso y un estado de inseguridad de los moradores del lugar. Esto orienta y brinda un panorama de lo que ha ocurrido con cientos de construcciones y proyectos habitacionales donde han acaecido daños y también trastornos inmobiliarios que empiezan a cobrar vidas.

Este enrarecido y confuso panorama implica la interacción de varios actores que no termina de comprenderse. En el medio del escenario, firmas que se ocupan de estas tareas de instalación con registros dudosos y poco responsables. En muchos casos, las promotoras acuerdan sus servicios para ahorrar dinero con las consecuencias que se multiplican; sobre todo por un mal seguimiento. En muchos casos las quejas y demandas duermen un sueño burocrático, sin sanciones.

Al parecer es un mal repetitivo y con un esquema repetible. Cuando surge un desastre, los indicadores traslucen una mala praxis por incumplimiento de una compañía (en este caso de bienes raíces), una paupérrima calidad de servicios y una supervisión deficiente. Luego, procesos legales plagados de inconsistencias, historias de pánico y una larga procesión de vistas de autoridades que se ven limitadas ante la fuerza de poderosas firmas legales.

El tema de moda es el fenómeno de las fugas en los entramados de este fluido que es tan inestable; riesgoso ante la manipulación irresponsable de individuos que se aprovechan de fisuras en la administración del desarrollo tecnológico. Los hechos son fehacientes y no dan lugar a especulaciones; solo obligan a medidas ejemplares para la seguridad de la población.

PERIODISTA

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