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- 22/09/2019 00:19
Rodolfo, el guerrillero místico
“Los héroes no yacen en la tumba, remueven la conciencia de los pueblos”, Elsie Alvarado.
La necesidad de conocer cómo surge la nación aluvional, es un imperativo ético. La sangre derramada de los patriotas, tantas veces en el Istmo, es una realidad lacerante en el alma de la nación panameña.
La insurgencia de cerro Tute, atolondrada, romántica y quijotesca es un arquetipo de la lucha social cuando llega la hora de las reivindicaciones.
¿Cuántos jóvenes saben lo acontecido en abril de 1959, cuando vestidos solo con el inmarcesible idealismo y armados apenas con las ganas de una justicia igualitaria, un puñado de jóvenes, que algunos pudiéramos llamarlos niños, suben a las veragüenses cimas del cerro Tute y desde allá intentan inflamar una revolución que acabe con las mil y una injusticias que afectan al pueblo? ¿Cuántos conocen los nombres de los que pagan con su vida aquel empeño temerario y mueren abrazados a un ideal que supera al máximo las probabilidades de éxito? ¿Cuántos adultos de hoy se atreven a escarbar en esas tumbas para identificar el hálito de coraje y rebeldía de esos cuerpos heroicos?
No lo sé. Pero sí estoy convencido de cuánto bien haría a nuestra fibra de panameños la lectura consciente de las obras Los héroes y mártires del cerro Tute, Hijos de la rebeldía o Rodolfo Murgas, El Guerrillero Solitario; al menos nos removerá la conciencia, y eso ya es bastante.
Hoy asedio El Guerrillero Solitario de Rafael Murgas Torraza.
Panamá se asombra cuando detienen a un joven de 17 años. El Fulo Murgas, alumno sobresaliente de la Normal Juan Demóstenes Arosemena. Está solo en un rancho, prepara su comida, los policías se sorprenden cuando Rodolfo los invita “llegaron a la hora del guacho”, sin temor y con la seguridad de su fuerza interior les sonríe, ellos llegan con la orden de Bolívar Vallarino que no quiere prisioneros. Boris Martínez, con la soberbia de los cobardes, lo golpea en los testículos e intenta matarlo. Virgilio Guerrero se interpone y con valor le dice “él es mi prisionero” y le salva la vida.
El Fulo, tiempo después, afirma había desarrollado una fe absoluta de que no podían hacerlo. Rodolfo, en ese momento, es un ser de luz, un ente místico, los poderes extrasensoriales que posee, lo salvan del salvajismo de una policía que ya había asesinado a Rodrigo Pinzón y Eduardo Santos Blanco, heridos en el primer combate cuando Omar Torrijos sobrevive de milagro. Bolívar Vallarino suma otros jóvenes a los treinta masacrados el 22 de mayo de 1958. Luego asesinan a José Rogelio Girón y Domingo García en el enfrentamiento del Banquillo, los rematan sin piedad. Así es nuestra entidad policial, sin pudor y sin respeto a los derechos humanos.
Rodolfo es perseguido por Ernesto de la Guardia, el cual iguala en su sadismo a Bolívar Vallarino; primero Berta Arango lo expulsa de la Normal, se traslada al Félix Olivares en Chiriquí y allí Carlos Sucre, como ministro de Educación, le quita la beca ganada por sus méritos. Carlos Sucre es implacable, expulsa a todos los dirigentes estudiantiles de los colegios secundarios, la medida dictatorial fracasa, pues la Generación del 58 crea una dirección colectiva con los cuadros para reemplazarlos. Todos los estudiantes son líderes, algo inédito en el devenir republicano.
El Fulo Murgas viaja a China y es recibido por Mao, y permanece allí seis meses, luego viaja a Rusia a estudiar, la estadía es de dos años y regresa a Panamá. Murgas se desilusiona con la Revolución de Lenin y la dictadura de Stalin. El Fulo es un libre pensador ajeno al fundamentalismo de la época, desarrolla el pensamiento crítico.
Rodolfo al regresar a Panamá en 1963, lo primero que hace es visitar la tumba de su siempre amigo, Polidoro Pinzón, en compañía de Berta Pinzón y Álvaro Menéndez Franco, el carro se queda sin frenos por San Carlos y se voltea. Pito Murgas, su padre, considera que es un atentado y viaja inmediatamente a la Comandancia a exigir que respeten la vida de su hijo. Así matan al estudiante Juan Antonio Navas Pájaro en 1966 al regresar de Rusia en el Corredor de Colón. La CIA manda en Panamá y eliminan a Polidoro Pinzón y Floyd Britton. Los directivos del ente armado panameño son sus amanuenses y están en su planilla.
El enigma en torno a Rodolfo Murgas Torraza es por qué asume una posición de rechazo a los grupos de izquierda y pone distancia frente a Omar y la dictadura militar. El Fulo sufre una depresión abismal y crisis existencial ante los asesinatos de la Guardia Nacional en el Tute, los crímenes de Polidoro Pinzón y Floyd Britton por la CIA, así como el asesinato de Héctor Gallego por el instituto armado. Se sumerge en un nihilismo absoluto.
Rodolfo nunca perdona a Omar por lo del Tute. Omar busca un acercamiento con Fulo Murgas, tienen una reunión, ellos solos. Y ninguno de los dos hacen comentarios de lo sucedido. Me recuerda el encuentro de Bolívar con San Martín en Guayaquil, silencio sepulcral, los dos son masones.
Rodolfo se aparta por completo del acontecer político nacional. Se refugia en la Comarca, la lectura es su pasión. Thelma King lo protege, Carlos Iván Zúñiga le reconoce su trayectoria. Habla siempre con Padilla Véliz. Nunca milita en un partido político. Muere en 1985 de un ataque cardíaco. El Fulo está con las walkirias, allí donde solo llegan los héroes… es el Avalón sin caínes, judas y brutus.
El Guerrillero Solitario, el revolucionario místico, el iluminado es imaginativo, audaz, comunicativo, de carácter firme e inteligencia lúcida y desbordante, libre pensador, carismático, siempre leal y hombre de honor, nunca hace concesiones. Rodolfo es hijo de del Cid, el Quijote y Victoriano Lorenzo.
Pensamientos cardinales: la patria en el gatillo, solo la juventud, libre de compromisos puede salvar la República, “no voy a ser militar para matar estudiantes”.
El karma de Omar es afectado por el Tute y la acción contestataria de Héctor Gallego en Santa Fe, es la Veragua rebelde de Quibián, Urracá, Manuel Celestino González, Rodolfo y Changmarín. La Historia es un sendero de paradojas y parodias, es dialéctica.
Epílogo. Pito Murgas, públicamente, fustiga al ente armado del país: “a unos chiquillos panameños les mandaron el poder de fuego de la Guardia Nacional y a los cubanos de Nombre de Dios les mandaron la diplomacia de la OEA”; como presidente de la UEU, ante la comisión de la OEA reunida en el Hotel Panamá, denunció la Masacre de mayo de 1958, así como la persecución violenta contra el movimiento estudiantil; irónicamente esa fuerza policial actúa cobardemente contra los invasores cubanos.
Hoy, cuando el Panamá político ofende la dignidad nacional con su voracidad cavernícola y cinismo, es oportuno recordar a los mártires y héroes del Tute y su ético ejemplo.
Referencia bibliográfica: Murgas Torraza, Rodolfo. El Guerrillero Solitario / Panamá: Impresión Digital, 2019. il. 167 p.
Cuestas, Carlos. Hijos de la Rebeldía / Panamá: Círculo de Lectura Guillermo Andreve, 2008. 289 p.
Nelson Herbert. Los héroes y mártires del Tute / Panamá: CIDPA, 2004. 120 p. Barría, Ariel. En nombre del Siglo / Panamá: Editora Géminis. 2004. 88 p.
Docente, historiador y escritor.