• 02/12/2019 00:00

Autorretrato y otras conductas indeseables

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En septiembre de 2014 publiqué un artículo titulado: “Cada quien se dibuja solo”. Ahora que estamos digiriendo lo que han revelado los VarelaLeaks, aunque ya he manifestado cierto recelo, porque creo que el contenido ha sido modificado para beneficio de los otros maleantes y perversos, no debemos dejar de aprovechar estas infidencias para, no examinar, solo mirar lo ocurrido desde otras perspectivas: del que tiene el sartén por el mango; la perspectiva de la vanidad, las pretensiones, la arrogancia, la sumisión y claro, y el poder, entre otras.

El artista francés del siglo XVIII Edgar Degas, dijo alguna vez que “Dibujar no es lo que uno ve, sino lo que uno puede hacer que otros vean”. En realidad, se ha venido desmenuzando cada intercambio, cada línea, evento, acción o inacción de lo que revelan las filtraciones del celular del exmandatario. Pero este evento me da la razón (no es que piense que he ganado algo con eso), cuando subrayo con el título señalado: todos nosotros, tarde o temprano, dejamos en evidencia quiénes somos en realidad. Nos dibujamos con nuestras propias acciones, aunque tratemos que nos vean de otra manera.

Me gusta utilizar la figura del dibujo: “dibujar”, así imagino a las personas sentadas frente a un lienzo. Lápiz en mano, trazan las líneas de su ser como se ven y se perciben ante el resto de la humanidad. En realidad lo que hacen es trazar las líneas de diferentes calibres que construye una imagen, generalmente buena y generosa de sí mismo que nos presentan para consumo cotidiano. Ese mismo dibujante, bajo circunstancias de recogimiento, en su despoblada soledad, conviviendo con su verdadero Yo, sin temor a ser descubierto, grafica su legítimo retrato. El que él sabe que es en realidad. El que no se traga todos sus malestares, sus debilidades, sus perversiones (que al fin y al cabo todos tenemos).

Hay excepciones, como en todo. Las personas sensatas y balanceadas hacemos lo posible por mostrarle al mundo una verdad de nosotros que oscila entre los dos o talvez tres, o cuatro retratos de nosotros. Nuestro autorretrato, cuando se da una crisis, es posible que, por comedidos y cuidadosos, en control de las situaciones, no sorprenda a nadie la forma en que enfrentamos los retos y las amenazas.

Pero ciertamente hay excepciones. Las personas sensatas también podremos concluir que el actual presidente de los Estados Unidos, por ejemplo, se dibuja tal cual es y no tiene problemas haciéndolo. Roberto Durán, nuestro querido campeón de campeones, es otro, con eso no quiero decir que su lienzo es igual ni parecido al de Trump. Pero Durán es Durán desde donde quieras observarlo. Seguramente los psicólogos y los siquiatras pueden atender este tema con más exactitud que este servidor que, a falta de los elementos científicos sobre el estudio de la mente y las personalidades, expongo, por simple observación, estas empíricas evaluaciones.

Los trazos expuestos del celular presidencial, son profundos y claros (si es que son ciertos). Ya lo decía en el 2014: “nuestra mayor desventaja es nuestra cultura del oportunismo. Los que nos lideran han perdido el sentido del compromiso con el futuro y el bien de los que vienen, por la conveniencia de lo que me puede tocar ahora, mientras que el panameño común vive las penurias cotidianas para llevar adelante las exigencias de la vida; comida a la casa o garantizar una mejor educación, seguridad y esparcimiento sano para los suyos”. “... la corrupción existen en todas las sociedades modernas, en unas más que otras. Pero aquí pareciera estar volviéndose incontrolable por la seguridad de la impunidad; y, peor aún, el poco importa de la población. Todos sabemos qué nos rige, pero no hay manera de que se establezca un compromiso serio por combatirlo. Esta sociedad es responsable del camino que transitamos y no pareciera estar dispuesta, en estos momentos, a realizar cambios”.

Si los VarelaLeaks son ciertos, nuevamente le da validez a lo señalado tantas veces sobre el poder: “El poder corrompe, el poder absoluto corrompe, absolutamente”, y muchos le agregan que “desenmascara”. Yo me conformo con atribuirme el señalamiento de que no hace falta que otros diseñen un perfil sobre cualquier ser humano, hombre o mujer, tarde o temprano..., cada quien se dibuja solo. Estas revelaciones son prueba de ello.

Comunicador social.
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