El diagnóstico está dado sobre el tema educativo y no hay tiempo que perder. Las soluciones para resolver el grave problema de la educación panameña, también empiezan a salir a la luz. En materia de estructura gubernamental, se debe crear la Autoridad de la Educación y en el campo de la evaluación educativa, que los exámenes para pasar de curso los ponga el Estado. En el aspecto de la enseñanza propiamente dicha, Panamá debe cambiar el modelo memorístico por el de la comprensión. En pocas palabras, los panameños tenemos la respuesta y cómo hacerle frente a un problema que nos explota en la cara y que amenaza nuestro futuro si no lo atendemos. En Estados Unidos, por ejemplo, a finales de los años 50 del pasado siglo, había una corriente psicológica encabezada por la escuela de Chicago que estaba muy preocupada por cómo se aprende y cómo evaluar los aprendizajes. Se comprobó rápidamente que no todas las acciones cognitivas tenían la misma complejidad, por ejemplo, no es lo mismo recordar un cierto dato que analizarlo o valorarlo. Benjamín Bloom desarrolló una jerarquía de los objetivos educativos que se querían alcanzar con el alumnado, dividiéndolo en tres ámbitos: Ámbito cognitivo, ámbito afectivo y ámbito psicomotor. Es del primer ámbito del que surge la tabla de la taxonomía de Bloom. Es justamente esa tabla,  adaptada a nuestros tiempos tecnológicos por Lorin Anderson y David R. Krathwohl, antiguos alumnos del propio Bloom, la que hoy está siendo usada por los principales países donde la educación es su verdadera estrella. En Panamá no tenemos que inventar la rueda, sino ponerla a rodar. ¡Así de simple!

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