• 11/01/2020 00:00

A 20 años de la transferencia del Canal: Un Balance

Mi opinión la baso en los más de 28 años que laboré en el Canal de Panamá, período en el que trabajé en operaciones, dirigí la planificación de la transición y formé parte del Equipo de Alta dirección; y en otros 15 años, en los que laboré tanto en el sector público como privado...

A veinte años de la transferencia del Canal, hoy nos enorgullece poder celebrar el que los panameños pudimos demostrar al mundo que hemos podido administrar el Canal igual o mejor que los norteamericanos. Mucho se ha escrito y dicho sobre los logros e hitos del Canal, pero vale la pena hacer una breve reflexión sobre algunos factores que le permitieron a la ACP alcanzar esos logros y algunos en los que no ha sido tan exitosa.

Mi opinión la baso en los más de 28 años que laboré en el Canal de Panamá, período en el que trabajé en operaciones, dirigí la planificación de la transición y formé parte del Equipo de Alta dirección; y en otros 15 años, en los que laboré tanto en el sector público como privado.

En orden de importancia, pienso que la clave del éxito de la ACP está en su autonomía financiera, patrimonio propio y que el presupuesto de la entidad lo define la administración en base a sus prioridades y necesidades, que el mismo no forma parte del presupuesto general del Estado, y que la Asamblea sólo podrá aprobarlo o rechazarlo. Sin esto, la ACP sería como cualquier otra institución del gobierno.

El segundo factor que considero clave es el régimen laboral especial, basado en un sistema de méritos que, a pesar de no ser perfecto, es el más funcional que existe en Panamá, y me atrevo a decir que no sólo en el sector público, sino también en el sector privado. La meritocracia bien llevada es un factor clave para mantener la armonía laboral, pues cuando la fuerza laboral siente seguridad y certidumbre en los procesos de reclutamiento, selección y promoción, saben que el buen desempeño paga.

Los demás temas incluidos en el régimen especial del Canal son importantes, pero con el tiempo han dejado ver que son imperfectos y que, en mi opinión, han contribuido al éxito, pero de forma limitada. Entre ellos, debo mencionar, la constitución de su junta directiva y la conformación de la junta de relaciones laborales; que a todas luces ha dejado ver que, con contadas excepciones, no han respondido a ningún criterio profesional o estratégico para el Canal, en muchos casos las designaciones han sido para pagar favores políticos o por amistad. El resultado ha sido que no siempre las decisiones se toman en base a los mejores intereses del Canal y del país.

Un tema en el que el Canal no logró avanzar y que está pendiente, es el mejor aprovechamiento de su patrimonio. En su momento, a la ACP se le asignaron tierras y aguas que, en retrospectiva no han sido aprovechadas de la mejor manera. No voy a profundizar en las razones, pues habrá muchas opiniones encontradas, pero la realidad es que el valor de nuestra posición geográfica no ha sido desarrollado en su justo potencial, ya sea por falta de coordinación con el gobierno de turno, o por falta de iniciativa o ejecución por parte de la administración del Canal. En cualquiera de los casos es algo que afecta el crecimiento económico y el desarrollo del país.

La visión que un grupo de panameños ayudamos a redactar en el año 1999 versaba: LÍDER MUNDIAL en servicios a la industria marítima y en el desarrollo sostenible para la conservación de la cuenca del Canal; PIEDRA ANGULAR del sistema de transporte global e impulsora del progreso, desarrollo y crecimiento de Panamá; MODELO de excelencia, integridad y transparencia en nuestra gestión; comprometida con el desarrollo integral de nuestro equipo humano.

Recordemos que la visión es a lo que aspira llegar una organización. La verdad es que, a la fecha, la ACP no ha pasado de brindar un servicio de pasar buques de un océano a otro; en cuanto al desarrollo sostenible hay muchos cuestionamientos con respecto a la degradación que se ha dado en la cuenca, aunque puede que no sea única responsabilidad de la ACP, pero igual, es algo que no se ha logrado.

En términos del progreso, desarrollo y crecimiento, no podemos negar que la ACP ha incrementado sus aportes al gobierno, lo que ha contribuido al crecimiento, mas no se puede decir lo mismo con respecto al desarrollo. Y en cuanto a la integridad y transparencia de la gestión y su compromiso con el desarrollo integral del equipo humano, a pesar de que en lo personal pienso que mucho se ha logrado, también hay muchos cuestionamientos de parte de la ciudadanía.

Es evidente que la ACP requiere con urgencia de un nuevo ejercicio de planificación estratégica en el que participe, no solamente un pequeño grupo de allegados al nuevo administrador, sino que en esta ocasión el ejercicio debe incluir a más sectores de la población, pues los cambios en el entorno que enfrenta el Canal también afectan al resto del país en su conjunto. Ese nuevo ejercicio de planificación estratégica debe considerar al Canal como parte integral del país, y en particular del sector logístico y marítimo panameño. Es lo menos que le debemos a esos mártires que sacrificaron sus vidas para que el resto de los panameños pudiéramos cosechar los beneficios que nos ha brindado la soberanía en todo el territorio y la administración del Canal.

Finalmente, es importante resaltar que el híbrido que creamos los panameños en la administración del Canal ha demostrado que sí hay forma en que el gobierno puede ser un buen administrador. El modelo es replicable en aquellas instituciones que sean de carácter estratégico para el país, siempre y cuando exista la voluntad política para que las cosas se hagan bien.

El mejor administrador, sometido a la burocracia e injerencia política del gobierno, no hubiera podido llevar adelante la empresa canalera exitosamente. Es un hecho que, con las herramientas adecuadas, cualquier ente gubernamental pudiera lograr lo mismo que ha hecho la ACP.

Consultor internacional
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