• 06/02/2020 04:00

La playa del alcalde

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El proyecto de playa del alcalde Fábrega tiene muchas aristas que vale la pena analizar con una dosis de objetividad, prudencia y ecuanimidad, contrarrestando por un lado la percepción de imposición e improvisación que despierta el impetuoso alcalde con esta idea, y por el otro, la oposición y emoción que ha generado la misma en una parte de la sociedad panameña.

En su afán de hacer de este proyecto una realidad, el alcalde Fábrega está utilizando algunos mensajes que, a mi juicio, ameritan precisarse. En primer lugar, no hay una recuperación de espacios públicos, ya que estamos “robando” un espacio que siempre le ha correspondido al mar y que, desde siempre, ha formado parte del fondo marino del litoral urbano. En segundo término, no hay tal oportunidad para que los panameños volvamos a bañarnos en las playas de la ciudad, ya que quienes algún día se bañaron en las playas de Bella Vista no volverán a hacerlo, ya sea por razones de edad, o por una simple ausencia.

El proyecto de playa del alcalde Fábrega no debe ser analizado en su factibilidad económico-financiera, mucho menos en su viabilidad técnica. Con fondos públicos provenientes de los impuestos municipales o de los recursos asignados por el Gobierno a los programas de descentralización, la rentabilidad del mismo tiene poca o ninguna importancia, o es una entelequia para vender el proyecto. Por otro lado, la tecnología disponible para realizar una obra de esta naturaleza puede superar con creces la imaginación de sus promotores y asegura de antemano la realización de cualquier proyecto sin limitación física alguna.

Pero, ¿por qué no analizar el proyecto de playa del alcalde desde otras perspectivas? ¿Es la cinta costera el mejor espacio para una actividad playera, a sabiendas de que ya en el área hay congestionamiento de vehículos y personas?; ¿por qué no elaborar un modelo para simular el comportamiento del proyecto frente a los elementos del mar y otras variables?; ¿se ha hecho una evaluación comparativa de las necesidades de la ciudad para asignar los recursos municipales en función de esas necesidades y sus prioridades?; ¿se ha comparado este proyecto de playa con otras posibles ubicaciones?; ¿es este un proyecto que, por su naturaleza y compleja institucionalidad, rebasa la capacidad y el ámbito municipal para lograr mayores consensos?; ¿es aceptable la metodología de buscar el apoyo de la ciudadanía para un proyecto que todavía no cuenta con todos los estudios y los análisis para tomar una decisión?; ¿es conveniente para la sociedad levantar un clima de “ellos” vs “los demás”, utilizando elementos políticos para descalificar a quienes disienten u opinamos diferente y así conseguir aparentes apoyos?; ¿se tiene ya la decisión de llevar a cabo el proyecto, sin importar otras consideraciones, solo porque es el proyecto de playa del alcalde?

Insisto que este proyecto va más allá de la visión municipal del señor alcalde para la ciudad y sus corregimientos. Coincido con otras opiniones en que una playa para la ciudad debe ubicarse en Veracruz, donde ya existe una playa con características adecuadas para su desarrollo y a menor costo, y donde el mercado a servir no solo sería la ciudad de Panamá, sino también la provincia de Panamá Oeste. Se aprovecharía de esta manera la cinta costanera y otras obras viales en ejecución para acceder a dicha playa y se abriría la opción de trasladarse en cualquiera de las líneas del metro, desde cualquier punto de la ciudad, y bajarse en la futura estación de Panamá Pacífico para llegar a Veracruz. Las playas de La Habana, Cuba, se encuentran a veinte minutos al este de la ciudad, pasando el túnel que atraviesa la bahía. Estas Playas del Este, como se le conocen, ofrecen todas las comodidades con la mayor seguridad, amplitud y calidad de servicios para regocijo y beneficio de propios y extraños.

Quisiera estar equivocado, pero me da el pálpito de que el resultado del acto de consulta ciudadana llamado por el Municipio de Panamá para el próximo 11 de marzo dará un resultado a favor del proyecto de playa del alcalde, el cual, lo más probable, será aprobado por abrumadora mayoría, particularmente con el apoyo de muchos entusiasmados por la gratuidad y la novedad de la obra y el sueño de un empleo. Ojalá, señor alcalde, hiciésemos un alto en este esfuerzo suyo para definir mejor entre todos este proyecto para que de alguna manera, en vez de llamarlo “la playa del alcalde”, lo llamemos “la playa de la ciudad de Panamá”.

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