• 07/02/2020 04:00

Comunicación y riesgo social: tareas pendientes

“Se trata de no generar inseguridad ni caos colectivo. Se trata de responder y no reaccionar ante cambios y circunstancias globales que atentan contra la seguridad nacional”

En el funeral de mi abuela Joaquina Vargas de Araúz, cité algunas de sus frases más repetidas en vida, “cuando se hacen las cosas, se hacen bien”. Joaquina, en su aniversario 17 de su muerte, me sigue haciendo eco y expone en absoluta vigencia, alguna de sus frases en vida. Lo de Joaquina, cabe perfectamente, en el actual contexto nacional.

El mundo y Panamá están agitados con el tema del coronavirus y la emergencia sanitaria declarada por la Organización Mundial de la Salud. Información sobre la crisis sanitaria en China y el mundo inundan todos los sitios de todo el mundo. La salida de ciudadanos de todas las grandes ciudades de China es tema de todos los días y Panamá ha sido parte de ello.

El cierre reciente de la carretera Panamericana en Pacora por miembros de la comunidad, por la recepción de los 47 estudiantes panameños, que estudiaban en la República Popular de China, en la escuela Padre Guardia Jaén de Pacora, puso en evidencia y reitera una situación que revela la mora social que tiene el Estado en materia de respuesta a los ciudadanos en riesgo social.

Los ciudadanos asesinados y abusados por sectas religiosas en la comarca indígena expuso hace semanas, la misma falencia. Los maltratados por el fanatismo religioso viajaron por horas por campos y selvas, hasta encontrar asistencia de salud y soporte psicológico en Santiago de Veraguas. Los sobrevivientes fueron evacuados y no fue hasta varios días después que fueron puestos en lugares que garantizarían su integridad física y psicológica. No faltó el morbo en los noticieros, las fosas comunes, los tizones ardientes tapando la boca de pecadores. No hubo desperdicio para esa dimensión de la mentalidad panameña.

Años antes, la crisis migratoria que aún viene teniendo vigencia en el Darién, puso en vilo a autoridades migratorias con los africanos varados en Paso Canoas. Hoy persiste el problema que presenta el campamento abandonado por el proyecto hidroeléctrico en Los Planes de Gualaca, como sitio adecuado para albergar —hoy— a migrantes que se desplazan en largas travesías y viajes transcontinentales y de paso por Panamá. Bastante dio que hablar la administración del Gobierno pasado.

Los persistentes casos de abusos sexuales a menores de edad, la violencia doméstica contra mujeres y niños y la prevención de femicidios es otra realidad creciente que pone en agenda la necesidad de construir albergues que garanticen la integridad de los ciudadanos. ¿Para cuándo la atención de niños y mujeres abusados? ¿Cuál es la estrategia de Estado para enfrentar a la creciente población panameña en riesgo social? ¿Cuántos recursos se han asignado para la construcción de albergues que tengan las condiciones adecuadas y el apoyo profesional para atender a las víctimas de violencia social?

La misma pregunta la hago con relación a la crisis sanitaria que cada día será revelada, no solo por las zoonosis que se producen en países sobrepoblados como China —como lo ha sido el coronavirus—, sino aquellas enfermedades emergentes por el cambio climático. ¿Seguiremos reaccionando a la realidad o vamos a construir respuestas? ¿Cuál es la estrategia de comunicación del Estado ante estas situaciones? ¿Quién es competente en temas de salud para posicionar mensajes relacionados?

Lo sucedido en Pacora no es intolerancia basada en la ignorancia. Es una reacción a la falta de información. Lo de Pacora revela la ineficiencia del sistema de salud, de información y de seguridad. Hay sino poca, ausencia de mensajes asertivos en materia de información sanitaria. Lo que los ciudadanos recibimos es información de números crecientes de contagios, decesos, carencia de tapabocas y sirenas que anuncian una emergencia sanitaria planetaria declarada por la Organización Mundial de la Salud. Poca información local o información fragmentada sobre el manejo de los conciudadanos retornados de China y de cuál será su mejor manejo y tratamiento. Sobre la prevención de riesgos, casi nada o información difusa.

Como sociedad no estamos siendo capaces de garantizar un lugar adecuado para el manejo de una posible emergencia sanitaria. Lo sucedido en Pacora y lo que sucederá en cualquier otro lugar, pone en evidencia la debilidad de los sistemas de salud, seguridad e información del Estado frente a un tema sensitivo, como lo es un virus desconocido y que amenazas a la salud de los panameños.

Debemos mirar cómo se está haciendo en otros lugares. A propósito, a instancias europeas dedicadas a la investigación del tema, como el National Institute for Public Health and Environment, en conjunto con el Centro Médico de la Universidad Erasmus; ellos ya están conformando equipos de trabajo y el despliegue de una estrategia nacional para enfrentar y manejar el primer caso de coronavirus que se ha reportado en los Países Bajos.

Ya caerá la crítica sobre por qué comparo a Panamá con países desarrollados como Holanda. Pues bien, si no aspiramos a la excelencia, jamás podremos mejorar; y de la misma manera, estaré dejando a un lado el legado de mi abuela.

Los temas de seguridad social y la atención de los segmentos de la población en riesgo social, urgen. Se trata de no generar inseguridad ni caos colectivo. Se trata de responder y no reaccionar ante cambios y circunstancias globales que atentan contra la seguridad nacional. Lo anterior demanda la asignación de recursos y un mensaje de comunicación claro y asertivo para que la sociedad tome las mejores posiciones y acciones que demanda el asunto.

No a la improvisación y a la mediocridad.

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