• 14/03/2020 04:00

¡Aleluya! ¡Jesús ha resucitado! ¡Aleluya!

Este domingo, celebramos una de las fiestas más conmemorativas de la cultura y valores de la fe cristiana, la “festividad de la Pascua de Resurrección”.

Este domingo, celebramos una de las fiestas más conmemorativas de la cultura y valores de la fe cristiana, la “festividad de la Pascua de Resurrección”. Y es por ello que, en el rito de las muchas denominaciones cristianas con tradición católica e inclusive protestantes, el mismo inicia con esta antífona: “¡Aleluya! Cristo ha resucitado”. Y las multitudes responden a la misma: “¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!”, ¡dando a la comunidad cristiana: Alegría y Fe de que la vida de nuestro Señor Jesucristo no terminó en el Calvario y que ha Resucitado!

En el Evangelio de Mateo (escrito en el año 70 aproximadamente d. C., en el capítulo 28: versículo 6), nos encontramos con una de las tantas narraciones sobre lo sucedido al Maestro Jesús de Nazareth, después de sufrir la penosa crucifixión y haber sido puesto en su tumba sellada y custodiada por soldados romanos, gracias a la generosidad de José de Arimatea, fariseo y miembro noble del Sanedrín judío de la época. “v. 6 No está aquí, sino que ha resucitado, como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron”. Señala el Evangelio de Mateo.

Habían ya pasado más de 70 años cuando se escribe está historia en el Evangelio de Mateo. Ya el evangelista Marcos, en los años 60 d. C. aproximadamente, había escrito con anterioridad, como se puede constatar en el capítulo 15, versículos 42 y siguientes… siendo así una de las fuentes de Mateo para narrar el hecho, a parte de otras más. Lo cierto es que la vida de muchos fue impactada por la vida de Jesús de Nazareth, tomando parte del proyecto del mismo en establecer las bases para que un nuevo Reino naciera en el corazón de todos los seres humanos.

Han pasado 2020 años y la Iglesia, que es el Cuerpo Místico de Jesucristo, como ya lo dictaminará el apóstol san Pablo de Tarso, continúa sin parar en la ardua tarea de la evangelización de los pueblos; pese a que la misma, a través del tiempo, ha vivido, como dice un antiguo himno cristiano: “con odio o desdén; con el error y con los cismas, siendo desgarrada en el vaivén, a través de sufrimientos, fatigas y dolor” de muchos hombre y mujeres entregados al compromiso de la Fe.

El pueblo cristiano de Panamá sigue celebrando la Semana Santa, en medio de situaciones verdaderamente vergonzosas para una nación. No voy a señalar las mismas, pues sería llover sobre mojado, pero estoy seguro de que todos las conocemos. Ahora se nos suma la Pandemia Mundial por el Coronavirus, COVID-19. Los grandes líderes cristianos y de otras religiones y filosofías seculares están constantemente haciéndonos un llamado a “Ser Íntegros con nuestros valores y creencias”. Está de más señalar que, moralmente hablando estamos comprometidos con la “Verdad” y la Verdad es la que nos hace Libres como pueblo.

2020 es un año de grandes retos, de preparación para grandes eventos que tienen las características de convertirse en históricos para la nación. Hago un llamado para que todos nos dispongamos en alma, cuerpo y corazón a ser íntegros a conciencia y con el llamado y la grandiosa oportunidad que Dios nos ha dado, a través del maravillo sacrificio de su amado hijo Jesús, al que hoy día llamamos “Jesucristo”.

Que todos nuestros actos en la vida estén marcados por ese espíritu de la resurrección, que no es otra cosa que aquella verdad existencial de sabernos bendecidos por la gracia que proviene del Padre y de su Hijo. Resurrección significa compromiso con todo lo bueno, con todo lo que es bello, con todo lo que es mejor, con todo lo que beneficia a todos. Compromiso para combatir la maldad, los antivalores, las situaciones de muerte.

Le deseo a toda Panamá “Felices Pascuas de Resurrección” y que, “Así alumbre vuestra luz”.

Sacerdote
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