Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 04/06/2020 00:00
Impunidad... Una opinión
Punible significa que merece castigo, impunidad es dejar sin castigo la comisión de un hecho punible. La recta y oportuna administración de justicia es esencial para la estabilidad y la paz social; el que quienes infringen las leyes cumplan las sanciones impuestas, conforme al ordenamiento jurídico vigente, además de promover equilibrio en las relaciones sociales, ejerce un efecto disuasorio sobre el resto de la población. Desafortunadamente, en nuestro país, la justicia solo actúa contra los pobres, como bien advirtiera el obispo Oscar Romero, la justicia es como las serpientes, solo muerde a los que van descalzos… que aquí, al político corrupto, valga la redundancia, que roba millones, tengamos que llamarlo honorable o excelentísimo señor, y no le pase nada, mientras que al excluido o desamparado, que agarran con una iguana, lo refundan en la cárcel, es vergonzoso e insultante. Por ello, no sorprende que la corrupción se haya multiplicado, sobre todo entre los políticos en ejercicio del poder público; a tal punto que, para la mayoría ciudadana, excepto demostración en contrario, todo proyecto, iniciativa o actividad, oficial, tiene como propósito desviar recursos públicos para provecho de los funcionarios a cargo, salvo de los ubicados en los niveles inferiores de la escala jerárquica, que, junto a la población receptora, son los últimos en enterarse de la defraudación; tal como sigue ocurriendo en plena ejecución del plan Panamá Solidario.
Actualmente, el fenómeno ha alcanzado tal nivel, que, al escándalo del momento, inmediatamente lo enmascara el subsiguiente, y así sucesivamente, en una cadena sin fin, que mantiene en constante movimiento la maquinaria de la corrupción. Un ex ministro del Gobierno anterior aceptó haber recibido sobornos de Odebrecht, no obstante, ¡la Fiscalía sostuvo que no había pruebas!; como si no tuviera ningún valor aquello de que, a confesión de parte, relevo de pruebas; axioma jurídico que significa que quien confiesa un delito libera a la contraparte de tener que probarlo. Todos los candidatos, sin excepción, incluyen el combate a la corrupción, como pieza clave de campaña; con discursos que exaltan las emociones. El 15 de enero del 2004, en Atlapa, el entonces candidato opositor dijo: La Patria nueva nos exige… concretar una alianza social, con moral y con integridad... ¡Combate a la corrupción! Y si se produce un caso, ¡CERO IMPUNIDAD! En mi Gobierno el combate a la pobreza está comprometido con aniquilar la corrupción. ¡Si la pobreza tuviera madre, su madre sería la corrupción! Vamos a parar en seco la espiral de corrupción. ¡La corrupción se puede erradicar, si damos el ejemplo y acabamos con la impunidad! No obstante, el primer acto de su primer día como gobernante, fue derogar el reglamento de la Ley de Transparencia; aunque el texto había sido depurado por el Órgano Judicial. El 14 de septiembre de 2006, Odebrecht, quedó inscrita en el Registro Público de Panamá. Un legislador confesó, a través de la televisión, haber sido sobornado, mostrando fajos de billetes, vinculado al caso Cemis. La Corte Suprema concluyó que, al momento de denunciar el hecho, él estaba protegido por su inmunidad legislativa, ¡lo cual invalidaba el procedimiento! Y, aunque posteriormente el caso fue reabierto, la Corte Suprema ordenó la nulidad del proceso, ¡debido a que el magistrado fiscal no pidió levantar el fuero electoral del expresidente!
Años atrás, la Fundación DPLF publicó un informe sobre la corrupción en Centroamérica y Panamá, concluyendo que la justicia panameña es desigual, corrupta, politizada, ineficiente e intransparente, y, además, los organismos de control no son eficaces para prevenir e investigar la corrupción en el Órgano Judicial.
Jorge Amado, poeta brasilero, dijo algo más traicionero que la política solo la justica, por eso siempre andan juntas, de la mano. El primer obrero de la nación, siempre destaca en sus mensajes, que debemos sentirnos orgullosos y confiar en que estaremos bien, porque su equipo de colaboradores está alineado; sin embargo, en el sector social donde golpea con mayor rigor la corrupción, la impresión parece más congruente con un equipo alienado, ello en virtud de la insaciable voracidad de algunos funcionarios, aparentemente determinados a enriquecerse, valiéndose de maniobras tan grotescas que no soportarían el mínimo escrutinio.
La corrupción es un mal sistémico, porque además de ser consustancial al modelo económico vigente, involucra todas las estructuras del aparato gubernamental e incluyendo todas las esferas de la actividad económica, llámese industrial, comercial, empresarial, bancaria, etc. Y como el ejemplo permea al resto de la sociedad, la excepción queda constituida por la minoría que rehúsa sobornar al agente de tránsito para evitar una infracción, el que respeta el orden en las filas, etc. En abril del 2000, Le Monde Diplomatique publicó El Crimen, la empresa libre más grande del mundo, en el cual sus autores sostienen se trata de un sistema coherente íntimamente ligado a la expansión del capitalismo moderno que está basado en la asociación de tres compañeros los Gobiernos, las empresas transnacionales y las mafias. Los negocios son los negocios, el crimen financiero es, ante todo, un mercado próspero y estructurado, gobernado por la oferta y la demanda. En Panamá, el informe de la fundación DPLF dice: los ciudadanos tienen la certeza de que el delito paga, que se pueden violar las leyes o cometer delitos y nadie va a resultar sancionado. Hecho, que lejos de haber perdido vigencia, debe haberse multiplicado, porque la impunidad alienta la corrupción, la promueve; y para combatirla es imprescindible fortalecer la administración de justicia, como podría ser por medio de una carrera judicial basada en la probidad ética y profesional, que garantice su autonomía. Cicerón dijo: Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable. El Dr. Pablo Arosemena dijo: Cuando la opinión calla, el abuso se cree soberano y predomina; importa que la voz de los ciudadanos se haga oír en defensa de todo derecho y en protesta contra toda injusticia. Considero que la opción racional, pacífica e incluyente es la Constituyente originaria, para ponerle un alto definitivo al pillaje institucionalizado, de lo contrario, preparémonos para el empeoramiento de la grave realidad social existente… ¿Usted qué opina?