La Policía Nacional aprehendió al alcalde electo de Pocrí por presunto peculado, tras una investigación relacionada con proyectos no ejecutados del Conades...
- 22/06/2020 00:00
Burla a la Dra. Moreno, banqueros insolidarios: un mismo problema
La semana última, fue manifiesta en acciones que revelan a cuáles intereses responden los personeros gubernamentales que rechazan conceder moratoria bancaria a los deudores castigados por la pandemia, mientras tienen amplia compasión con los banqueros. Muchos millones de dólares les pondrán en sus manos, pagados por los panameños y el resto de los inversionistas que pagan impuestos.
Al decir del economista Miguel Ramos -el mismo que ha fundamentado por qué “Panamá debe abandonar el dólar”, en el semanario Capital Financiero- no es de justicia social el hecho de que la Superintendencia de Bancos dijera, en su informe presentado en febrero último, que el sistema bancario panameño gozaba de una salud más que excelente -léase con bóvedas repletas de dinero- y a menos de un semestre, sea receptor de más de 1300 millones de dólares que al Estado le tocará pagar, a contrapelo de las precariedades que sufren la pequeña empresa y el común de las clases trabajadoras. El analista económico en mención ya venía advirtiendo el comportamiento de la banca para este período, incluso antes de la aparición de la pandemia, la que, a su juicio, solo hizo acelerar la crisis que sufrimos hoy y de la que los banqueros saldrán con la mejor parte.
Igualmente, se ha revelado que otros personajes públicos, que dicen oponerse a esta administración política en ese tema, responden a esos mismos intereses. Entre estos últimos, aparecen figuras como un joven diputado de apellido Vázquez, cuya narrativa al interrogar al viceministro del MEF vendía posturas de pensamiento y acción crítica, pero en el fondo jamás denunció la raíz del problema: la insolidaridad de los banqueros.
Este diputado hizo crítica de todo, pero nunca señaló categóricamente que el Gobierno gira la balanza de los fueros o privilegios, de los que el artículo 19 de la Constitución Política habla, hacia los banqueros privados. La cuestión era descalificar a los gobernantes de turno, mas no a los beneficiarios principales de sus políticas. El cierre de su demagógico interrogatorio, lo coronó con una frase que desnudaba que sus hostigamientos eran para cualquiera menos para los banqueros, se trataba de producir leyes, pero: “Sin atacar o sin perjudicar al sistema financiero”. Tampoco diputado alguno defendió el deber del Estado de establecer reglas permanentes en el sistema financiero en favor del interés social, ya que se les otorga un beneficio multimillonario, añadido a sus jugosas ganancias de 18 mil millones de dólares en los últimos 10 años, de acuerdo con los análisis del analista Miguel Ramos.
Otro evento, que, para bien, no trascendió mayor cosa, estuvo referido a una burla difundida en algunas redes hacia la doctora Lourdes Moreno del Minsa. Obviando en qué consistía la burla -para evitar abonar el morbo- lo ocurrido reflejó el nivel de mediocridad al que se ha conducido a buena parte de la población del país, sobre todo joven. Es decir, lo que representa la Dra. Moreno en la lucha contra la pandemia se banaliza; mientras que los medios de comunicación comercializados y los centros escolares enseñan y promueven el elogio de la mediocridad.
Ahora bien, ¿en qué se empatan el control del reparto de las riquezas nacionales por parte de los banqueros y un evento burlesco contra una profesional que muestra sus mejores empeños en las acciones para controlar el virus? Y que conste que no tengo ni me preocupa tener alguna relación con ella o ninguno del equipo sanitario de alto nivel, que motive mi condena del irrespeto hacia la Dra. Moreno.
Pues bien, las élites que se han ido reinstalando en el poder, desde inicios de los años 1980, han requerido de una población harto manipulable, que no tenga el más mínimo pensamiento crítico para reconocer los mecanismos de sus atracos a las riquezas del país, menos, intervenir para evitarlo. Para esto, las élites se han encargado de deteriorar la educación de nuestros jóvenes -no la de sus jóvenes- y de inducirlos a enaltecer la mediocridad y lo frívolo, tanto como a banalizar lo excelente e importante, a través de los grandes medios de comunicación que controlan. La cuestión es que al llevar a la población en general a esta condición, sus acciones no discriminan; ocurriendo que hasta quienes velan por medidas en su favor, sean banalizados, como a la Dra. Moreno.