• 04/10/2020 16:06

San Miguelito se merece mejores gobernantes

La recolección de los desechos sólidos en el municipio de San Miguelito es un verdadero desastre en todos y cada uno de los nueve corregimientos que integran el distrito

Cuenta el maestro de la narrativa panameña Herasto Reyes que hace unos 68 años, un grupo de laboriosos y humildes panameños oriundos de diversas partes del País, dieron el nombre de San Miguelito, al villorrio conocido, primero, como “San Miguel Adentro”, para distinguirlo de San Miguel de Calidonia. Más tarde –en 1970- el general Omar Torrijos creó el Distrito Especial de San Miguelito, iniciando un proceso de legitimación de la lucha del pueblo por el derecho a la tierra, a la vivienda y al trabajo. En síntesis, los residentes del hoy San Miguelito urbano, con más de 400 mil personas apretujadas en 50.1 kilómetros cuadrados, no merecen la clase de gobiernos locales impuestos por la “clase política” (Plutocracia) de los últimos 20 años.

La mejor muestra de lo dicho anteriormente, es lo ocurrido con el nauseabundo e írrito contrato de recolección de la basura en el “populoso”. Hace 19 años la regencia del actual burgomaestre –en la oscuridad de la noche- negoció un contrato para la prestación de un servicio ineficiente y ladino, por decir lo menos, pero que ninguna de las administraciones subsiguientes -de distintos signos de entelequias políticas- han tenido la voluntad política y la dignidad moral de modificar o rescindir. Vaya usted a saber por qué o pregúntenle al negro de la “35” o al “guierero”.

Lo cierto es que la recolección de los desechos sólidos en el municipio de San Miguelito es un verdadero desastre en todos y cada uno de los nueve corregimientos que integran el distrito. Hay decenas de los denominados popularmente “pataconcitos” -criaderos de ratas, mosquitos, cucarachas y todo tipo de alimañas verdaderas incubadoras de pestes, como el dengue- pero cada vez, que alguna persona se le ocurre plantear el tema tabú del contrato basura, inexplicablemente, como en la pasada administración, aparece un colombiano “componedor” del estatus quo contractual. El mismo Alcalde en cuya administración se negoció el contrato original de recolección de los desechos sólidos, hoy, junto al Consejo Municipal integrado por siete diablillos de la entelequia PRD, uno del MOLIRENA y uno del CD -violando la Ley- aprobaron un Acuerdo municipal mediante el cual prorrogaba (Adenda) por 15 años el contrato de marras.

Semejante componenda político/crematística hubiese pasado inadvertida si no es porque fue demandada y “La Sala Tercera de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia ordenó la suspensión provisional de una adenda al contrato suscrito entre el Municipio de San Miguelito y Revisalud, en la cual se otorgaba una prórroga de 15 años a la empresa, para la prestación del servicio de recolección de basura en el distrito.” (La Prensa).

¿Cuál fue la motivación del Concejo -integrado siete Honorables caciquillos feudales del PRD, uno de la entelequia bisagra MOLIRENA, otro de la oposición complaciente Cambio Democrático y el flamante alcalde, tránsfuga del PRD- para consagrar el desacierto jurídico, administrativo y político? Oficialmente, “la adenda modificaba el pago de REVISALUD por cada contribuyente al Municipio. En lugar de 2%, como es hoy día, pasaba a 4%. Además, establecía que el aporte anual no podía ser inferior a los $300 mil por el tiempo que durara la concesión”. Por supuesto, lo que no señala la Adenda fue la macuquina bajo la mesa. ¡Así de sencilla es la cosa!

El autor es abogado y analista político.
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