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- 03/11/2020 00:00
El nacimiento de la República de Panamá y temas de interés nacional
Históricamente, la prensa ha representado una fuente de información para conocer temas de debates y de interés nacional en diferentes periodos. En Panamá, periódicos como La Estrella de Panamá, La Prensa, El Cronista, entre otros ofrecen -a las generaciones actuales- un panorama casi vivencial de una gran cantidad de situaciones vinculadas a espacios políticos, agrarios, sociales y culturales correspondientes a los primeros años de edificación de nuestro país.
En la difusión de noticias escritas en las décadas iniciales de la fundación de la República, eran notorias las relacionadas con la función de la política y de los gobernantes en la construcción de la nación. Nicolás Victoria (educador, político y periodista panameño) catalogaba a los partidos políticos en términos de “agrupaciones de hombres buenos y malos que sirven, una, á buenas y otras á malas causas” (La Estrella de Panamá en 1905). En tanto, La Prensa, 30 de noviembre de 1911, divulgó los planteamientos de un antonero, quien escribió: “la política de una nación no se aprende sino en la práctica del bien, en la fiel observancia de las leyes, única egida del mandatario y del mandante que es el pueblo soberano”. Estas y otras afirmaciones parecen indicar la existencia de una constante inquietud -de parte de actores sociales- por el proceder de miembros de partidos políticos, quienes actuaban -generalmente- motivados por intereses personales y no del bien común.
Un articulista preocupado por el contenido de un informe en torno a “La Memoria sobre la Instrucción Pública” hacía un llamado a “la necesidad de convencer al público que las tareas que los gobiernos se imponen en el ramo de la enseñanza no es una mera función política sino función social, lo que significa que ella está por encima de la conveniencia de los partidos y que no son éstos los llamados a imprimir la dirección. Los gobiernos no dan el impulso, lo reciben de la sociedad, que es la llamada a hacerlo” (La Estrella de Panamá,1914).
Parte de la formación cultural que deben poseer nuestros gobernantes y la sociedad en su conjunto es el conocimiento de la Historia. La Historia se convierte en una herramienta para promover aprendizajes contextualizados y en los momentos actuales facilita tomar conciencia de que, si el verdadero objetivo de la comisión del Pacto del Bicentenario es lograr equidad social y potenciar el capital humano, entre otros, esta Comisión debe estar representada -principalmente- por cientistas nacionales de distintas áreas de conocimientos. Cientistas con mayor capacidad de presentar propuestas encaminadas a cambios estructurales en función de las necesidades del país y no de intereses partidistas o del Fondo Monetario Internacional. Cambios para los cuales es fundamental la deconstrucción de conceptos prevalecientes en nuestra sociedad en torno a la democracia, a la seguridad, al orden y la justicia. Entender, por ejemplo, que la democracia, la seguridad y la paz no implican ausencia de conflictos ni de movimientos sociales, comprender la necesidad de implementar estrategias para impulsar una justicia más restaurativa y menos punitiva, al igual que un sistema de salud preventivo, menos comercial y sobre todo desvinculado del concepto de clase social.
A través de la vida republicana el uso constante de la política para lograr beneficios personales o grupales ha contribuido a profundizar las asimetrías sociales. En 1906 publicaciones aparecidas en el periódico La Estrella de Panamá cuestionaban “el sistema empleado de parte de las autoridades de turno para hacer concesiones de tierras a nacionales puesto que, algunos ambiciosos protegidos por las autoridades de turno se hacían dueños de casi todos los terrenos, indultados y baldíos de la república … ante esta situación las necesidades de las comunidades no lograban resolverse”, concluía la denuncia. Para subsanar estas y otras falencias -aún existentes a cumplir 117 años- se requiere una sociedad que evidencie capacidad de organización, deseos de autoeducarse y, del ejercicio del poder político, cuyo norte sea servir a la sociedad y no servirse de esta. Una tarea pendiente.