• 15/01/2021 00:00

Gobernando con la oposición adentro

“Ojalá el presidente encuentre un amigo […] que le ayude a gobernar y sobre todo a pensar cuánto daño más necesita su administración ocasionar, antes de que se separe de figuras de su entorno, que […], parece que hicieran una oposición de desgaste interno”

“El Gobierno más difícil es el de uno mismo” (Seneca). Parafraseando un poco este pensamiento, me atrevo a apuntar que cuando Laurentino Cortizo resultó electo presidente de Panamá nunca se imaginó lo difícil que sería gobernar con un partido con demasiado interés, con un partido dividido en castas, con un partido que cogobierna desde la Asamblea o bien gobernar con el personal de su entera confianza, que cada día hace que naufrague en contradicciones, divagaciones y escándalos de supuesta corrupción. Seguro la pandemia le ha permitido abrir los ojos, antes de tiempo.

Después de las elecciones de mayo de 2019, la oposición estaba completamente desarticulada, el jugador más experimentado había resultado vapuleado por el electorado, por el arrastre de un Gobierno que, por más que estiremos, fue desastroso, económica e institucionalmente. El otro jugador que cerca estuvo de ganar las elecciones, simplemente se desvaneció al romper relación completa con su mentor y sin el cual nunca hubiese recibido el caudal de votos recibidos, no hay que ser lumbrera para ese análisis. Y el último fue una especie de ensayo y error, que más bien apostó a sembrar para el futuro, pero sin tomar en cuenta que primero había que labrar la tierra para cosechar y no esperar que cayera mana del cielo.

Con ese escenario, Laurentino tenía todo a su favor para hacer los cambios que proclamaba a los cuatro vientos, tenía una Asamblea a su disposición, un Órgano Judicial, como siempre, complaciente con el de turno y Gobiernos locales dispuestos a arrimar el hombro. Pero nunca miró la cola de lo que traía detrás. Personas insaciables que los metía a la cosa pública, sin experiencia, los fue dejando que actuaran a sus anchas. Hizo al lado a aquellos PRD experimentados y apostó por armar su círculo cero, lejos de la sombra de un partido, que, si bien no era su cuna, le prestó su techo.

La Asamblea se convirtió en el botín y refugio de muchos exiliados del poder, que se debían conformar con lo que el presidente del Partido les podía dar. El esfuerzo electoral fue reconocido a muchos actores, que no estuvieron en el día a día de una elección que casi pierden, por el triunfalismo exagerado. Con un partido y una membresía tan grande, no se puede complacer a todos, ni todos tienen chance de entrar en las filas del Gobierno. Todo se fue convirtiendo en un coctel explosivo que recién comenzaba a burbujear y no a favor del presidente.

Con la consigna de que el anterior Gobierno dejó miles de millones en deudas que pagar, se prestaron a hacerle frente a las mismas, sin saber lo que se avecinaba con la llegada del virus, que terminó de destruir una economía que venía dando tumbos y pasos en falso. Y lo peor, es que mientras el presidente comenzaba a naufragar, sus lugartenientes, cuales corsarios de antaño, iban por el botín de las compras públicas. Escándalos en compras de ventiladores, hospitales modulares y equipo médico, hacían que la figura del presidente se perdiera en el horizonte.

Frente a múltiples cuestionamientos, a las acciones de sus propios funcionarios, el presidente era escondido por sus asesores y luego sacado, cual conejo de chistera y nos traía frases de antologías, con las cuales buscaba encontrar esa conexión con el pueblo, que no logra. Pero más podían los cuestionamientos a sus funcionarios, especialmente al vecino de puerta, que nadie sabe qué acuerdo tienen o tendrán, pero que le resultaba más cómodo seguir con él, que apartarlo en búsqueda de tranquilidad.

“Interesarse por los intereses de todos es propio de un Gobierno ordinario; preverlos es digno de un gran Gobierno” (Napoleón). Para Laurentino, no había forma de prever el próximo problema que le causarían internamente, sus propios funcionarios. Someterlo a salir a dar un discurso de Legislatura con una retahíla de información de datos, bonos, bolsas, etc., y no incluirle en el mismo, un pequeño detalle, como era anunciar que el 28 de diciembre se había hecho el primer pago por las vacunas contra la COVID-19. ¿Por qué sus asesores o redactores del discurso no incluyeron ese anuncio tan importante y más el de la fecha de llegada de vacunas? Ahí es donde insistimos, que el Gobierno más difícil es el de uno.

Ojalá el presidente encuentre un amigo en su Gobierno, o fuera de este, que le ayude a gobernar y sobre todo a pensar cuánto daño más necesita su administración ocasionar, antes de que se separe de figuras de su entorno, que más que ayudar, parece que hicieran una oposición de desgaste interno. Ningún líder que se jacte de ello o bien, que afirme que él es quien manda, necesita que nadie le haga sombra y menos lo someta a escarnios públicos. y ninguna amistad o compromiso puede ser más importante que darle tranquilidad, estabilidad y sobre todo paz a un país, en estos momentos de crisis sanitaria y económica.

¡Presidente, la oposición la tiene dentro!

Abogado – exembajador.
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