La Policía Nacional aprehendió al alcalde electo de Pocrí por presunto peculado, tras una investigación relacionada con proyectos no ejecutados del Conades...
- 13/07/2021 00:00
Haití de tus amores
Millones de haitianos que, en términos generales, no les importa cómo viven, a qué huelen ni cómo se ven, sobreviven en Haití sin quejarse, pero todo indica que una vez son destetados cada uno se educa solo, depende de sí mismo y esa es una gran ventaja, sabiendo que ninguno le va a dar la mano.
Las miradas de sus casi doce millones de vivientes, con sus ojos rojizos, expresan su fortaleza y que no les interesa que a nadie en la Tierra les mortifique su situación para nada: el mundo, sus Gobiernos ni la religión que profesan, que es la miseria está al tanto de ellos. Las pocas instituciones que hay no cumplen, así que a ellos menos, por ejemplo, en la mayoría de sus poblados los vertederos son las mismas avenidas. Ud. lo nota porque hasta los cueros de los perros y gatos y las plumas de gallina se ven planchados junto con cartuchos plásticos, platillos a lo largo de esos tierreros que limpian a su antojo las lluvias y el viento.
Ahora, tienen una cosita que pocos tienen y que muchos quisieran tener: LIBERTAD. Me atrevo a vaticinar que en pocos años Haití se poblará de cubanos que ya se observan por cientos en esas calles detestables comprando mercancías varias por amarras con los millones que les mandan sus familiares desde los EE. UU. (vi a un cubano revolcarse sobre un basural asqueroso, como lo hacen los perros sobre las morrinas, diciendo: “Libertad, libertad”. También las dominicanas están pasándose para Haití y hacen mucho dinero con sus salones de belleza.
Haití, desde 1804 para acá, no ha aprendido a gobernarse, al igual que la mayoría de los países latinoamericanos que han continuado, aún “libres”, dependiendo políticamente, imitando a los cabildos europeos para gobernarse, pero la rebelión de Jean-Jacques Dessalines y el odio a los franceses fue tan grande, que no solo abolió la esclavitud en la isla, sino que, como emperador, ordenó matar a todos los blancos y cuenta la leyenda que la “negramenté” para no correr el riesgo de quedar blancos no se bañaron por meses y así con otras leyes no escritas han subsistido con mejor salud física y mental, incluso que en el absurdo México y en la eterna balacera de Colombia.
Prometí no escribir más sobre el sistema de escasez cubano, no vaya a ser que los infiltrados en el Gobierno me “voltien” la única paila de guacho que tengo: la jubilación.