• 26/08/2021 00:00

¿Llegamos a un nivel de incompetencia?

“La banca, […], publica […] el perfil de sus directores, de igual forma lo hace el Gobierno, cuando designa a un funcionario de alto perfil, […] ¿por qué la CSS no lo puede hacer?”

Cuando en una institución todos sus médicos, pensionados, asegurados, colaboradores, pacientes, empresarios, se sienten insatisfechos, debemos pensar que hemos llegado a un nivel de incompetencia, porque no podemos pensar que sea una corriente de opinión para hablar mal del Seguro Social.

En los medios de comunicación, observamos que los médicos se quejan porque no tienen con qué trabajar; los pensionados, porque no hay medicamentos; los asegurados, que no pueden conseguir una cita; los pacientes, que su cirugía ha sido reprogramada y cuando se les asigna una nueva fecha, los exámenes preoperatorios ya han caducado y hay que volver a hacerlos y algunos de ellos en hospitales privados, es decir, hay que volver a pagar; los empresarios, que perciben que los concursos de precios son amañados y cuestionan la transparencia. De manera que los asegurados tenemos un sentimiento de impotencia, porque ante las reiteradas quejas, las cosas no mejoran.

Una de las excusas reiteradas es que la Ley no les permite hacer tal o cual cosa, de manera que, si las disposiciones legales no nos permiten actuar en función de los mejores intereses de los asegurados, entonces hay que adecuar las leyes, no hacerlo, es un indicador de incompetencia.

Para que las organizaciones sean competentes, deben crecer institucionalmente, que cada unidad ejecutora tenga la capacidad para resolver sus problemas, que los directores utilicen su tiempo en las funciones gerenciales, que asuman liderazgo y que tengan personal competente con estabilidad, para lograr una madurez organizacional, que por supuesto, la Caja de Seguro Social está distante de hacerlo.

Sería largo enumerar los casos que reflejan el estado de incompetencia de la CSS, pero para enumerar algunos casos, diríamos los siguientes: los directores llegan a la CSS con su equipo de trabajo, desestimando la experiencia y conocimientos de quienes ocupaban cargos de dirección. Los antiguos directores se quedan en la institución, porque no tienen otras opciones, lo que produce un incremento en la planilla injustificado. ¿Se le podría llamar a esto “racionalización del gasto”? Los nuevos directores comienzan una curva de aprendizaje, pero de pronto el director los cambia, porque son nombramientos de libre remoción y es probable que no se haya aprendido el puesto, cuando ya lo han despedido.

Miremos los casos de la Dirección de Prestaciones de Salud, el Complejo Hospitalario, la Dirección de Infraestructura y Servicios de apoyo, entre otras; y nos daremos cuenta de que han nombrado a varios directores en esta administración.

Uno de los síntomas de la incompetencia es pensar que los problemas están en los subalternos, sin tener un acto reflexivo de lo que hacen como directores, porque, al final, la responsabilidad es de quien dirige la organización, y si esto fuese un Gobierno corporativo, donde el director tuviese que responder ante el presidente de esa corporación, no hay excusa que valga para justificar que no logre los objetivos institucionales.

Hemos señalado temas que no tienen que ver con las leyes, solo debe existir la voluntad de solucionarlos y para ello necesitamos personal capacitado. Para que veamos las contradicciones, la página web de la CSS anuncia que la institución ha sido galardonada por su transparencia, lo cual significa que es un libro abierto y como asegurados tenemos derecho a información; no obstante, hace algún tiempo le solicitamos a la directora administrativa el perfil de los directores de la CSS y aún estamos esperando. La banca, cuyo principal activo es su valor reputacional, publica en los medios el perfil de sus directores, de igual forma lo hace el Gobierno, cuando designa a un funcionario de alto perfil, la pregunta que nos hacemos es: ¿por qué la CSS no lo puede hacer?

Gerente de Servicios de Salud.
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