• 16/09/2021 00:00

Criminología, Estado y sociedad

“[…] todos en conjunto debemos dar nuestro granito de arena para empezar a disminuir a la delincuencia en nuestros barrios populares, y que esos jóvenes vean que sí hay oportunidad para mejorar su calidad de vida [...]”

Cuando se habla de programas, estrategias, tácticas y argumentación, se siente en la sabiduría popular, política y ciudadana que solo se valoran los conceptos administrativos; sin embargo, cuando estos argumentos son asimilados en cada sector social, no varía su conceptualización generalizada de inseguridad de los hechos que le afectan a su entorno social, por ende, se manifiestan en las calles implorando a Dios para que se detenga ese camino de violencia en sus comunidades y se pueda vivir en sana convivencia familiar.

Estos grupos delincuenciales, están alterando el orden y la paz social mediante la violencia, con la finalidad de eliminar a su rival, sin importar con la dignidad de la sociedad y del Estado, afectando a terceros que no son parte de esas rivalidades o conflictividad.

Por ende, se observar cómo cada día nos enfrentamos a diferentes problemas sociales que afectan la calidad de vida de nuestros ciudadanos, debido al fenómeno social delincuencial que se manifiesta con más agresividad y en aumento, no solo en los barrios populares, sino en otras áreas residenciales y sectores comerciales.

Agregamos que estos jóvenes delincuenciales vienen de hogares disfuncionales, se mudan a mejores áreas residenciales para camuflarse y vivir, considerando que esta movilidad les ayuda a su supervivencia, sin embargo, no logra evadir su persecución, toda vez que el flagelo de la criminalidad los alcanza a final.

En este contexto, deseo dejar plasmado un proyecto que se realizó en la década de los 90 en los barrios de Medellín, realizado por el docente Hernaldo Roldán, director del Centro de Resolución de Conflictos de Moravia, bajo el lema “Jóvenes mediadores traen paz a un Melledín ingobernable”, fue todo un éxito, como lo destacó el periodista estadounidense Steven Ambrus, al realizar unas investigaciones sobre cómo frenar rivalidades de violencia entre pandillas, y que estas no se esparzan a ataques de callejón o muertes, porque en ese entonces, fueron 15 años de violencia en Medellín.

En esa época, Roldán, expresó que se “necesitaba empezar de cero, crear nuevas estructuras que tuvieran maneras más pacíficas, menos dolorosas de resolver problemas”.

Por qué no implementar un proyecto social comunitario con profesionales egresados en Criminología, cuya la labor sea el análisis de la realidad que rodea al delito, el hecho global, la personalidad del autor, con espíritu humanista, buscando el bienestar de los ciudadanos, al servicio de la paz y el progreso social.

Además, planificar y desarrollar objetivos concretos y específicos de políticas criminológicas en nuestro país, mediante el diálogo, con participación de personal conocedor de la materia de seguridad y otros actores sociales, con el fin de establecer y desarrollar en conjunto una política de Estado en materia de seguridad.

Finalmente, sabemos que podemos encontrar obstáculo, pero no es difícil de realizar, ya que es tiempo de que todos los actores sociales involucrados: partidos políticos, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, gremios, empresarios, las comunidad ecuménica, no importa qué religión profesen, todos en conjunto debemos dar nuestro granito de arena para empezar a disminuir a la delincuencia en nuestros barrios populares, y que esos jóvenes vean que sí hay oportunidad para mejorar su calidad de vida y que la delincuencia no conlleva a ningún lado, solo a la tumba.

Juntos trabajemos a favor de la paz y la convivencia pacífica.

Abogado, docente, mediador.
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