• 05/11/2021 00:00

Felicia Santizo: patriota, docente y luchadora social

“Su vida representa un ejemplo a seguir para las presentes y futuras generaciones, porque fue una mujer noble, honrada, de principios y dedicada a engrandecer a la Patria”

En este mes, dedicado a celebrar las Festividades Patrias y que coincide con la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Panamá de España, queremos destacar a una mujer oriunda de la provincia de Colón perteneciente a la etnia negra, patriota, educadora, y, sobre todo, dirigente popular, me refiero a Felicia Santizo.

Su nombre y legado ha ido quedando en el olvido por espacio de generaciones, salvo referencias que han hecho de su vida agrupaciones sociales del país.

¿Cuál fue su aporte a la Nación?, ¿Por qué no se le ha reconocido de forma relevante por la historiografía nacional?

Una respuesta a estas interrogantes la dio el CELA, en 1980, al reproducir una semblanza realizada por el docente Eugenio Barrera, sostenían: “¿Cómo, en qué forma, para qué, la oligarquía y las empresas monopolistas extranjeras se van a preocupar de recordar a una mujer que, entre otras cosas, fue la primera persona del sexo femenino que fuera postulada como candidata a la Primera Vicepresidencia (elecciones de 1948), de la República y, esto es lo más grave, junto con Cristóbal L. Segundo, candidato de izquierda y el progreso en la papeleta de un partido revolucionario”.

La profesora Santizo, nació en 1893, en Portobelo, graduada de maestra de primera enseñanza, estableció los comedores escolares, las bibliotecas para niños, los roperos para los estudiantes, fundó los clubes de padres de familia (1916). Dedicó gran parte de su vida al estudio de la gramática y la enseñanza de la lectura en niños, además, fue pionera de las campañas de alfabetización en el país.

Escribió distintos ensayos, se destacan: “Método Natural para la lectura- escritura”, que ganó el premio de un concurso continental en Cuba (1938), “De la lectura – escritura y los métodos de enseñanzas”, publicado por La Estrella de Panamá en 1956, y “Guías Metodológicas”.

Su aporte intelectual fue valorado en su momento por Samuel Lewis Arango, estudioso de la historia, cuando sentenció: “En asuntos pedagógicos no tengo nada que decir, pero me admira que, en Panamá, haya habido una mujer que tenga un estudio tan profundo del alfabeto”.

Sus cualidades pedagógicas eran combinadas con su activismo político a favor de los derechos de la mujer, en tal sentido, participa en 1923 en la fundación del Partido Nacional Feminista, junto a otras destacadas mujeres, como: Clara González, Sara Sotillo, Sara M. Barrera y Elida C. de Crespo. Años más tarde (1944), integra la Unión Nacional de Mujeres y estuvo en la dirigencia de la Asociación de Profesores de la República de Panamá.

En 1930, ingresó al Partido Comunista, convertido luego, en Partido del Pueblo en 1943. Fue candidata a la Constituyente de 1946 y postulada dos años más tarde para la Primera Vicepresidencia de la República. En estos años (1947) tuvo una activa participación, desde Colón, en el movimiento cívico nacional que rechazó el Convenio Filós- Hines.

También descolló en el ámbito musical, el profesor Barrera, en la obra citada, precisa que: “Crea coros, organiza veladas, dirige dramatizaciones, comedias, muchas de las cuales son de su propia inspiración. Ella es autora de distintas piezas musicales, tales como: “El Cangrejal”, “Qué bonito es Panamá”, “Himno del deporte del Colegio Abel Bravo”, y otras”. “Compuso musicales para algunas poesías de fama nacional, como la del poeta Gaspar Octavio Hernández, “Istmo de Panamá (pasillo)”.

Fue, adicional, una de las más profundas estudiosas de la música de los negros Congos de Colón. Así se refirió Víctor M. Franceschi, en 1960, al definir que: “Pese a que en nuestro país existen investigadores con suficientes méritos, como el compositor Gonzalo Brenes, los esposos Zárate y el fenecido maestro Narciso Garay, ninguno de ellos ha acopiado mayor y mejor material respecto a los negros “Congos”, que la doctora Felicia Santizo”.

Instituyó el “Primer Ballet Nacional de los negros Congos”, cuyas presentaciones causaron impacto en diferentes escenarios nacionales, entre estos el colegio Abel Bravo, la Universidad de Panamá, el estadio Juan Demóstenes Arosemena y la Casa del Periodista.

A pesar de sus valiosos aportes dedicados a la enseñanza, la cultura, en defensa de las mujeres y la política, la insigne educadora no cuenta hoy día con el nombre de un plantel educativo ni universidad, menos una medalla en su honor, plaza, monumento, calle o avenida, pareciera que todo eso está reservado para determinadas élites sociales.

Falleció en Cuba, en 1963, en esta Nación llevó a efecto labores internacionalista de alfabetización, que son bien recordadas. Su vida representa un ejemplo a seguir para las presentes y futuras generaciones, porque fue una mujer noble, honrada, de principios y dedicada a engrandecer a la Patria.

Abogado-historiador.
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