• 18/11/2021 00:00

Desempleo juvenil, ninis y explosión delictiva

“Sin inversión privada no habrá generación de empleo, y los jóvenes serán, como de costumbre, lo más perjudicados”

Panamá vive una explosión delictiva. Nuevos episodios de violencia han despertado las alarmas con respecto a la creciente ola de inseguridad en el país. La reciente advertencia de la Embajada de EUA sobre los altos niveles de delincuencia en el país representa una seria amenaza al turismo, un sector devastado por una pandemia, que hasta la fecha ha eliminado un tercio de su fuerza laboral, y que está tratando de retomar el sendero del crecimiento.

La delincuencia en Panamá no es nueva, tiene una génesis más social que policial y requiere mucho más énfasis preventivo que correctivo. Entre el 2004 y 2019 la economía panameña se cuadruplicó, se generaron más de 700 000 empleos y se duplicaron los salarios, pero los homicidios aumentaron en 56 %, se triplicaron los robos a mano armada y quintuplicaron los pandilleros.

A pesar de multimillonarias inversiones en Educación, los jóvenes de 15 a 29 años, que obtuvieron 1 de cada 4 empleos generados por la economía entre el 2004 y 2009, fueron sistemáticamente disminuyendo su protagonismo en la expansión del empleo, hasta apenas obtener 1 de cada 27 nuevos empleos entre el 2018 y 2019. Panamá vivió las tasas de crecimiento económico, expansión del empleo y alienación juvenil más altas de su historia, simultáneamente.

En el 2007, la Sección de Investigación y Análisis de la Oficina de las Naciones Unidas sobre Drogas y Crimen (Unodc) publicó un informe titulado “Crimen y desarrollo en Centroamérica, atrapados en una encrucijada”, donde advertía: “El desempleo, especialmente en los jóvenes de las zonas urbanas que han abandonado la escuela, se ha asociado también con los niveles de delincuencia”.

El Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), presentó la Encuesta de Mercado Laboral Telefónica: junio 2021, donde se refleja una reducción en la tasa de desempleo, de 18.5 % (septiembre 2020) a 14.5 %. El número de desocupados disminuyó en 89 933, de los cuales 66 502 (74 %) es resultado de la reducción de la Población Económicamente Activa (PEA), menos gente buscando trabajo. Se crearon 23 431 empleos, pero el número de funcionarios se incrementó en 40 621. La empresa privada perdió 17 260 empleos.

El patrón ha sido el mismo durante la pandemia. Entre agosto 2019 y junio 2021 se perdieron 265 320 empleos y agregaron 71 730 funcionarios. El sector privado perdió 336 890 empleos formales. El empleo formal privado cayó 39 %, la planilla estatal aumentó 24 %, 129 997 panameños (as) dejaron de buscar trabajo y hay 579 568 recibiendo el Vale Digital (noviembre 2021), programa que tiene presupuesto hasta diciembre.

El Informe ubica el desempleo juvenil (15 a 29 años) en 28.9 % (junio 2021) versus 15 % en agosto 2019. En este lapso, 116 675 jóvenes perdieron sus fuentes de ingreso (1 de cada 4) y 55 965 abandonaron la Población Económicamente Activa (1 de cada 10). En otras palabras, un tercio de los jóvenes del país perdió su empleo o dejó de buscar trabajo.

Los jóvenes hoy representan 21 % de los trabajadores y 51 % de los desempleados del país, así como 44 % de quienes perdieron sus empleos y 45 % de los nuevos desocupados, producto de la pandemia.

94 % de los empleos perdidos afectaron a trabajadores que tenían menos de 11 años de escolaridad. Casi la mitad de ellos (47 %) tenían menos de 30 años de edad y realizaban labores presenciales.

A estas cifras se suma el aumento en la deserción escolar en educación premedia y media, que en años recientes se ubicó en unos 14 000 adolescentes anuales, pero, según declaraciones de la ministra de Educación, Maruja Gorday de Villalobos, en diciembre 2020, habría ascendido a 60 000, producto de la pandemia.

En agosto 2019, había 259 567 jóvenes entre 15 y 29 años que no trabajaban ni estudiaban (ninis), 27 % de esa población (977 082), que incluía a 241 455 estudiantes. Pero la importante pérdida de plazas laborales para jóvenes y el aumento de la deserción escolar, con muchas escuelas aún cerradas, ubicarían (siendo conservadores) el número de ninis alrededor de los 400 000 a junio 2021, 41 % de los jóvenes en esa franja de edad.

El ocio es “la oficina del diablo”. El colapso del empleo formal es síntoma del deterioro en el clima de inversiones en el país. La alta incidencia de desempleados con baja escolaridad hace imperativo un agresivo plan de infraestructura pública, el cual dependerá, en la actual coyuntura fiscal, de la disponibilidad de financiamiento privado. Sin inversión privada no habrá generación de empleo, y los jóvenes serán, como de costumbre, lo más perjudicados.

Asesor empresarial.
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