• 09/12/2021 00:00

El ocaso de la dirigencia universitaria

“Que no se vea como una gracia tener por años a personas que fomentan el detrimento de la institución, sin méritos académicos y que son aplaudidos por prácticas desleales”

El 16 de noviembre del año 2021 se desarrollaba de manera virtual la Junta de Facultad de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UP. El tema central era la actualización del plan de estudios de la Licenciatura de Derecho. Esta actualización es indispensable con el momento de inflexión en el que se encuentra el mundo con las turbulencias económicas, políticas y sociales.

El objetivo es que en nuestro país aquellos futuros encargados de la justicia nacional tengan las bases necesarias a nivel de licenciatura para poder salir al mundo laboral y, si tienen la posibilidad, que puedan especializarse a nivel de maestría.

En el 2020 se mantuvo el mismo debate y el proyecto tuvo que ser aplazado. Tras las elecciones de autoridades universitarias, los cambios fueron puntuales, puesto que el grueso del asunto se había desarrollado previamente. La labor de la comisión encargada resultó trascendental en grandes rasgos para ajustarse a las necesidades del país.

Como estudiante, resulta grato ver al docente con pensamiento crítico que plantea con fundamentos los cambios o correcciones que deben realizarse en el proceso de actualización. Sin embargo, la representación estudiantil deja mucho que desear.

Con una revisión del plan que se ha realizado por dos años por los profesionales de la materia. Resulta curioso ver que, oportunamente, se señale, por la representación estudiantil, la inclusión de materias de verano al semestre. Con el argumento de que el estudiante puede mejorar más materias para el verano. Esto es contradictorio, porque precisamente la propia dirigencia había pedido este cambio. Posteriormente, resulta chocante e inclusive enfermizo ver cómo la dirigencia estudiantil regaña a los profesores porque el contenido de las materias es muy pesado, pero de todo esto es más irónico es que los estudiantes que piden estos son los mismos que llevan muchos años en la facultad sin terminar la licenciatura. Los cuales esperan que los cambios que quedaron pendientes a este plan de estudios se arreglen en la próxima modificación y que estarán presentes como estudiantes vigilantes.

Al lector le resultará, por mera aritmética, esto extraño, ya que la licenciatura dura cuatro años y al estudiante en promedio le toma cinco para graduarse por el trabajo de graduación.

Por otra parte, el plan anterior de la facultad data del 2013 a la fecha, resulta en un total de ocho años para ser modificado. La media de actualización sería de ese tiempo.

¿Cómo es posible que en el 2029 existan estudiantes que cursen la licenciatura sin graduarse de esta en todo el mencionado plazo de tiempo? ¿Por qué las autoridades universitarias no analizan estos casos de estudiantes que perduran por más tiempo del debido para terminar la carrera y son sancionados? ¿Por qué mayoritariamente los mismos que apoyan a los candidatos a las autoridades de la universidad resultan ser los mismos que caen en esta categoría? ¿Por qué son los que toman las decisiones del futuro del estudiantado, cuando no son un ejemplo social ni académico de lo que debe aspirar el profesional del Derecho? ¿Será la actualización la solución a las falencias del licenciado del Derecho o será que el propio estudiantado debe tener un cambio de mentalidad?

Estas son preguntas existenciales que el propio estudiante debe hacerse. No podemos hablar de ética en la profesión si, desde la enseñanza, la práctica del juegavivo, de los contactos, de matricular la segunda parte de materias que fracasó en la primera, donde se pinta como líderes a aquellos que han condenado al estancamiento académico o al sistema universitario.

Las esferas social, política y nacional resultan importante para el país, pero no se puede dejar la verdadera academia de lado y no solo acordarse de esta pensando en las futuras elecciones estudiantiles o en un puesto político después de más de seis años en la licenciatura, alargando la estancia para ser reconocidos por las personas de poder donde prima la fama o la influencia antes que el conocimiento.

El día en que se realizó la Junta jugaba la selección de Panamá contra El Salvador. En ese partido ganó la selección de Panamá, pero ¿habrá ganado el estudiante de Derecho? La inclusión de materias como los métodos alternos de resolución de conflictos en el nuevo plan de estudio resulta un progreso. Sin embargo, más allá de pavonearse en congresos internacionales. Aproximadamente a mediados de 2027 se graduará la primera generación con este conocimiento. ¿Qué ocurrirá con todos los abogados litigantes que carecen de esta formación? ¿Habrá un convenio entre las facultades de Derecho y las sociedades abogadiles? Solo el tiempo nos lo dirá.

Está, siendo la última Junta de Facultad en la que participo como estudiante, puesto que no tengo aspiraciones de perpetuarme en el eterno camino del casi licenciado, me deja con la satisfacción de saber que la planta docente resulta en su gran mayoría un equilibrio de madurez y razonamiento. Miro con preocupación la perpetuidad de estudiantes, práctica que resulta de vieja data. Sin embargo, así como espero con fe de niño de que, así como la justicia de nuestro país algún día solucionará los problemas que le aquejan, de igual forma espero que la UP pueda superar esta problemática. Con un cambio de mentalidad total. Que no se vea como una gracia tener por años a personas que fomentan el detrimento de la institución, sin méritos académicos y que son aplaudidos por prácticas desleales.

Estudiante de Derecho.
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