• 06/01/2022 00:00

Sociedades sin memoria

“Dejemos de vivir tan solo por el ahora, y pensemos en el futuro, teniendo memoria del pasado. Así surgiremos nuevamente […]”

La humanidad creó maneras de entender los fenómenos que la rodeaban. La cuantificación vino a ser el común denominador para esas primitivas compilaciones con las que los humanos empezamos a comprender nuestro entorno. Así surgieron las medidas.

Las medidas nos explican fenómenos y también nos ayudan a mantener la organización. ¿Qué organización? La organización de todo. Desde el tiempo hasta el ancho estándar de vías férreas y carreteras han sido determinadas por cosas simples, que podemos entender.

¿Sabía Usted, amigo lector, que el anca de un caballo es la medida básica original que determina el ancho de las carreteras? ¿Por qué? Es lógico y genial. El anca del caballo determinaba el espacio que debía tener una carreta entre sus ruedas, pues el animal debía caber para tirar de ella. Suena tonto, pero no lo es. Como consecuencia, la distancia entre las ruedas determinaba la posición de los surcos que la carreta marcaría sobre el camino. Si los surcos variaban, los caminos no durarían mucho. Así se estandarizó la medida, y en un resumen de varios siglos, hoy tenemos autopistas. Si bien ya no viajamos en carretas ni vemos demasiados caballos en las ciudades, pensaremos en ellos de otra manera.

Otro ejemplo, mucho más trascendental, es el tiempo. Los antiguos humanos notaron el día y la noche. Pusieron atención y empezaron a darse cuenta de que cierta parte de su vida era soleada, y la otra parte era oscura. Eran observadores y se las ingeniaron para calcular la duración aproximada de cada fenómeno. Una vez dominados el día y la noche, pudieron estimar mediante la observación de los cambios en la Luna del avance de semanas y meses, y el efecto que estos cambios tenían en las temporadas y el clima. No entendían de traslación ni rotación, pero sí notaron un patrón repetitivo de sucesos. Sin teléfonos celulares ni laptops en los que apuntar, irremediablemente surgió la escritura. Debían encontrar la manera de plasmar los eventos que veían repetirse, una y otra vez. Pasado, presente y futuro. A fuerza de repetición, pudieron predecir cuándo llovería, cuándo habría sequía, cuándo migraban los animales, y toda actividad que permitiría, varios cientos de miles de años después, que estemos aquí sentados, algunos maravillados por la habilidad de nuestros ancestros, y otros defendiendo el terraplanismo y escuchando reguetón.

Vivimos un fenómeno de involución. Habilidades, que tardaron muchísimo tiempo en grabarse en nuestras mentes, están siendo borradas a velocidades que se miden en megabits por segundo. Sistemáticamente el conocimiento humano está siendo erradicado de las mentes de nuestros jóvenes y niños. Nos estamos deshumanizando. Y alguien lucra con este proceso.

Las sociedades, que en tiempos primitivos eran muy integradas, ahora están compuestas de sectas y grupillos cada vez más contrarios unos con otros. Fue la integración social la que nos permitió surgir, y será la desintegración la que nos hará volver al nomadismo. Cada uno por su lado. ¿Suena familiar? Vivimos sin conciencia de medida de tiempo pasado ni futuro. Solo existe el hoy.

Existen personas que se desviven por demostrar que pueden “tirarse el peo” más arriba que el resto, cuando es fisiológicamente imposible, pero que discutirán hasta la muerte con científicos que les presenten pruebas de que están equivocados, pues consideran que es su derecho. Considerar como derecho la opinión particular que uno tiene, y como abuso toda opinión que contravenga nuestro punto de vista es el resultado del vacío mental que están causando las políticas educativas en el mundo.

Se están creando sociedades sin memoria. Nos están criando como pollos. Nos “echan maíz” acá, y corremos a por ello. Nos “asustan” de este lado, y corremos en la dirección contraria, sin cuestionar motivo alguno. No existe el sentido lógico ni mucho menos el sentido común.

Mientras materias como Cívica, Lógica, y Filosofía se eliminan del pensum académico, permitimos que nuestros jóvenes escuchen cualquier basura mal llamada música, con tonos tan obscenos como denigrantes, y todo esto sucede al sonido del aplauso de una sociedad embrutecida.

Hay grupos proaborto, y que sostienen que las fincas agropecuarias promueven el abuso contra los animales, pero comen asados y hamburguesas, y usan calzado de cuero. ¿De dónde creen que sale la proteína que consumimos? Les aseguro que no es el resultado de la flatulencia de un unicornio.

Mientras no coloquemos en el poder a personas preocupadas por educar a la ciudadanía, y corregirla, nuestras entidades gubernamentales estarán llenas de ignorantes, que paradójicamente se encargarán de hacer las leyes que nos rijan a nosotros. A ellos no.

Una idea para la Constituyente sería exigir récord policivo a todo aquel que quiera aspirar a un puesto de elección, o por designación. Basta de maleantes en la política. Los sacamos Usted y yo. Pero hay que involucrarse. Exijamos educación, salud, y administraciones de calidad. Digamos no más, al foso séptico que han sido las administraciones desde mediados del siglo pasado.

Dejemos de vivir tan solo por el ahora, y pensemos en el futuro, teniendo memoria del pasado. Así surgiremos nuevamente y pondremos en su lugar a tanto traidor a la Patria.

Dios nos guíe.

Ingeniero civil.
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