• 22/02/2022 00:00

Panamá: desarrollo cultural y educativo en una encrucijada

“Nuestro Panamá, […], ha sido caracterizado por la presencia de valores culturales que, en su integración cruzada, han, paulatinamente, creado una cultura hibrida, especial y únicamente diferenciada de las influencias nutrientes”

“Los intereses hegemónicos y la guerra fría cultural”, obra escrita por Frances Stoner Saunders.

“Ser cultos para ser libres”, José Martí.

Por ser el significado, muy amplio, respecto a lo cultural y con el propósito de orientar nuestra valoración en lo expuesto seguidamente, dejo una breve definición de cultura: “Son todas las realizaciones de los grupos humanos que incluyen el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualquier otros hábitos y capacidades adquiridas por el ser humano”.

En consecuencia, lo cultural está permanentemente inserto en el hacer humano, determinando los valores dominantes en la conciencia colectiva; hecho que, al trasladarlo reflexivamente a nuestra nación (Panamá), obliga a una reflexión crítica con sugeridas propuestas defensoras y afirmadoras de nuestra identidad.

Nuestro Panamá, como región territorial con asentamientos humanos estimulados a la migración continental, ha sido caracterizado por la presencia de valores culturales que, en su integración cruzada, han, paulatinamente, creado una cultura hibrida, especial y únicamente diferenciada de las influencias nutrientes. La historia nos da lecciones ejemplares de algo semejante en muchos pueblos; lo cual nos lleva a cuestionar lo original en lo cultural; pues, como todas, es dinámica y cambiante, según nuevas tecnologías y relaciones de producción.

Quizás por la integración cultural y la influencia de algunos amorosos talentos, muchos venidos de tierras lejanas, que junto a la generación de valores autóctonos desde antes y después de nuestra separación e independencia, se dedicaron con entrega generosa a estimular la producción de valores culturales de todo orden. Así contemplamos el surgimiento de grandes escultores, músicos, poetas y novelistas; además de sembrar una educación primaria y media sembradas con énfasis en los valores éticos y morales.

Por el temor a mi memoria de caer con errores involuntarios, en el nombrar figuras humanas en ese pasado histórico panameño, déjote a ti, amigo lector, esa ejecución. Empero, y para auxiliar o refrescar nuestra memoria, aporto el asomo de corta información orientadora, con sus etapas significativas:

Primera: Colonia española, que arranca desde la fundación de la ciudad de Panamá hasta su unión a Colombia, con una población caracterizada por el dominio intercultural de españoles y africanos negros esclavos; para producir un mestizaje cultural que aún perdura y que se refleja en lo musical, uso de vestimenta y expresiones del lenguaje. Por el valor geográfico del Istmo, para el trasiego comercial de las colonias suramericanas hacia Europa, se asentó una clase social con consciencia mercantilizada que aún perdura; dejando el sector primario (agroganadero) en manos de una clase latifundista-explotadora esclavista con dominio del poder político, la cual fue desplazada, paulatinamente, de ese dominio por la clase comercia-mercantilista. Obviamente, esas relaciones de producción inyectaron, con permitido servicio del intelecto, una consciencia aún inclinada a la permanente y mayor apetencia de bienes materiales.

Segunda y presente etapa: Sentadas las bases de esa primera etapa, surge una generación humana que, alimentada por nuevas ideologías y resentida por destructivas propuestas para explotar nuestra posición geográfica y a una clase obrera incipiente, con hechos relevantes como La Tajada de Sandía, el rechazo a los Trados Filos-Hines, la Siembra de Banderas con sus epílogos el 9 de Enero y el 20 de Diciembre. Hechos que demuestran una elevada consciencia rebelde de las nuevas generaciones, reflejada en producciones literarias, para sostener una lucha en defensa de nuestra identidad como nación.

Actualmente, observamos la presencia tecnológica de instrumentos ayudantes para la comunicación virtual; pero que, aunque favorecedores, no son productos creados por nosotros para el fortalecimiento de nuestra identidad; lo cual tácitamente incorpora una guerra cultural, psicológica y universalmente cognitiva con dominantes redes sociales que nos encuadran con el siguiente mandato: “lo más importante no es cambiar lo que pensamos, sino cambiar cómo pensamos”.

Históricamente demostrado está que existe un antagonismo en los medios de comunicación que paulatina e invisiblemente luchan por desplazar uno al otro. Manifestación que se enmarca en una guerra cultural con propósito dominante.

Nuestro Panamá está incluido en esa guerra con énfasis en lo virtual que, de no aplicar medidas de adecuados controles, nos convertirá en objetos y no sujetos con particular consciencia de nuestra identidad cultural. Presencia tecnológica, desplazante de instrumentos psicomotrices esenciales (caligrafía, diálogo y debate colectivo), que debemos utilizarla sabiamente para aumentar nuestra riqueza cultural y mejorar el uso de los medios de producción.

Se impone inducir, mediante una pertinente capacitación a los vinculados en la comunicación sistemática (educadores y comunicadores sociales), para el uso inteligente y discriminatorio de esa tecnología vinculada a lo virtual sin detrimento de lo presencial, como complemento congruente al desarrollo de un pensamiento con un reflexionar crítico; apoyado con presencias de eventos que resalten nuestros particulares valores culturales; contrarrestando una aumentada inclinación hacia el mal uso de dicha tecnología y la poca vocación en practicar el uso de expresiones que nos alejen de toda decadencia.

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