• 02/03/2022 00:00

Rubén Blades: paladín por fax, teléfono, correo y Twitter

“El tiempo se encargó de confirmar que las letras interpretadas por el trovador latino fueron una especie de némesis que conspiraron contra el propio Rubén”

Trabajé en una ONG en la década de los noventa, cuando la misma, por voto de mayorías, decidió apoyar la candidatura de Rubén Blades a la Presidencia de la República y crear el movimiento Papa Egoró, cuyo nombre en lengua Emberá fue de la autoría de uno de los coordinadores del centro no gubernamental.

En ese momento, la gente se dejó llevar por la figura de Blades, puesto que la misma venía revestida de la fama de muchas de sus canciones con un contenido de crítica social. Sin embargo, nadie observó el detalle en el cual la fama puede ir de la mano de muchos brillos que no necesariamente son reflejo del oro auténtico.

Luego de las elecciones de 1994, en las cuales Rubén Blades llegó en tercer lugar, siendo superado por Ernesto Pérez Balladares y Mireya Moscoso, empezó una pugna interna dentro de Papa Egoró, producto de la ausencia física de Blades, quien prefirió el mundo de la farándula a consolidar un movimiento que podría resultar victorioso en las siguientes elecciones.

En Papa Egoró empieza una especie de “purga interna”. Blades empezó a cambiar y destituir a figuras dentro de su partido utilizando el fax, una tecnología muy de moda en ese entonces. No faltaron las críticas y reprimendas a miembros fundadores de Papa Egoró por medio del correo electrónico. De esta manera, Blades confirmó la sospecha de muchos votantes en Panamá. Gente que prefirió otras ofertas políticas, bajo el temor de que el cantautor no estuviese presente en muchos problemas que afrontaba el país canalero, si el mismo hubiese sido elegido como presidente.

El tiempo se encargó de confirmar que las letras interpretadas por el trovador latino fueron una especie de némesis que conspiraron contra el propio Rubén. Así, en las elecciones de 1999, Blades, que tanto había criticado a los partidos tradicionales por no ser una alternativa real a la sociedad panameña, terminó dando un apoyo simbólico a Mireya Moscoso, una fiel y digna representante del “clientelismo político” en Panamá, que tanto daño le viene haciendo a los valores y la dignidad de la gente, sobre todo de “a pie” en el país istmeño.

En la letra de la canción “Camaleón”, Blades se retrata de cuerpo entero, puesto que luego de la victoria del perredista Martín Torrijos, el “trovador del barrio” es nombrado como ministro de Turismo, cargo que acepta de buena gana para atraer inversiones “millonarias” a Panamá.

Es curioso cómo en la letra de la canción “Pablo Pueblo”, del álbum “Metiendo Mano”, producida junto a Willy Colon, se nos habla de un hombre pobre y trabajador que regresa a su casa cansado y mira con desprecio “las viejas papeletas” de los políticos de siempre que “prometían futuro” para luego salirse con la suya una vez alcanzan el voto de la gente. Pues, son precisamente a esos candidatos clientelistas, que tanto se critica en su canción, a los cuales Rubén Blades les brinda su respaldo luego del fallido proyecto “Papa Egoró”.

A pesar del nombre romántico que tenía el partido de Blades y que está vinculado a raíces indígenas, nunca supe que el cantautor caminase por las distintas comarcas para ver la difícil situación de nuestros pueblos originarios.

Tampoco he sabido que Blades hubiese caminado muchos barrios pobres en el país para repartir aunque sea un cariñito a los niños descalzos y “barrigones” por las lombrices (¿Caminando?). Es más cómodo para el autor de “Amor y Control” expresar su cariño por medio del Twitter, la nueva herramienta que permite a muchos “tirar la línea” en la distancia.

En Panamá, hay muchos profesionales que día con día denuncian por medio de acciones y comentarios radiales que datan de décadas la corrupción galopante que asfixia a Panamá por la actuación de malos gobernantes, sin embargo, los canales de televisión no les dan la cobertura merecida, pero sí otorgan el espacio cada vez que alguien como Blades, que no hace honor a lo que canta, empieza a “denunciar” desde la lejanía lo que todos sabemos en esta patria chica.

Otra vez regresan los “encantadores de serpiente” como Rubén Blades a ver qué pescan en un “río revuelto” y no es casual, ya que el próximo año (2023) es precisamente el año de precampaña y muchos empiezan a desempolvar “sus flautas” a ver a cuántos “ratones” se llevan al despeñadero.

Sociólogo y docente panameño.
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