- 26/12/2025 00:00
Panamá avanza hacia una inclusión financiera con propósito
Panamá se ha consolidado como uno de los países con mayor inclusión financiera de América Latina. Según el Índice de Inclusión Financiera (IIF) 2025, elaborado por el Banco de Ideas de Credicorp, el país ocupa el tercer lugar regional con 55.5 puntos, ubicándose solo detrás de Argentina y Chile.
Este resultado refleja un avance sostenido desde la primera edición del estudio en 2021 y demuestra la fortaleza del sistema financiero panameño para integrar a más personas en la economía formal. Hoy, el reto no es solo mantener ese liderazgo, sino seguir avanzando hacia una inclusión financiera que genere oportunidades para todos.
En los últimos años, Panamá ha mostrado progresos notables en acceso y uso de productos financieros. La proporción de personas sin productos de ahorro se redujo del 15 % en 2024 al 8 % en 2025 y los panameños usan productos financieros unas 14 veces al mes. Estas cifras reflejan una adopción cada vez más natural del sistema formal y una mayor confianza en las herramientas que ofrece.
La digitalización ha sido un gran motor de este crecimiento. En solo cinco años, la tenencia de billeteras digitales se duplicó, pasando de 33 % en 2021 a 69 % en 2025. Este avance demuestra el potencial de la tecnología para ampliar el acceso, especialmente en un país con alta conectividad y una población joven. No obstante, aún existen grupos como las mujeres, trabajadores informales o personas en zonas rurales; para quienes el acceso a la tecnología no siempre se traduce en uso efectivo o beneficios tangibles.
El próximo paso está en potenciar el impacto positivo de esta expansión. Impulsar la educación financiera y el diseño de productos adaptados a diferentes realidades permitirá que más personas utilicen de manera efectiva las herramientas disponibles. Enseñar a las personas a tomar decisiones informadas sobre su dinero, identificar riesgos y a aprovechar las oportunidades es esencial para que la inclusión financiera genere bienestar tangible: desde ahorrar para la educación de los hijos hasta emprender un negocio propio.
La experiencia de Panamá confirma que la inclusión financiera no es solo un indicador económico, sino una herramienta de desarrollo social y humano. Consolidar este progreso requerirá mantener el trabajo conjunto entre el sector público, privado y la sociedad civil, diseñando políticas y productos que lleguen a todos los rincones del país. En definitiva, la inclusión financiera no se trata solo de tener una cuenta o una billetera digital, sino de abrir oportunidades reales para construir bienestar, crecimiento y futuro compartido.