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Stella Garibaldoopinion@laestrella.com.pa
Un nuevo inicio de clases
"Se necesita en este inicio de clases, comprender que este 'iniciar' es distinto, no es un simple inicio de año escolar más[...]"
Panamá, inician las clases presenciales, formales a nivel nacional, luego de dos años de haber estado en modalidad virtual; y algunos pocos casos “medio presenciales”.
Los estragos emocionales que ha traído y dejado la pandemia del Covid-19 son innumerables e incatalogables; no son iguales para todos, pero todos los hemos sufridos, desde los más chiquitos de la casa, hasta el adulto mayor.
Y qué sucede cuando no entendemos, ni podemos definir lo que hemos venido sintiendo, y solamente nos quedamos de observadores de cómo “nuestro ser” se ha ido transformando, o ha perdido tanto de lo que era; que ahora sentimos diferente y hemos conocido y experimentado emociones nuevas, que, para muchos, ni imaginaban que existiesen. Sí, hablo de la pérdida que hemos tenido de nuestra esencia, de nuestra alma; sin mencionar las pérdidas tangibles y cuantificables.
Se necesita en este inicio de clases, comprender que este “iniciar” es distinto, no es un simple inicio de año escolar más; todo el engranaje que está detrás del proceso de enseñanza – aprendizaje ha sufrido cambios, ha sufrido caídas y bueno, seguramente alguno que otro pasó esta situación sin mayor pena ni gloria. Pero a nivel emocional, a nivel psicológico, estos actores de esta nueva obra maestra; la más importante para el estudiantado, necesitarán contar con apoyo emocional real e integral.
Logremos crear en el estudiante aprendizajes significativos, pero con valores, con empatía, con gratitud y con demás habilidades blandas, que son igual de importantes que las cognitivas, y al final saber que se han estado formando individuos que lograrán desarrollar competencias que le permitirán volver a levantarse, pero esta vez comprendiendo qué sienten y por qué lo sienten; y en otro momento de crisis, ser compasivos, leales, cooperadores, autorregulados, y por qué no, un poco autocompasivos con ellos mismos.
No eduquemos con el fin de evaluar o poner una calificación solamente, buscando que el joven nos muestre su capacidad memorística; revolucionemos un poco dentro de cada aula, y comprendamos que, así como “para gustos los colores”, de esa misma manera se maneja el cerebro en cuanto a la manera en que aprenden los estudiantes, y a las distintas inteligencias que se posee.
Deseo de todo corazón que esta pandemia se acerque a su fin; no solo la del Covid-19, sino la pandemia del individualismo y de la falta de compasión, de la falta de comprensión, y de desunión.
Docentes, sientan el orgullo de formar profesionales capaces de ser los mejores en su profesión, y a la vez seres humanos correctos, éticos, inclusivos, llenos de virtudes no solamente en su entorno laboral, sino también en los hogares que formarán porque ya es de más sabido que en la familia inicia la semilla que determina la clase de sociedad que somos.
La autora es psicóloga y docente superior.
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