• 27/03/2022 00:00

Interconectividad sanadora

“[…] si estamos tan interconectados para convertirnos en obesos, también podemos usar esa fuerza conectiva para sanar”

La depresión es un padecimiento que afecta a millones de personas en el mundo. Mire a su alrededor, dentro de su familia, trabajo o grupo, y se dará cuenta de que son muchas las que sufren síntomas de depresión. Algunos hablan de una epidemia de depresión, soledad y aislamiento que ataca a todos los segmentos de la sociedad, sin importar edad, género, raza o estatus social.

Hace cuarenta años, muchas personas vivían en un vecindario con dos o tres generaciones de personas. Contaban con una iglesia o sinagoga que visitaban frecuentemente, tenían parientes lejanos que veían con frecuencia, y disfrutaban de un puesto de trabajo donde se sentían seguras y que quizás lo tenían desde hace más de diez años y donde vivía la gran mayoría de sus colegas. Hay estudio tras estudio que demuestran que la gente que se siente sola o deprimida tiene una probabilidad de tres hasta 10 veces más alta de enfermarse y morir de manera prematura comparado con quienes sienten amor, conexión y que pertenecen a una comunidad.

Y una parte del problema es que hemos reemplazado ese tipo de comunidad con cosas como Facebook, lo cual tiene más de mil millones de usuarios, pero no son conexiones auténticas. La gente publica sus historias y entonces ve que las publicaciones de sus amigos o de otra gente y dicen: “Guau, la vida de ellos se ve mucho mejor que la mía”, y nos parece perfecto porque nadie publica ni se atreve a compartir sus ansiedades o temores, o las veces que han cometido errores o lo que está pasando con su familia o amigos que tal vez no es tan bonito. Entonces la gente tiene un punto de vista muy distorsionado, lo que hace que paradójicamente, se sienta aún más sola y aislada.

Entonces, en los últimos años lo que hacemos con las personas en nuestras consultas no es solo ayudar a que hagan y terminen un plan de bienestar, sino crear un ambiente seguro donde puedan bajar sus barreras emocionales y puedan ser honestas y auténticas con ellas mismas. Y puede parecer muy simple, pero aun así, sentir conexiones y sentimientos de pertenencia son los sentimientos humanos más fuertes. Y pensamos que cualquier cosa que nos junte y vincule a los demás es verdaderamente sanador en el sentido que la palabra sanar viene de la raíz “sensatez”, un concepto antiguo que estamos apenas redescubriendo. Y son los sentimientos de sensatez los que nos unen y nos hacen apoyarnos mutuamente. Puede ser que aconsejemos a un padre cuyo hijo es adicto a la cocaína, algo extremo como eso, pero tal vez no tan extremo como recomendar a un adolescente que debe eliminar la comida chatarra de su dieta.

Estamos hablando de sanar en un contexto profundo. Sanar de la soledad, el aislamiento y la depresión. Sanar y acercarnos a la comunidad. Y eso me hace pensar en un estudio que se publicó en el New England Journal of Medicine, donde observaron los resultados de salud y enlaces sociales de 5 mil adultos en el transcurso de 35 años. Y lo que encontraron los investigadores fue que si una persona se vuelve obesa durante el estudio, la probabilidad de que un hermano o hermana de esa misma persona se volviera obesa aumentaba en un 40 %. Pero los investigadores pensaron que eso se podía explicar por el hecho de que los hermanos comparten algunos genes; sin embargo, después los investigadores cayeron en cuenta que lo mismo pasaba en los matrimonios. Si la esposa o el esposo era obeso u obesa, la probabilidad de que su pareja también lo fuese aumentaba de forma drástica. Entonces, razonaron que eso podía ser a causa de que las parejas comen juntas y tienen estilos de vida parecidos.

Pero aparentemente eso no es todo. En ese estudio también observaron que si un participante tenía un amigo cercano que desarrollaba obesidad, la probabilidad, en el estudio, de que el participante se volviera obeso aumentaba en un asombroso 60 % (Nicholas A. Christakis and James H. Fowler, “The Spread of Obesity in a Large Social Network over 32 Years”, The New England Journal of Medicine 357, no. 4 (2007): 370-379, doi: 10.1056/NEJMsa066082). Esta investigación encontró que si tus amigos sufren de obesidad, tu riesgo de ser obeso también aumenta considerablemente. Y que si los amigos de tus amigos son obesos, la probabilidad de ser obeso aumenta en un 25 %. Y si los amigos de tus amigos de tus amigos son obesos, la probabilidad aumenta por 10 %, aunque nunca los hayas conocidos. Así de interconectados estamos todos.

Lo cual significa que si estamos tan interconectados para convertirnos en obesos, también podemos usar esa fuerza conectiva para sanar.

El autor es empresario, consultor de nutrición y asesor en salud pública.
Lo Nuevo
comments powered by Disqus