• 12/05/2022 00:00

Lo que siembres, cosecharás

En Gálatas 6: 7-8 se dice que “…todo lo que el hombre sembrare, eso también segará…”. Lo que siembres, cosecharás. Máxima que aplica también al devenir de instituciones humanas como lo son nuestras universidades.

En Gálatas 6: 7-8 se dice que “…todo lo que el hombre sembrare, eso también segará…”. Lo que siembres, cosecharás. Máxima que aplica también al devenir de instituciones humanas como lo son nuestras universidades.

La Universidad de Panamá (UP) es, como muchos saben, la primera institución de educación superior de nuestro país. “Prima inter pares”, tanto por historia como por tamaño, como por su cobertura y vinculación directa con el proceso de reproducción social del conocimiento.

La UP es realmente una megauniversidad. Institución que, hoy en día, acoge a más de noventa mil estudiantes, que estudian prácticamente gratis. Ente público que hace magia con un presupuesto universitario cada vez más insuficiente. Alma Máter que ha formado y forma generaciones y generaciones de nuevos profesionales panameños, con calidad y conciencia ciudadana. Cuando veía a la UP desde fuera, no entendía lo compleja que es esta institución. La UP tradicionalmente no ha tenido buena prensa, muchas veces por mezquindad, por desinformación y por prejuicios meramente ideológicos. Como muchos, no entendía claramente lo que demanda mantenerla funcionando, en medio de taras internas, resistencia al cambio y múltiples carencias. Lo difícil que es hacerla cambiar y crecer, en estas condiciones.

Hablamos de una entidad cuya finalidad primaria ha sido tradicionalmente la docencia superior y en donde, a pesar de nuestra dura realidad, se ha mantenido vivo el germen del pensamiento crítico independiente, defendiéndose todo aquello que conforma y enriquece los mejores valores de nuestra nacionalidad. Y en donde, además, se hace muy valiosa investigación científica, directamente ligada a las necesidades de desarrollo del país. Es en este último ámbito en donde queremos resaltar algunas cosas importantes, valiosos y silenciosos logros que nunca hacen noticia de primera plana, pero que tienen una trascendencia fundamental.

La actual administración rectoral heredó una universidad a medio camino, a medio hacer, en el terreno científico. No obstante, se asumieron colosales retos largamente pendientes y se han tomado acciones, dirigidas a crecer y a consolidar avances significativos en el entorno de la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, con limitados recursos, pero con inteligencia y con perseverancia. Hoy, comienzan a verse los frutos de lo sembrado durante los últimos cinco años.

Solo para dar algunos ejemplos recientes, muy importantes: la Universidad de Panamá ha alcanzado y consolidado su lugar como la primera institución universitaria panameña dentro del índice Web-o-metrics, preparado por el Consejo Superior de Investigación Científica (CSIC) de España. Igualmente, está ubicada, ya, entre las primeras de la región en productividad científica. Adicionalmente, la Universidad de Panamá es la única entidad universitaria panameña recientemente incluida en el prestigioso índice bibliométrico y cienciométrico global Scopus. Tanto en artículos publicados en sus veinte revistas internas como en publicaciones de sus investigadores en revistas indexadas del extranjero, la UP es hoy la universidad panameña con el mayor número de citaciones de sus publicaciones científicas, en Google Scholar.

El impulso interno a la investigación se refleja en el aumento significativo de sus grupos temáticos de investigación. Solo este año 2022, el número de grupos ha crecido de ocho a treinta (incremento del 275%), con especial énfasis en las ciencias agropecuarias y naturales. Paralelamente, el número de nuevos investigadores, jóvenes miembros del Programa de Relevo Generacional, se ha incrementado significativamente en todas las facultades, constituyendo ellos el mayor aporte institucional al cuerpo de miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Esta semana se ha abierto a concurso, nuevamente, la Convocatoria Universitaria de Financiamiento a la Investigación (CUFI), mecanismo que otorgará recursos por más de medio millón de balboas a proyectos relevantes de investigación, en una panoplia de ámbitos temáticos, haciendo énfasis en aquellos de carácter aplicado. Esta inversión deberá aumentarse en forma gradual y sostenida, pues representa una de las apuestas más seguras para el impulso de Panamá hacia el verdadero desarrollo humano sostenible. Hay mucho por hacer, aún, pero estos son, apenas, algunos de los primeros frutos de la cosecha, de los muchos que vendrán en el terreno científico-tecnológico, gracias al trabajo de los profesores-investigadores de la Universidad de Panamá. De la “Nacional”, como le reconocen el discernimiento colectivo y el afecto agradecido del pueblo panameño.

Bioquímico y docente universitario, UP
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