• 01/06/2022 00:00

Recursos humanos para la salud en Panamá

(...) en la recién concluida Asamblea Mundial de la Salud se presentó un proyecto de plan de acción 2022-2030 (...) que tiene como lema “Trabajar en pro de la salud”

El análisis de la distribución de los recursos humanos en salud en Panamá demuestra que existe una falta de estos recursos, y una clara desigualdad en la disponibilidad y la distribución del personal de salud, la cual es más evidente en el caso de los médicos, odontólogos, enfermeras y auxiliares de enfermería. Esta falencia, junto con los determinantes sociales negativos existentes en nuestras provincias y comarcas más afectadas por la pobreza multidimensional, afecta la posibilidad de alcanzar la salud, bienestar y el desarrollo de dichos territorios. Íntimamente relacionado con este asunto, está el limitado cumplimiento con los procesos destinados a garantizar la formación y capacitación de los recursos humanos para la salud.

Esta situación no es exclusiva de nuestro país, todo lo contrario. La propia Organización Mundial de la Salud ha reconocido hasta la saciedad que, como consecuencia del crecimiento de la población, los cambios demográficos y epidemiológicos y el envejecimiento del actual personal sanitario, el mundo va a necesitar más de 50 millones de puestos de trabajo en el personal sanitario de aquí a 2030, la mayoría de ellos en los países de ingresos medianos y altos.

Como si fuera poco, subraya la OMS, desde el inicio de la pandemia de covid-19, el personal de salud y asistencial se ha visto sometido a una gran presión, con un riesgo elevado y persistente de exposición a la infección y altos niveles e incidencia de agotamiento, estrés, ansiedad, insomnio y depresión.

Por otra parte, tres encuestas mundiales de tanteo de la OMS publicadas en agosto de 2020, abril de 2021 y febrero de 2022 confirmaron que, en la mayoría de los Estados miembros, la falta de personal de salud disponible constituye la limitación más importante a la hora de garantizar la continuidad de los servicios de salud esenciales durante la pandemia, incluida la entrega de instrumentos contra la covid-19 (vacunas, pruebas diagnósticas y tratamientos).

En ese contexto, y una vez más, pues ha sido un tema recurrente y no resuelto; en la recién concluida Asamblea Mundial de la Salud, se presentó un proyecto de plan de acción 2022-2030 con el propósito de acelerar las inversiones en la educación, las competencias, el empleo, la salvaguardia y la protección de los trabajadores de la salud y asistenciales. El proyecto, que tiene como lema “Trabajar en pro de la salud”, se fundamenta en un modelo de progresión estructurado en torno a tres objetivos básicos que buscan: a) optimizar el uso del personal de salud y asistencial existente, y crear y distribuir los puestos de trabajo y las competencias necesarias para alcanzar la cobertura sanitaria universal; b) aumentar la diversidad, disponibilidad y capacidad del personal de salud y asistencial, y abordar las situaciones críticas de escasez; y c) reforzar el impacto económico, sanitario y social de las inversiones en personal de salud y asistencial, mejorar la resiliencia y el funcionamiento de los sistemas de salud y reforzar la capacidad del personal para proporcionar la cobertura sanitaria universal y las funciones esenciales de salud pública y mejorar la preparación y respuesta ante emergencias.

En nuestro país tenemos la capacidad profesional y financiera para implementar estrategias destinadas a facilitar el acceso a una dotación de recursos humanos para la salud equitativa, adecuada y acorde a las necesidades específicas de cada comunidad. Dichas estrategias deben incorporar mecanismos apropiados de retención y rotación de personal en los que se combinen los incentivos (tanto económicos y de desarrollo profesional como de proyecto de vida, condiciones de trabajo e infraestructura) orientados a crear empleo estable y digno, trabajo de calidad y garantías de protección social. No menos importante es la necesidad de contar con el compromiso y acompañamiento sincero por parte de los gremios que componen el sector salud, que favorezca una distribución más equitativa de los recursos humanos de salud.

Para finalizar —como ha señalado la ciudadanía participante en el Pacto del Bicentenario cerrando Brechas— el gran desafío sigue siendo avanzar en la  transformación pendiente, garantizando la coordinación y ojalá integración entre nuestras dos instituciones públicas, a la vez que se mejora la contratación y distribución, con equidad y eficacia, de los recursos humanos que necesitamos.

No menos importante, y también señalado por la ciudadanía, será la planificación conjunta y coordinada de la formación del recurso humano para todo el sistema sanitario de Panamá, entre las instituciones proveedoras de servicios y las instituciones formadoras, desarrollando planes de estudio que brinden a los egresados las competencias necesarias para la gestión de las redes, y el desarrollo del nuevo modelo de atención, con énfasis en la atención primaria, comprometidos con las normas éticas y tratar a las personas con dignidad y respeto en todos los hospitales y centros de salud.

Tienen la palabra nuestras autoridades de salud, Minsa y CSS, así como las instituciones formadoras de los recursos humanos para la salud que necesitamos en Panamá, y nosotros, la ciudadanía, ejerciendo nuestro deber y derecho de controlar socialmente la gestión de nuestras instituciones.

Médico y ex representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
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