El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...
- 16/07/2022 00:00
Panamá y Colombia de un gallo la cresta y el pico
Recuerdo bien que en 1998, el finado Hugo Chávez ganó ofreciendo freir las cabezas de los adversarios y, no lo hizo, pero las sancochó; peor ha hecho Maduro que con su religión política de la miseria —que provoca el autoritarismo del comunismoz—, logró que seis millones de venezolanos se hayan desterrado de su patria. Si Petro, presidente y la también exguerrillera-vicepresidenta, Francia Marquez, hacen lo mismo o algo parecido o peor, que los absolutistas países de la región como: Cuba, Nicaragua y Venezuela abrirán las puertas para la pavorosa posibilidad que mueran y huyan más de 12 millones de colombianos. Y abrirán otro trillo, para que los gobiernos panameños con tendencias izquierdistas o derechistas también se reafirmen en la persecución de sus oponentes como ya lo estamos observando y, que solamente con el factor incertidumbre nacional que hacen cundir nos remen de espaldas hacia un estercolero porque nadie vendrá a invertir.
En Panamá, después que las exageradas medidas sanitarias que arruinaron la economía, más que nada al sector de la construcción, no hay un plan de inversión conocido que genere empleos formales. Estamos pidiendo plata prestada para subsidios que la ley no escrita y aceptada del populismo ve como buena, (subsidios y más subsidios) que nunca nos ayudaran a salir del hueco.
Lo que pase en Colombia con su nuevo gobierno, pueda que nos convenga en materia de los inversionistas con sus maletas hechas para partir después del triunfo de Petro, pero no se quién dijo que la historia a veces se repite en espirales y hay que sopesar muy bien la actitud de estos vecinos después que los políticos e inversionistas de allá nos trataron tan mal durante los 82 años en que fuimos el mejor departamento que hayan tenido, no deberíamos desearles mal y menos darles consejos.
Entre 1902 y 1903, ellos nos trataron de vender a toda costa por $50 millones a USA, para pagar su deuda externa y repartirse unos miserables pesos como hizo la Rusia Zarista con Alaska y Francia con unos terrenos en América. Ese negociado con nuestro país lo produjo el senado colombiano de aquel entonces, en contubernio con el despistado presidente marroquín quién pese a ser un octogenario acomodado nunca conoció el mar, menos a Panamá ni jamás le importó.
Los que amamos a Colombia por miles de razones, entre ellas, la descendencia y la afinidad debemos estar preparados, pues ya sabemos lo indolentes que son los izquierdistas radicales cuando de destruir las democracias se trata.
Los que amamos a Panamá por conveniencia, patriotismo o lo que sea, es hora que le hagamos ver a nuestros gobiernos que con la incertidumbre con los compromisos internacionales estamos cavando nuestra propia tumba por el mensaje que estamos mandando hacia el mundo exterior de los inversionistas. Además al no existir un plan de inversiones y solo de subsidios las empresas privadas locales no pueden caminar masticando “chicle” porque se caen. No hay claridad con los acuerdos para productores, transportistas ni siquiera con las famosas hormiguitas que barren las calles (Yo pensaba que se habían muerto). Otra de las cosas es la facilidad gubernamental de atraer disturbios, tranques y huelgas, por ejemplo: Hace tres meses anunciaron el pago de los intereses del préstamo que dieron los jubilados al Estado en 1972 y ni siquiera el contrato con la impudorosa mina de cobre se ha firmado que es del cuero de donde se van a sacar las correas.