• 21/04/2023 00:00

Cervantes en el siglo XXI (1)

En el mes del idioma y con la presencia permanente del Prof. Roberto Carrizo Gautier, quien me enseñó a amar a Cervantes.

La publicación del primer tomo del Quijote, 1605, forzó la evolución de la literatura de tal manera que todavía hoy, los autores más destacados no regatean méritos a Cervantes como una de las mejores, sino la mejor y más trascendental, influencia en su gusto personal y en su formación literaria. Esto no produce extrañeza porque la auténtica protagonista del muy festejado libro es precisamente la literatura. No es solo el hecho de que su protagonista, don Alonso Quijano, como inspiración principal de su delirio, escogiese reconvertirse de hidalgo sereno y amante de la literatura, en personaje literario activo y beligerante en la sociedad. Tampoco es suficiente que este impulso incontrolable le lance a la calle a componer el mundo, a corregir lo torcido, rescatar doncellas, proteger viudas y huérfanos y hacer justicia a troche y moche, tal cual él veía comportarse, en la literatura, a los caballeros de su devoción.

Desde el prólogo, Cervantes muestra cuál es su interés primordial como autor en una época determinada. El genial introito es un manifiesto en contra de los criterios editoriales de la época, en los cuales, tanto el autor como el editor, intentan embaucar al lector, con toda clase de subterfugios impresionistas, (recomendaciones, poemas) sobre la calidad y cualidades del texto que le presentan, la supuesta magnificente erudición y sabiduría del respectivo autor. Se sostiene que Lope de Vega nunca perdonó las críticas feroces que le propinó como autor y comediante truculento. La sorna alcanza el extremo de que, en los textos laudatorios iniciales, que en ese tiempo eran obligatorios, inventa académicos ridículos totalmente inexistentes, esos mismos académicos a los que Lope vapulea en El nuevo arte de hacer comedias, cuando explica el porqué de sus exitosas transgresiones de los modelos estructurales vigentes en el teatro; desacatos estos, que han quedado hasta hoy. Además, el Príncipe de los ingenios llega al disparate de hacer dialogar, en versos, a Rocinante y Babieca, el caballo del Cid, sobre las vicisitudes de estar al servicio de un caballero andante.

El maravilloso prefacio, presenta por primera vez la teoría de la “obra abierta”, que más de trescientos sesenta años después, Umberto Eco consagrará, en su obra homónima, al plantear que toda obra de arte se concreta en la imaginación del lector y que toda obra de creación es, en sí, un producto colectivo entre el autor y sus múltiples receptores.

En el Ingenioso hidalgo, Cervantes nos propone un inventario de los modelos literarios vigentes durante su tiempo: poesía, narrativa y prosa erudita; a través ellos, critica la decadencia de unos modelos literarios caducos, y presenta sus propuestas renovadoras. Es en estos espacios narrativo en donde tienen lugar las narraciones intercaladas, desde los relatos cortos hasta novelas ejemplares completas, además de mencionar el nombre de otras que definitivamente ya estaban en proceso, cuando gestó el alucinado tema del hidalgo enloquecido, que no se paraba en mientes para criticar todo lo que le parecía, con la coartada genial de que, como estaba loco, no podía ser responsable de lo que decía o hacía.

Esta función de la literatura como escrutinio de crítica social quedó para siempre. Con anterioridad, la literatura europea, era una suerte de fantasía estética que se consideraba mejor literatura en la medida de que no tuviera nada que ver con la realidad. Uno de los ejemplos llamativos de este contraste se encuentra en los capítulos XI al XV, en donde se presenta la vida real de los pastores y el asombro de estos mismos ante la epidemia de pastores poético-literarios que ha aparecido en el pueblo y cuyas desgracias amorosas han provocado un suicido. El episodio se salda con el monólogo de la pastora Marcela, supuesta culpable, que resulta en una primera proclama feminista, en la que se afirman dos ítems, primero: la única libertad real es la económica y segundo que las mujeres tienen pleno derecho a decidir cómo desean conducir sus vidas. Queda evidente el feminismo de Cervantes que se confirma en toda su obra.

Catedrática, investigadora y actriz.
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