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- 15/08/2018 02:00
Panamá a 499 años de su fundación: la verdadera definición de ser panameño
Todo comenzó desde aquel 25 de septiembre de 1513 en el golfo de San Miguel (ubicado en la actual provincia de Darién), cuando es descubierto para la Corona Española el Mar del Sur, de la Mano del gran Vasco Núñez de Balboa. Tal hallazgo significaría que automáticamente Panamá asumiría un rol vital dentro del comercio mundial y sería tierra de un inevitable intercambio cultural y étnico que enriquecería desde sus entrañas al istmo.
Por ser el paso más estrecho entre los océanos del continente, debían establecerse dos terminales en ambas costas para procurar una conexión efectiva para el control y administración del emporio comercial que había nacido, es por ello que fueron elegidas: Nombre de Dios en el Atlántico (en un principio) y Panamá en el pacífico, conectadas mediante el Camino Real.
Fue el 15 de agosto de 1519 cuando Pedro Arias Dávila con autorización del Reino de España funda Ciudad de Panamá, en la calidad de gobernador que ostentaba. Nacemos pues en medio de una aldea de pescadores nativos que contaba con apenas un puñado de habitantes. No es sino hasta 1521 cuando se le otorga a Panamá el título de ciudad y el escudo de armas (que se ha seguido utilizando en la actualidad en el municipio de Panamá).
Pizarro, fue inquilino de nuestra noble ciudad en el período mientras se realizaban los preparativos para la conquista del pueblo Inca, fue desde nuestra ciudad donde comenzó el expansionismo español y las exploraciones en el litoral pacífico del continente.
Ciudad donde convergieron una pluralidad de nacionalidades y culturas, donde nuestras actuales tradiciones se fueron formando producto de ese intercambio humano, se fueron adoptando palabras, comidas, formas y estilos de vida de diferentes latitudes del globo, que forjaron nuestro folclore.
Dense cuenta que somos una hermosa mezcla de tradiciones indígenas, europeas, orientales y africanas; ya que somos hijos del mestizaje.
Panameños entonces hemos sido todo aquel ser humano que nace o se establece en esta tierra de oportunidades para trabajarla y amarla.
¿Es entonces menos panameño aquel naturalizado que por elección personal escoge esta tierra como suya, que aquel otro que simplemente y sin pedirlo le tocó nacer aquí?
¿Es acaso más panameño aquel que nace en el territorio panameño y se va de esta tierra a los 18 años para desentenderse del país, que aquel otro ‘extranjero' que llegó desde los 18 años a Panamá y desea establecer su residencia permanente aquí?
Pues parece que para muchos paisanos y por mandato constitucional la respuesta lamentable a estas interrogantes es un Sí rotundo. Veamos, los artículos 9, 10 y 11 de nuestra Carta Magna establecen las tres formas de adquirir la nacionalidad Panameña. Pero establece una discriminación entre los mismos panameños en el sentido que, por ejemplo, los artículos 130, 142, 179, 196, 204 de la citada norma jurídica reserva los cargos de Defensor del Pueblo, Magistrado del Tribunal Electoral, Presidente de la República, Ministros y Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, únicamente a panameños por nacimiento, dejando por fuera a los panameños por disposición constitucional y panameños por naturalización.
Así que además de establecer diferenciación en derechos políticos entre panameños y extranjeros, existe de igual forma una discriminación entre los propios panameños.
En cuanto a los extranjeros residentes existen muchos que aman este suelo y que lo empujan hacia delante, como también existen panameños por nacimiento que odian esta tierra cometiendo actos contra el patrimonio del Estado, aprovechando determinados cargos para su beneficio propio en detrimento de Panamá y muchos otros que delinquen de diferentes maneras.
Hagamos patria, ¿pero, que significa la palabra patria? puede definirse como el vínculo afectivo, histórico o jurídico que liga a una persona con un territorio determinado. Puede ser el lugar de nacimiento, donde vivió, de donde son los ancestros, etc. Es un acervo cultural histórico.
Lo que me lleva a concluir que aquellos panameños y extranjeros que amamos esta tierra y que juntos aportamos cosas positivas somos compatriotas y aquellos extranjeros y panameños que por el contrario practican el ‘juegavivo', NO están haciendo patria. Los actos de corrupción, tráfico de influencias, etc. no te hacen llevar la patria en el corazón.
Espero que el próximo año en el marco de la celebración de medio milenio de fundación nuestro sentimiento de patria sea más fuerte, que nuestras acciones en valores nos encaminen a ello, a prepararnos y a sumar.
QUE VIVA PANAMÁ Y QUE VIVA TODO AQUEL QUE HACE PATRIA.
EL AUTOR ES PANAMEÑO, ABOGADO, DOCENTE UNIVERSITARIO, ANALISTA POLÍTICO.