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- 17/06/2013 02:00
Cincuentenario del 9 de Enero de 1964
Amenos de un año de la conmemoración nacional del Cincuentenario de la Gesta Patriótica del 9 de Enero de 1964, queremos saludar a todos nuestros compatriotas con palabras viejas pero con nuevas esperanzas. Nos parece la más sana evocación histórica las palabras de Octavio Méndez Pereira, el más grande educador de Panamá y uno de los más extraordinarios profetas de nuestro destino, refiriéndose a EE. UU., dijo: ‘Que se lleven su canal, comeremos dignidad...’. ¡Sin embargo, el Canal ya es nuestro hace más de una década!
La oportunidad del Cincuentenario de 9 de Enero, no puede pasar a la ligera en nuestro Panamá; menos en la conciencia de los jóvenes estudiantes, que han sido y son los guardianes de la soberanía de la Patria. Tanto nosotros como EE. UU. tendremos que aprovechar la ocasión para replantear el diálogo histórico; para establecer las líneas de lo que podría ser un compromiso futuro y las bases de una cooperación sin sumisión entre nuestro país y EE. UU.
Lo que sobresale de este hecho histórico fundamental es su valor nacionalista, cívico y moral. Hoy tenemos, como resultado de una larga lucha generacional (1903-1977), los Tratados Torrijos-Carter de 1977, instrumento legal motivado por el heroísmo de los estudiantes institutores y mártires de enero de 1964.
El Cincuentenario de 9 de Enero de 1964 es una cita con la historia panameña y un reencuentro con el destino. Habitamos orgullosos un país en donde la libertad se ejerce como un hábito cotidiano, no solo porque es una definición de nuestro orden político, sino también porque se practica como un método de vida.
En Panamá, hoy como ayer exigimos que se pueda pensar y expresar libremente las opiniones. Que se pueda disentir y protestar; hablar bien del Gobierno y también criticar su actuación. Además, se pueda confiar en la previsibilidad de los acontecimientos políticos, porque tratamos de ser una sociedad estable.
Tenemos muchas limitaciones probablemente y se cometen errores, pero cada vez que se incurre en alguno por el ‘régimen de mando personal’, lo advertimos con determinación y llamamos la atención para que se corrija. Estamos conscientes de nuestras limitaciones, de nuestra proporción de país, pero también de lo que hemos avanzado en el orden de las ideas, de los hábitos de mocráticos y del comportamiento político.
Como nación en desarrollo, Panamá ofrece una perspectiva política además de una oportunidad económica para hacer una tarea constructiva y para establecer la posibilidad de acuerdos nuevos que definan el desarrollo no como aventura egoísta, sino como parte de un conjunto de energías y de fuerzas dispuestas a conquistar el bienestar para el ser humano.
La complejidad de nuestras relaciones con EE. UU., en el orden bilateral, nos obliga a un esfuerzo de reflexión. Este no es un terreno apropiado para los espíritus simplistas y conformistas. Es una ocasión para ejercitar las posibilidades de la imaginación creadora y de la in teligencia política, así como de la capacidad para hacer las cosas, dirigirlas, ordenarlas, organizarlas.
Panamá aspira, como punto esencial de identidad histórica, a la independencia económica. Esto es cierto en todos los países de este Continente, cualesquiera que sean los regímenes políticos o las circunstancias del momento. Tenemos plena conciencia de que no podemos ser excluidos de las decisiones internacionales, ni que tampoco puede existir un equilibrio internacional sano del mundo sin nuestra presencia. Esto lo queremos hacer cada vez en el orden práctico. Porque estamos más conscientes de que en el pasado, muchas veces privó la retórica y ahora se impone la acción coherente y la lucidez del pensamiento.
La cita con el Cincuentenario del 9 de Enero de 1964 es ciertamente un encuentro con el destino, pero también una oportunidad para volver a soñar en las posibilidades de la libertad del hombre y la mujer panameños. Es una ocasión para valorizar la dignidad de nuestro pueblo y respaldar una nueva perspectiva de la oportunidad entre las naciones.
¡La salvación de Panamá vuelve a estar en la esperanza, porque ningún país ni ningún pueblo pueden salvarse sin esta fuerza del espíritu!
MAESTRO DE CIUDADANOS.