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- 25/12/2019 00:00
Arte para no olvidar
La mujer de Lot miró hacia atrás y se convirtió en sal, pese a que le habían recomendado huir del desastre y no volver el rostro hacia lo que dejaba. Esto dice en el Génesis y se vuelve casi en un mito cuando se trata de mirar los grandes acontecimientos históricos y su recuerdo deja visibles huellas en la memoria. Sin embargo, guardar los hechos en la mente también, contribuye a solidificar la conciencia y a alcanzar una identidad nacional.
La última invasión de Estados Unidos a Panamá cumplió treinta años el 20 de diciembre y, no obstante, sus cruentas repercusiones y el alto costo de vidas humanas que tuvo para el país; existen criterios encontrados sobre el verdadero saldo. Hay quienes consideran que fue positivo porque terminó con una etapa política caracterizada por el control de los militares; otros estiman que la agresión fue tan profunda que dejó graves consecuencias no superadas.
La discusión sobre la secuela de circunstancias que vivió la sociedad panameña por la gigantesca intrusión armada no se ha detenido con los años, sin llegar a culminar sobre la percepción que de ella tiene esta nación ístmica. Algunos gestos, monumentos, iniciativas han brindado un carácter conmemorativo y buscan que no se pierda en el olvido las implicaciones reales de la fecha.
El trigésimo aniversario tuvo un avance significativo. Se aprobó unos días antes, una medida normativa mediante la que se decretó el duelo nacional. Por primera vez, el Estado define el carácter; pide a la población acoger una actitud de reflexión sobre ese trance y rescata el perfil requerido.
Dos exposiciones alusivas se han organizado, una en el Museo de Arte Contemporáneo, denominada Una invasión en cuatro tiempos; y la otra tiene lugar en el Centro Cultural de España, Casa del Soldado, la cual consiste en 29 fotografías del corresponsal gráfico español Juan Antonio 'Juantxu' Rodríguez, muerto el 21 de diciembre del 1989 por disparos de un soldado invasor estadounidense.
La primera de las muestras es un compendio creativo de diversas manifestaciones. Se incluyen la obra pictórica y el video de Isabel De Obaldía. Son ocho óleos sobre lienzo y dibujos de la serie ManiObras de 1988 que analizan los momentos previos y el estado de desasosiego de la época. El trabajo Sin salida de Coqui Calderón. Testimonios sobre la invasión recogidos en una cabina de grabación, del colectivo Concolón.
Una instalación multimedia de Ana Elena Tejero. La herida abierta, fotogramas extraídos de video sobre entrevistas a familiares de fallecidos, preparado por la Comisión del 20 de diciembre. Además, una videoinstalación sobre material de imágenes y textos proyectados aleatoriamente de Enrique Castro; en una bandera de Panamá, una instalación con audio. También una fotografía de Sandra Eleta sobre una dama con un fusil.
Es una amplia expresión que desde diferentes ópticas centra su atención en los instantes vividos; a veces desde la perspectiva de las víctimas, de la población y con detalles que en su conjunto dan una visión amplia para comprender lo ocurrido.
En la Casa del Soldado se logra una clara idea de la sensibilidad del fotógrafo Rodríguez con su mirada a diferentes escenarios en el Bronx, en el País Vasco, Madrid tanto con la vida cotidiana, la pobreza, la soledad y su acercamiento a figuras como Jorge Luis Borges, el cineasta Antonio Saura, el escritor Gonzalo Torrente Ballester, el músico Elías Arizcuren, el pintor Eduardo Úrculo.
Un día antes de morir, 'Juanxtsu' fotografió varias escenas en Panamá. Tres de ellas forman parte de la selección exhibida.
El arte en ambos lugares logra documentar una crucial etapa de la vida de los panameños y la descarnada realidad que nos deja una marca indeleble, peor que la mujer de Lot.